Al aproximarse la temporada de lluvias, y con las aguas servidas derivadas de las letrinas filtrándose aun más en las napas subterráneas, Zimbabwe afronta otro posible brote de cólera.
Justo antes de que comience a llover, Irene Ngubeni está enferma. Ha viajado 170 kilómetros desde su aldea en la occidental provincia de Matebeleland del Norte a la sudoccidental ciudad de Bulawayo para recibir tratamiento luego de tomar agua subterránea contaminada.
Ella cree que los calambres estomacales que padece son consecuencia del agua que bebió del pozo de la aldea.
"En nuestra aldea tenemos un pozo, pero la gente siempre dice que el agua no es potable", señaló Ngubeni, oriunda de Lupane, en Matebeleland del Norte.
"Los aldeanos todavía usan espacios abiertos como letrinas, y existe la posibilidad de que los desechos se hayan abierto paso en el agua que usamos para beber", dijo.
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Pero ésta es una realidad con la que convive diariamente.
Y en esta temporada lluviosa, el país corre el riesgo de experimentar otro brote de cólera, según las agencias humanitarias. El año pasado, las enfermedades originadas en la mala calidad del agua se cobraron unas 4.000 vidas.
Según los expertos, todavía hay millones de personas que viven en el Zimbabwe rural, donde no tienen acceso a agua limpia y que, por lo tanto, están en riesgo de contraer enfermedades originadas en esa contaminación.
Sin embargo, Zimbabwe no está solo en esta situación. El agua subterránea contaminada es un problema que enfrentan muchos países en África austral.
Sólo unos pocos miembros de la Comunidad de Desarrollo de África Austral (SADC) controlan y administran el agua subterránea de manera adecuada, exponiendo a enfermedades a millones de habitantes de las áreas rurales, según los expertos.
Hasta 70 por ciento de la población rural de Zimababwe y 90 por ciento de la de Swazilandia depende del agua subterránea. Pero en ausencia de un control adecuado, la materia fecal de las letrinas, que están demasiado cerca de los pozos, ha contaminado el recurso vital.
En algunas áreas de la SADC, el agua subterránea es la única fuente confiable: 70 por ciento de la población y otro 60 por ciento de las comunidades rurales pobres usan este recurso como principal fuente hídrica.
Sin embargo, los expertos coinciden en que, con adecuados mecanismos de control, puede evitarse la contaminación de las napas freáticas y al mismo tiempo salvar vidas.
Estos informes llegan en momentos en que agencias humanitarias, como la Federación Internacional de la Cruz Roja y la Media Luna Roja, advierten que Zimbabwe afronta otro posible brote de cólera, al aproximarse la estación lluviosa.
El manejo del agua subterránea es crucial si se quiere evitar la contaminación, dijo Barbara Lopi, experta en comunicaciones del Proyecto de Manejo de Aguas Subterráneas y Sequías en la SADC.
"Un ejemplo de esto es Zimbabwe, donde el brote de cólera emanó del agua contaminada de un pozo", señaló Lopi.
"Las poblaciones rurales de toda la región de la SADC construyen sus letrinas cerca de los pozos de agua, lo que ha ayudado a propagar enfermedades como el cólera", dijo Lopi a los participantes en un seminario sobre Manejo Integrado de Recursos Hídricos, realizado en Sudáfrica.
El acceso al agua limpia es un problema que afecta incluso a poblaciones urbanas de toda la región de la SADC, dado que los gobiernos no reemplazan las obras de infraestructura en mal estado.
La explosión de cloacas en las principales ciudades de África hizo que las aguas servidas se filtraran a los suministros hídricos utilizados en los hogares, exponiendo a las poblaciones urbanas a las enfermedades.
El hecho de que muchos países de la SADC no aborden adecuadamente el manejo del agua subterránea puede aumentar el potencial brote de problemas sanitarios, dijo Lopi.
Estas preocupaciones llegan en un momento en que el acceso al agua limpia es un gran problema, mientras algunas agencias humanitarias dicen que muchos países de África subsahariana quedarán muy rezagados en relación al Objetivo de Desarrollo del Milenio que busca brindar agua limpia a todos para el año 2015.
Los Objetivos, que son ocho, fueron definidos en 2000 por la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU). Algunos de ellos son reducir a la mitad la proporción de personas que padecen pobreza y hambre (en relación a 1990), garantizar la educación primaria universal y promover la igualdad de género.
Sylvain Bertrand, de la filial británica de Oxfam, dijo que el agua subterránea es vital para que países de la SADC como Zimbabwe cumplan cualquiera de los Objetivos.
"El alivio de las enfermedades y la pobreza puede vincularse a la provisión de agua limpia a las comunidades", sostuvo.
"Las fuentes hídricas deben protegerse de la contaminación exterior, en particular la materia fecal", agregó Bertrand.
Según el Informe Conjunto 2008 de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), menos de 50 por ciento de los habitantes de al región de la SADC tienen acceso a un saneamiento adecuado, y las comunidades rurales son las más perjudicadas, lo que las vuelve extremadamente vulnerables a enfermedades como el cólera.
A comienzos del próximo año, la SADC creará el Instituto de Manejo del Agua Subterránea como parte de los esfuerzos por responder a los desafíos que presenta este tema en la región.
Mientras, Ngubeni y los habitantes de su aldea tendrán que ser cautos en la protección de su suministro hídrico.
Según ella, actualmente sólo se preocupan cuando alguien se enferma. "Es cuando alguien se queja de dolores estomacales y diarrea que la gente comienza a especular sobre la causa, porque no hervimos el agua", dijo.