SOCIEDAD-BALCANES: La misión Celestina

Desde que se casó con el serbio Dusan, la ucraniana Ljubov Obradinovic, de 29 años, vive en la aldea de Stitare, unos 100 kilómetros al occidente de Belgrado.

Ellos son una de las 300 parejas que contrajeron matrimonio a través de la organización no gubernamental Village Sill Plate, que busca compañeras para los hombres solos de esta parte de Serbia.

Al principio el idioma era un obstáculo para Ljubov, pero ya lo superó, dijo. Ahora disfruta de "cultivar la tierra, ver el resultado y vivir en un área rodeada por huertos, viñas, colinas y tanta vegetación exuberante", relató.

Serbia tiene una gran cantidad de población soltera. La pobreza que acarrearon las guerras de los años 90 hizo que emigraran más de 300.000 jóvenes. Y luego llegó la transición a la economía de mercado, que hizo que cada vez hubiera más personas solas.

Desde 2000, cuando comenzó la transición, muchos de los jóvenes empezaron a abandonar las aldeas en busca de una vida mejor en ciudades como Belgrado, la norteña Novi Sad o la sudoriental Nis.
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Estadísticas oficiales indican que ahora 674 de las 4.528 aldeas existentes están casi completamente desiertas. Quedan apenas algunas personas, principalmente de más de 65 años.

Y como muchos países europeos, Serbia también experimenta una aguda reducción de la natalidad. De sus 7,5 millones de habitantes, alrededor de 1,3 millones superan los 65 años.

"Las muchachas jóvenes y las mujeres se van de las aldeas porque piensan que en la agricultura no hay futuro", dijo a IPS el sociólogo Stjepan Gredelj.

"Sin embargo, a los hombres jóvenes los presionan sus padres ancianos para que no abandonen la tierra que quieren mantener en la familia. Así que muchos hombres se quedan en las aldeas, pero también se quedan solteros", explicó.

El Buró de Estadísticas dice que en toda Serbia hay casi 260.000 cultivadores solteros de 50 años que no formaron sus propias familiares a causa de esas circunstancias.

"Decidimos ayudar a estos hombres", declaró a IPS el director de Village Sill Plate, Slobodan Nikolic.

"Formar parejas era lo mínimo que podía hacer la organización, pero las muchachas serbias no parecían interesadas. Es por eso que recurrimos a Ucrania y Rusia, y en los últimos años el resultado fue 300 casamientos en esta parte del país", destacó.

Nikolic trabaja principalmente a través de Internet para mantener una tradición del siglo XIX. Esos matrimonios funcionan porque "tenemos raíces similares, compartimos la misma religión (católica ortodoxa), y los idiomas son muy cercanos. Además, las mujeres de estos países no le temen al trabajo duro", dijo.

Pero la religión no parece importar mucho cuando quienes buscan casarse son hombres solteros de cierta edad.

Unas 200 muchachas católicas del norte de Albania se han casado con hombres de familias ortodoxas en aldeas del centro de Serbia, en los alrededores del pequeño pueblo de Ivanjica, unos 130 kilómetros al sur de Belgrado.

Esto comenzó hace tres años, mediante contactos entre Ivanjica y organizaciones de asistencia humanitaria en el septentrional pueblo albanés de Shkodra.

"Teníamos muchachas albanesas sin nadie con quien casarse, y hombres serbios que estaban envejeciendo sin formar una familia", dijo a IPS Vojin Vucicevic, de la organización no gubernamental serbia Stara Raska.

"Ellas procedían de familias grandes de aldeas pobres del norte. Son trabajadoras y están felices de formar una familia. Aprenden serbio rápidamente y se unen a la Iglesia Ortodoxa", agregó.

Las reuniones para formar parejas se organizan principalmente en las tradicionales ferias de verano en Serbia central. Estos acontecimientos señalan el fin de la temporada de cosecha.

Durante décadas, las ferias han sido la ocasión para que los jóvenes se conozcan o para que las familias den el visto bueno a los matrimonios.

A la feria de este año en Ivanjica llegaron de Albania autobuses cargados de mujeres jóvenes con sus familias.

Y ahora la sociedad civil decidió intervenir para unir corazones y hogares.

Pero la soledad no es sólo para los agricultores. Recientes estudios muestran que los serbios se resisten a abandonar el confort de sus casas paternas para casarse y establecer sus propios hogares.

Tener hijos es una decisión que se posterga, si es que se la considera.

Según un estudio difundido el mes pasado por la consultora Gallup, Serbia tiene 1,9 millones de habitantes de entre 20 y 40 años. De ese grupo etario, 47 por ciento todavía están soleteros, y muchos ni siquiera consideran casarse.

Además de la comodidad de vivir con padres en buena situación económica, muchos simplemente no quieren compartir su vida ni sus ingresos.

"Tal comportamiento no deja lugar para esos agridulces compromisos familiares, como las responsabilidades que implican los hijos", señaló la psicóloga Vesna Brzev.

"Muchas de estas personas simplemente tienen extensas jornadas laborales y no tienen oportunidad de conocer gente nueva. Es por eso que se las puede ver en atestados bares o cafés, sentadas en grupos, con mujeres jóvenes en un rincón y hombres jóvenes en el otro", añadió.

"Están a apenas un paso de las posibilidades, pero ¿quién quiere aprovecharlas?", dijo.

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