Egipto está en una de las zonas con mayor radiación solar del mundo, pero en vez de aprovecharla para generar energía aún depende en buena medida de los combustibles fósiles.
"Hay mucho potencial sin aprovechar aquí", aseguró Amr Mohsen, presidente y director general de Lotus Solar Technologies, una empresa egipcia especializada en energía solar.
"Hay mucho sol y la región tiene todo lo necesario para producir el kilovatio/hora más barato", añadió.
Egipto se encuentra en el "cinturón solar" de África septentrional, tiene una topografía desértica chata y cielos claros durante gran parte del año.
La concentración anual de los rayos del Sol promedia los 2.300 kilovatios por metro cuadrado en Egipto, alrededor de 130 por ciento de la que hay en Alemania. Pero se usa menos de 10 por ciento de tecnología solar por habitante que en ese país.
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Egipto depende de las escasas reservas de gas y petróleo para cubrir más de 85 por ciento del consumo eléctrico.
Este país pretende que 20 por ciento de la demanda se cubra con fuentes renovables para 2020. Pero en esa proporción, la radiación solar sólo representa dos por ciento, el resto corresponderá a la energía hidroeléctrica y eólica.
Los paneles fotovoltaicos, que producen electricidad a partir de los rayos del Sol, se usan para hacer funcionar dispositivos de bajo consumo como estaciones repetidoras de telecomunicaciones y carteles publicitarios en la vía pública, pero no se ha logrado imponer iniciativas de uso doméstico como los calentadores solares de agua.
En Egipto, esos dispositivos ocupan "entre 400.000 y 500.000 metros cuadrados para una población de 80 millones de habitantes, pero la mitad de las unidades no funcionan", se lamentó Mohsen. "En cambio, en Israel, cubren seis millones de metros cuadrados para seis millones de personas".
La poca aceptación de esos dispositivos obedece a una variedad de factores, explicó el especialista, desde el alto costo de la inversión inicial, el miedo a los riesgos y la renuencia de los habitantes de edificios a compartir la pequeña superficie de la azotea.
"Alrededor de 90 por ciento de las torres residenciales de este país son de cinco pisos o más, con una población muy diversa", apuntó. "El techo se usa sobre todo para colocar antenas parabólicas y de televisión"
Un calentador solar de agua de 360 litros, que cubre el gasto diario de una familia pequeña, ocupa seis metros cuadrados y cuesta unos 1.200 dólares.
"La gente no los compra por el alto costo inicial y no hay incentivos del gobierno", señaló Gamil Nazir, técnico de ventas de Sistema de Energía Solar de Egipto.
La mayoría de los calentadores se instalaron en comunidades construidas a las afueras de las grandes ciudades a raíz de una decisión ministerial de mediados de los año 80 que impuso su obligatoriedad. Se colocaron unas 500.000 unidades, pero se estima que la mayoría no funcionan o están desconectadas, indicó Nazir.
Fue una buena resolución, reconoció Mohsen, pero la mala calidad de los calentadores disuadió a la gente.
El uso industrial de la energía solar sigue siendo uno de sus grandes potenciales sin explotar.
"Más de la mitad del combustible fósil usado en Egipto se destina a calentar agua o generar vapor, precisamente para lo que se usan los dispositivos solares", remarcó Mohsen.
Los calentadores sirven perfectamente para pasteurizar leche, esterilizar botellas y hacer funcionar lavaderos en decenas de miles de fábricas y empresas.
La primera planta de Egipto que reemplazó el gasóleo de las calderas generadoras de vapor por calentadores solares fue un laboratorio farmacéutico que comenzó a operar en 2004. Pero el proyecto experimental, con 2.000 metros cuadrados de paneles reflectantes, se frustró por la pésima ubicación dispuesta por las autoridades.
Las filas de espejos parabólicos se colocaron dentro un complejo industrial militar, donde les llegaban partículas corrosivas emitidas por una de las fábricas.
La caldera solar generó vapor y permitió comprobar la viabilidad del diseño, pese a que no se contempló el delicado revestimiento de los reflectores.
Salvo por algunas instalaciones turísticas en zonas alejadas de este país, las empresas locales se han mostrado reacias a probar la energía solar por problemas de espacio y por el alto costo de la tecnología.
Muchas compañías desconocen los incentivos financieros estatales a la energía solar.
Las fábricas que empleen fuentes de energía limpias pueden aspirar a recibir un subsidio del Centro de Modernización Industrial, ubicado en El Cairo, que asciende a 15 por ciento del costo de reconversión.
También pueden conseguir financiación mediante el Mecanismo de Desarrollo Limpio (MDL) previsto en el Protocolo de Kyoto, firmado en 1997 y en vigor desde 2005, que permite que los países industrializados inviertan en proyectos de reducción de gases de efecto invernadero en el Sur en desarrollo en lugar de reducir emisiones en su territorio.
La disponibilidad de gas y petróleo subsidiado barato hace que las empresas no tengan incentivos para pasarse a la energía solar, explicó Mohsen.
"Con los subsidios, el capital inicial para abandonar el gasóleo se recupera en 10 años y si es gas natural, en seis. Pero si se elimina la subvención a éste último, el plazo se reduce a cuatro años. En ese caso, la gente lo pensaría", añadió.
Egipto está redactando una nueva legislación para regular el sector eléctrico que prevé eliminar los subsidios y, por primera vez, subvencionar las energías renovables. Pero lo que realmente puede marcar la diferencia es reformar las disposiciones municipales que rigen las nuevas construcciones.
"Los permisos de construcción no deben otorgarse si las nuevas edificaciones no prevén calentadores de agua solares en los techos", sostuvo el director de la Agencia de Asuntos Ambientales, Hisham El-Agamawy. "Será un incentivo para que los propietarios y los constructores piensen en verde".
Tras una gran demora comenzó la construcción de una planta de energía termosolar en Kureimat, 95 kilómetros al sur de El Cairo, que generará electricidad mediante dos ciclos termodinámicos coexistentes. La turbina de gas generará 150 megavatios y la caldera solar de vapor, 20.
La poca energía solar empleada no permitirá evaluar la viabilidad comercial del modelo, según algunos críticos, pero permitirá adquirir experiencia para futuras iniciativas.
Por último, Egipto es uno de los candidatos a participar en un proyecto de unos 550.000 millones de dólares para construir plantas termosolares en los desiertos de África septentrional para proveer a Europa de 15 por ciento de su demanda eléctrica para 2020.
Los egipcios comienzan a pensar que, si para los europeos resulta viable generar energía solar térmica en este país y transportarla miles de kilómetros hasta su territorio, el modelo puede llegar a ser útil en el ámbito local.