Cuando una cañería pierde agua, se arregla. Pero, ¿cuando son decenas de miles de roturas por donde se escapa el líquido? Habría que disponer de decenas de millones de dólares.
Algo así pasa en Sudáfrica, donde muchas viviendas se construyeron con grifos y conexiones baratas que no se ajustaban a los estándares, según Ronnie McKenzie, gerente de la consultora de ingeniería Water Resource Planning & Conservation (WRP, planificación y conservación de recursos hídricos).
Eso fue "una bomba de tiempo" porque no estaban diseñadas para soportar las características de la presión de agua ni los cambios de temperatura de esta zona del sur de África. Pero hay que hacer algo porque este recurso escaso, literalmente, se va por el caño.
Eso fue lo que ocurrió en la localidad de Sebokeng, en la central provincia sudafricana de Gauteng, donde viven 420.000 personas y hay 84.000 conexiones a la red de suministro de agua, indicó McKenzie.
El costo de reacondicionar las viviendas con nuevos aparatos, caños y conexiones hubiera sido de unos 21 millones de dólares, apuntó. Era imposible sellar todas esas fugas, pero sí se podía reducir la presión de agua y así también su derroche.
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WRP instaló válvulas para reducir la presión en la cañería principal de la red de suministro de Sebokeng y así la municipalidad se ahorró cuatro millones de dólares de agua al año, bastante más que los 600.000 dólares que costó construir el sistema de regulación de presión hace cuatro años y medio.
Los municipios gastan bastante agua y carecen de un sistema de gestión adecuado para detectar las pérdidas, pero desde el punto de vista del consumo total del país, es insignificante, remarcó Geraldine Hochman, especialista de la organización no gubernamental Mvula Trust.
"Lo que pasa es que el derroche doméstico es mucho más visible", explicó. Es más fácil ver cómo se pierde agua por las canillas que quedan abiertas en las ciudades que la que se malgasta debido a los ineficientes sistemas de irrigación en el medio rural.
La agricultura es responsable de 64 por ciento del consumo de agua en la cuenca del río Orange-Senqu, un sistema hídrico clave en la región, mientras el de las ciudades corresponde a 23 por ciento del total, incluyendo el uso doméstico y el industrial.
Unos 180.000 litros se pierden al año por redes ilegales de riego en la zona alta del río Vaal, parte de la cuenca del Orange-Senqu, según el Ministerio de Asuntos de Agua.
En junio, la titular de la cartera, Buyelwa Sonjica, se mostró preocupada por la gran cantidad de líquido malgastado por el sector agrícola.
Sonjica explicó las dificultades que existen para controlar el volumen de agua que se extrae de represas y ríos. Además, el Ministerio reveló que las mediciones del suministro y uso de agua en el sector agrícola son malas o inexistentes.
Se están implementando medidas para lograr mayor eficiencia en la agricultura, anunció la portavoz del Ministerio, Linda Page, pero remarcó que todos los sectores deben considerarse igualmente importantes cuando se trata de minimizar las pérdidas.
El agua para consumo doméstico es más costosa que la que se extrae para el riego, y es un sector, además del industrial, en el que se prevé que aumente la demanda, por lo que tiene sentido apuntar a un uso eficiente, indicó Page.
Es urgente gestionar la demanda y conservar el recurso porque, de lo contrario, muchas personas sufrirán las consecuencias en los próximos 20 o 30 años, se puede leer en un portal de Internet dedicado a generar conciencia sobre el Protocolo de Cursos de Agua Compartidos de la Comunidad para el Desarrollo de África Austral (SADC), para la Comisión del río Orange-Senqu.
Los países de la cuenca —Botswana, Lesotho, Namibia y Sudáfrica— deben generar conciencia sobre la finitud del recurso si pretenden lograr un suministro de agua adecuado. Además deben resolver dificultades como tarifas inadecuadas y dificultades para cobrar las facturas, señala el sitio de Internet.
Pero la "gran prioridad" debería estar puesta en frenar el robo de agua de agricultores que carecen de permiso de extracción, según el especialista Anthony Turton, quien explicó que eso afecta el suministro de energía eléctrica de la gigante Eskom y de la petroquímica Sasol.
"Sudáfrica tiene la legislación más avanzada del mundo en la materia, pero hay que respetarla. La respuesta es poner en vigor la norma que ya existe", indicó.
Las soluciones técnicas, como medidores prepagados, deben considerar aspectos sociales e informar a la población sobre las medidas que se toman para lidiar con los problemas de la demanda, según Hochman, de la organización Mvula Trust.
Las innovaciones tecnológicas pueden contribuir a resolver el problema del desperdicio, señaló Hameda Deedat, integrante del comité directivo de la red de organizaciones South African Water Caucus.
Una posibilidad es recuperar el agua de lluvia mediante tanques colocados en el techo de las viviendas de Ciudad del Cabo, propuso Deedat. Eso ya se hace en otros lugares del mundo. "Hay soluciones sustentables", remarcó.