¡Observen, la agricultura de conservación sí rinde! reza un cartel al costado de la transitada carretera que lleva desde esta localidad rural a la capital de Zambia.
¿De qué se trata? La agricultura de conservación busca una producción sostenible y rentable basada en tres principios: una perturbación mínima y una cobertura permanente del suelo —características de la siembra directa—, y la rotación de cultivos.
Considerada una solución a la inseguridad alimentaria y un mecanismo de adaptación al cambio climático apropiado para África, esta práctica agrícola da réditos a sus seguidores, como el campesino Sinoya Phiri.
Los conductores que pasan por el camino cercano a su predio se detienen a preguntarle sobre sus técnicas agrícolas cuando ven la altura de sus maíces. Phiri tiene tierras en el distrito de Kafue, 30 kilómetros al sur de Lusaka, en una zona maicera.
«Les cuento que es una forma de cultivo que me cambió la vida», dijo Phiri a IPS, señalando las dos hectáreas de las que espera obtener este año unos 500 kilogramos de maíz por cada una y duplicar su producción de 2008.
«Hay diferencias en el rendimiento, las mazorcas son más grandes que las que obtuve en el predio cultivado a tractor. Tengo mucho alimento. Ya no compro más harina de maíz».
La mayor productividad le asegura buenos ingresos. Además de mantener a una familia de 10 personas, incluida su madre, una tía, hermanos y hermanas, Phiri pudo comprar una antena satelital y un generador eléctrico.
[related_articles]A pocos metros de su casa, unos 50 cerdos hozan en sus comederos. Phiri cría puercos para completar sus ingresos y utiliza el estiércol como abono.
La agricultura de conservación llegó a Zambia hace más de 10 años. Al menos 180.000 pequeños agricultores aplican sus principios, como la siembra directa, que permite mantener sobre el suelo los rastrojos de la cosecha anterior, con un efecto fertilizante y conservador de la humedad.
Además, se emplean técnicas de bajo costo y semillas tradicionales sin herbicidas o variedades que los toleran.
Phiri tiene datos concretos para probar sus beneficios. En vez de los 180 dólares que le costó alquilar un tractor por dos horas en 2008, este año gastó 45 para preparar la tierra.
El Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo ha promovido la agricultura de conservación aplicándola en pequeñas parcelas a modo de demostración y así logró que se adoptara en este país y en Zimbabwe, según Christian Thiefelder.
Pero todavía quedan obstáculos en África, reconoció. Entre ellos, el control de la maleza, la falta de animales de tiro, el inasequible precio de maquinaria agrícola y herramientas adecuadas y la dificultad para cambiar ciertos modos de pensar.
El arado se convirtió en el símbolo de la agricultura y a muchas personas, incluidos agricultores, investigadores y políticos, les cuesta aceptar que es posible cultivar sin roturar la tierra.
El énfasis en minimizar la perturbación del suelo y en mantener su cobertura permanente, además de conservar el agua, ayuda a que las raíces sean profundas.
[pullquote]1[/pullquote]Así los cultivos son menos vulnerables a las sequías, pues requieren 30 por ciento menos agua.
En condiciones de mucha humedad, la agricultura de conservación favorece la absorción del agua de lluvia en el suelo, minimizando la erosión y el escurrimiento superficial por la pendiente del terreno.
Se requiere de herramientas específicas como el arado cincel, que disminuye al mínimo la perturbación del suelo.
«Con el arado cincel pude empezar a plantar antes y noté diferencias de rendimiento respecto del arado común», aseguró Collins Mwinga, un agricultor de maíz de la zona de Mwachisompola, a unos 70 kilómetros de Lusaka.
«Este año espero producir 97 sacos, 4.850 kilogramos, por hectárea. Con lo que gané con la venta del maíz, compré dos reses y ahora me construyo una nueva casa. Incluso ayudé a dos hijos a pagar la ‘lobola’ (dote) y pago la escuela de mis otros nueve hijos», relató.
El menor laboreo es muy importante para los hogares afectados por el sida, donde la ausencia de padres y madres lleva la responsabilidad de la labranza sobre los menores y los adultos mayores, según la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO).
En las granjas mecanizadas permite disminuir el gasto de combustible en 70 por ciento y la necesidad de maquinaria en 50 por ciento.
Pero no hay consenso sobre los beneficios de la agricultura de conservación.
Hay organizaciones internacionales que la promueven con tanto énfasis que no hay lugar para un debate serio, señaló Ken Giller, profesor de la holandesa Universidad de Wageningen, quien junto a tres colegas publicó el artículo «Agricultura de conservación y pequeños agricultores en África: la visión hereje».
«Los argumentos de sus presuntos beneficios en África proceden de su aplicación generalizada en el continente americano, donde los efectos del arado se reemplazaron por una fuerte dependencia de herbicidas y fertilizantes», señala en el artículo.
Giller y sus colegas arguyen que no se puede asumir de forma automática que la agricultura de conservación será beneficiosa para el sistema agrícola y para el sustento rural sólo porque se registraron beneficios en el terreno.
Un sistema agrícola se basa sobre distintos elementos que interactúan entre sí y está sujeto a varias limitaciones biofísicas, socioeconómicas y culturales.
Los investigadores sostienen que no hay evidencia empírica clara y contundente que respalde el argumento de que la agricultura de conservación aumenta el rendimiento y disminuye los requisitos de labranza y costos de producción.
De hecho, sus conclusiones apuntan a lo contrario, menor rendimiento, aumento del laboreo cuando no se usan herbicidas, tareas adicionales que suelen recaer sobre las mujeres, escasez de mantillo por la menor productividad y la prioridad dada a la alimentación del ganado con los restos de los cultivos.
«Concluimos que urge una evaluación seria sobre cuáles son las condiciones ecológicas y socioeconómicas bajo las cuales la agricultura de conservación conviene a los pequeños agricultores de África subsahariana», recomiendan los especialistas.
Para Giller, sólo es una entre varias opciones para lidiar con la necesidad de aumentar la productividad agrícola en esa región.
Hay escépticos pese a sus sonados beneficios, reconoció Collen Nkatiko, gerente de la Unidad de Agricultura de Conservación del Sindicato Nacional de Agricultores de Zambia, creado en 1995.
«La característica más importante es que la agricultura de conservación debe practicarse a perpetuidad. Demoró 15 años en despegar en Brasil y puede hacerse en África», señaló Peter Aagaard, defensor de la técnica sustentable.
* Este artículo es parte de una serie producida por IPS (Inter Press Service) e IFEJ (siglas en inglés de Federación Internacional de Periodistas Ambientales) para la Alianza de Comunicadores para el Desarrollo Sostenible (http://www.complusalliance.org).