AFGANISTÁN: Salud privada no garantiza buen servicio

Rahima pensó que se moría después de la intervención quirúrgica en el abdomen que le realizaron en el hospital privado Shenuzada, en la capital de Afganistán.

Usuarios se quejan de que clínicas y hospitales privados cobran mucho por un servicio de mala calidad. Crédito: Najibullah Musafer/Killid Media
Usuarios se quejan de que clínicas y hospitales privados cobran mucho por un servicio de mala calidad. Crédito: Najibullah Musafer/Killid Media
"Mi madre estaba en coma cuando la llevamos" de nuevo al hospital, relató Janshid, vendedor de flores de Kabul. Pero no por su problema abdominal, sino por la operación realizada en Shenuzada, según su familia.

"La herida se infectó con una bacteria durante la operación. Ahora tiene una pierna paralizada y quizá tengan que amputársela. Necesita muchos tratamientos", relató Janshid.

"No puede caminar", se lamentó el hermano de Rahima, Mohammad Ajamal Baraki. "Está postrada".

Cuando llevó a su hermana al hospital de Shenuzada, estaba muy mal. "Los médicos me dijeron que no era grave y que se recuperaría pronto. Pero no fue así. Después la llevamos a Jamhuriat y de ahí a (la noroccidental ciudad pakistaní de) Peshawar. Ahora no puede mover la pierna".
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Los médicos del hospital de Jamhuriat y de Peshawar informaron a la familia que debido a un coágulo y a la inflamación de una vena, complicaciones derivadas de la operación en Shenuzada, "habrá que amputarle la pierna", relató Baraki.

La mujer de 45 años volvió a su casa del barrio de Kart-e-Parwan, en Kabul, donde se pasa el día en su cama del segundo piso mirando televisión. Su único consuelo es hablar con sus hijos.

El estado de salud actual de la paciente "no se debe a la operación", explicó Sediqullah Dawari, jefe del equipo de cuatro profesionales que operaron a Rahima en Shenuzada, entrevistado para este artículo.

"Debe haber subido mucho de peso y tuvo una trombosis. El coágulo puede bloquear la arteria principal. No es consecuencia de la intervención quirúrgica", subrayó.

Si el coágulo fuera consecuencia de la operación, se hubiera formado una o dos semanas después, explicó Dawari, quien añadió, la familia "busca una excusa, es una conspiración".

No se trata de eso, replicó Baraki, para quien los médicos son responsables del problema que casi le cuesta la vida a Rahima.

Hay 1.677 hospitales públicos en Afganistán y 157 privados, de los cuales 67 están en Kabul. Además hay cientos de laboratorios en todo el país y muchos no están controlados por las autoridades. Los pacientes se quejan de que cobran tarifas exorbitantes por un servicio que está muy por debajo de los estándares mínimos de calidad.

Además de la salud de su madre, Janshid está preocupado por las posibles represalias del director del hospital Shenuzada, Aminullah Jan.

"Me dijo, ‘si entablas una demanda, el médico se defenderá y estarás en problemas’", relató Janshid con voz quebrada. "Me dijeron, ‘tenemos tu firma, no somos responsables’".

Tanto Aminullah Jan como Sediqullah Dawari negaron haber amenazado a la familia.

Los médicos atienden a un paciente para curarlo, señaló Dawari. "Tendrían que haber hablado conmigo", se lamentó, "en vez de divulgar sus problemas por radio y televisión".

"Es terrible que dañen la reputación de un médico de esa forma. En todos los hospitales pueden surgir complicaciones cuando se realizan intervenciones quirúrgicas importantes", añadió.

Rahima fue operada en enero de este año. El costo de la intervención, incluida la estadía de recuperación, fue de 1.118 dólares.

"Con la atención en Kabul y en Pakistán, la familia pagó en total 4.066 dólares", indicó Janshid. "Gastamos y gastamos, pero su salud no mejora".

Gul Agha espera fuera del hospital Shenuzada con un montón de papeles, recetas y radiografías. Se ocupa de los trámites de su madre que está muy enferma.

"No tengo dinero y cada vez que pago una receta, los médicos me dicen que necesita más radiografías. Pero la enfermedad de mi madre parece ser incurable", relató Agha, residente del barrio capitalino de Nangrahar.

"Además, las radiografías son muy caras, unos 10 dólares cada una. ¿De dónde saco dinero?".

"Cuesta mucho", señaló Ikramullah Aminzai, quien salía apurado del hospital. "Un análisis de malaria (paludismo) o de fiebre amarilla cuesta unos 18 dólares. Es un robo".

La gente tiene razón en protestar por el costo de los servicios médicos, reconoció Abdullah Jan, pero hasta cierto punto. El hospital tiene muchos equipos nuevos de alta tecnología, cuyo funcionamiento implica un gasto mayor.

"Si el análisis con un microscopio común sale un dólar, aquí puede llegar a dos", señaló.

Para Servis Khan no se trata de eso. Según él, los administradores del hospital obligan a los pacientes a alquilar habitaciones lujosas, que son mucho más caras.

Las autoridades desmintieron la acusación y replicaron que los pacientes alquilan la habitación que quieren.

* Killid es un grupo afgano de medios independientes asociado a IPS desde 2004.

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