ALGODÓN-ZIMBABWE: Pequeños productores, uníos

A los zimbabwenses les gusta ser fuertes en números, y esa es la idea detrás de la iniciativa de un grupo no gubernamental para organizar en asociaciones a pequeños productores de algodón.

La Coalición de Zimbabwe sobre Deuda y Desarrollo, que hace campaña por un comercio justo, lanzó el proyecto como una posible solución al problema de la insostenible economía de los algodoneros.

Las asociaciones sirven como plataformas donde los agricultores comparten conocimientos sobre el uso apropiado y eficiente de las tecnologías destinadas a incrementar su producción agrícola. Ayudan a establecer fuertes relaciones de trabajo entre productores e instituciones de suministro, entre la agroindustria y los organismos de préstamo.

Se trata de asociaciones voluntarias, formadas por agricultores de pequeña escala que movilizan sus recursos para la acción colectiva.

Inicialmente, el proyecto, que comenzó en 2005, tenía sólo el objetivo de proveer a los agricultores de información sobre acceso a mercados, pero ahora involucra a una más amplia gama de temas.
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"Estas asociaciones ayudan a los granjeros a negociar y a defender sus derechos para promover el acceso a mercados y a servicios de apoyo, así como para presionar por políticas pro-agrícolas", dijo el director de la Comisión, Dakarayi Matanga.

Además, destacó que su organización también adoptó un enfoque para promover los derechos de las mujeres agricultoras, que usualmente son marginadas en los procesos de toma de decisiones.

"Esto ayudará a que las mujeres marginadas tengan un creciente acceso al mercado y a servicios de apoyo, así como a mercados comerciales más justos para sus materias primas", dijo Matanga.

"Los hombres quieren toman decisiones en nombre de las mujeres y de los jóvenes. Ante esto, las asociaciones de productores garantizan que las mujeres y los jóvenes puedan tener influencia", explicó.

El sector algodonero en este país fue liberalizado en 1994, tras la privatización de la entonces Junta de Mercadeo del Algodón, que se convirtió en la Compañía Algodonera de Zimbabwe.

La liberación significó que nuevos actores se convirtieran en compradores de la producción de los pequeños agricultores. Los cambios fueron desfavorables para estos últimos, que carecen de poder de negociación de los precios.

Los productores afrontan desafíos como la falta de organización y la manipulación de los poderosos actores en el mercado.

Toda esta situación ha incrementado la pobreza en las áreas rurales. En Zimbabwe, el algodón es cultivado predominantemente por los pequeños agricultores, que forman unos 220.000 hogares distribuidos a lo largo del país y responden por 98 por ciento de la producción anual.

Las áreas de Gokwe y Sanyati son las principales productoras de algodón. Las personas allí viven en la pobreza, con poco acceso al agua limpia y a las instalaciones de salud. El algodón es visto como su única salida a la pobreza.

La Coalición sostiene que las asociaciones son útiles para asistir a los agricultores para efectivamente representar sus intereses. "Hay una falta de una voz rural fuerte. La mayoría de los pequeños productores no pueden influenciar las políticas agrícolas para recibir servicios que deberían serles provistos para ser cultivadores exitosos", señaló Matanga.

"No tienen mucho poder de decisión en los precios de los insumos ni del producto. En cambio, los compradores están mejor organizados a través de la Asociación de Compradores de Algodón y Máquinas Desmontadoras", explicó.

"Si bien algunos agricultores, debido a su pobreza, son dependientes de los contratos para obtener insumos, es verdad que esos acuerdos perpetúan su condición", agregó.

El vicepresidente de la Unión Nacional de Agricultores, Garikai Msika, dijo que, a menos que el problema de la producción y la comercialización del algodón sea tratado, el cultivo de ese producto como opción al desarrollo fracasará.

"Esperamos que la ayuda de la sociedad civil sirva para que los granjeros obtengan el valor de sus cosechas", dijo Msika a IPS. "Pero eso no significa que el gobierno no deba hacer nada por los agricultores".

Msika subrayó la necesidad de que el gobierno adopte mejores políticas, como ya han hecho otros países subsaharianos.

Zambia se apresta a aprobar la Ley del Algodón, destinada a salvaguardar a los productores, mientras que en Mozambique es el Ministerio de Agricultura el que fija los precios. En Uganda, una ley protege los intereses de los pequeños cultivadores.

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