En Malawi, uno de cada tres niños y niñas en edad preescolar concurre a un jardín de infancia. El resto sufrirá la falta de estimulación temprana durante toda su escolaridad.
La mayoría de los niños y niñas malauíes ingresan a la escuela a los seis años y algunos incluso más tarde. La educación preescolar suele ser privada y es un lujo que muy pocos pueden darse.
Más de 60 por ciento de la población de este país vive con menos de un dólar al día, según la Organización de las Naciones Unidas (ONU). Los centros de educación preescolar cobran entre 650 y 800 dólares por cuatrimestre.
Sin educación preescolar, la mayoría de los niños y niñas no reciben estimulación temprana, remarcó la ministra de Género, Infancia y Desarrollo Comunitario, Olive Chikankheni.
La educación preescolar es fundamental para el desarrollo de la inteligencia, la personalidad y el comportamiento social de la persona, según el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef). El descuido de los primeros años puede tener consecuencias acumulativas y perdurables.
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"La mayoría de los parvularios están en zonas urbanas y son muy caras", reconoció Chikankheni.
Alrededor de 60 por ciento de la población de Malawi vive en zonas rurales, donde la pobreza está muy extendida.
Los niños y niñas que no reciben educación preescolar tienen dificultades para relacionarse con sus pares y con los maestros cuando comienzan la escuela.
"Les cuesta mucho adaptarse al ambiente escolar porque de repente se ven rodeados de extraños y les cuesta concentrarse en sus estudios", remarcó Chikankheni.
Esos niños van quedando rezagados y no rinden de acuerdo con sus posibilidades el resto de su escolaridad. Uno de cada tres niños y niñas entre dos y cuatro años no recibe educación preescolar, según estadísticas oficiales divulgadas en 2008.
La falta de escolarización de los menores de cinco años es flagrante hasta en las ciudades y en la propia Lilongwe.
Es común ver niños pequeños jugando en la calle en los barrios y localidades más pobres en el horario escolar. Las familias gastan el poco dinero que tienen en alimentos y en cubrir otras necesidades básicas, no en guarderías infantiles.
Janet Galula, quien vive en habitaciones para empleadas domésticas del barrio capitalino de Área 3, es madre soltera de cuatro niños entre dos y nueve años. Ninguno de ellos pudo ir a un jardín de infancia.
Galula vive muy cerca de uno de los centros preescolares más prestigiosos de Linlongwe, pero no puede pagar la cuota, entre 650 y 800 dólares el cuatrimestre.
"Gano menos de eso. Las guarderías son algo que no puedo ni considerar para mis hijos. Están fuera de mi alcance", se lamentó.
En cambio, su prima Mumderanji Kaduya tiene suerte porque trabaja como limpiadora en un parvulario y puede mandar a sus hijos allí sin pagar nada.
"La diferencia entre mis hijos y sus primos es evidente. Los de Mumderanji son muy inteligentes", señaló Galula.
Su hijo de nueve años está en segundo año con su prima de siete, pero no le va tan bien como a ella. "Es porque mi sobrina fue al jardín de infancia. Estaba bien preparada para empezar la primaria y mi hijo no", se lamentó.
La solución al problema de Galula puede estar en los Centros Infantiles Comunitarios, indicó George Jobe, director de comunicaciones del no gubernamental Creative Centre for Community Mobilisation (Centro Creativo para la Movilización de la Comunidad: CRECCOM, por sus siglas en inglés), dedicado a mejorar los estándares educativos.
Los centros infantiles pertenecen a la comunidad y son administrados por voluntarios. El material se fabrica a nivel local para ahorrar costos. Además, los vecinos hacen un fondo común para ofrecer a los niños una comida caliente al día.
Casi la mitad de los 5,9 millones de niños y niñas menores de cinco años de Malawi tienen algún grado desnutrición, según la ONU.
Los Centros Infantiles Comunitarios cubren las necesidades de una gran cantidad de familias que no pueden pagar la educación preescolar de sus hijos, aseguró Jobe. "Se atienden niños a partir de dos años y se los prepara para entrar a la escuela primaria".
CRECCOM hace campaña para que se instalen estos centros en todo el país.
"Hay centros infantiles en casi todos los distritos, pero no en cada poblado. Tiene que haber más si queremos que todos los niños y niñas reciban educación preescolar", remarcó Jobe.