SUDAN/DARFUR: LA CORTE PENAL INTERNACIONAL DEBE JUZGAR SIN INTERFERENCIAS

Entre 8 y 9 de junio se reunirán en Adis Abeba representantes de estados africanos para “intercambiar opiniones” sobre la Corte Penal Internacional (ICC). Motivada por el procesamiento por parte de la ICC del presidente sudanés, Omar Al Bashir, acusado de crímenes de guerra, la reunión de la capital etíope servirá como plataforma para quienes en África disienten conE el tribunal internacional y tiene por objetivo crear discordia entre quienes lo apoyan.

Algunos líderes africanos sostienen que la ICC está poniendo injustamente como blanco de su acción punitiva a los dirigentes africanos y por lo tanto representa una nueva forma de colonialismo occidental. Según ellos, el procesamiento de Al Bashir por parte de la ICC dificultará la paz en Sudán. Sin embargo, la verdadera finalidad de esta reunión parece ser la de proteger al presidente sudanés, quien ha sido acusado de las peores atrocidades.

Estamos profundamente preocupados por la actual violencia, desplazamiento de personas y represión en Sudán y por lo tanto apoyamos el papel de la Corte Penal Internacional en cuanto a llevar justicia y responsabilidad al pueblo sudanés. Tenemos la esperanza de que el trabajo de la corte ayude a romper los ciclos de violencia y la cultura del silencio en la región sudanesa de Darfur. Nosotros instamos a la comunidad internacional y a todos los vecinos y amigos de Sudán a unirse en el apoyo al papel de la ICC.

Estamos profundamente descorazonados por el rechazo del gobierno sudanés, el 4 de marzo último, a la promulgación del mandato de arresto de la ICC contra el presidente Omar Al Bashir. Al expulsar y/o restringir la actividad de ayuda de las organizaciones no gubernamentales (ONG) humanitarias en la desesperada región de Darfur, el gobierno de Sudán ha dañado ulteriormente a los 4.700.0000 habitantes de esa región, quienes para sobrevivir dependen de la ayuda en alimentos, cuidado médico y agua. Las organizaciones expulsadas son responsables de al menos el 50% de esa ayuda.

La comunidad internacional debe unirse para ayudar a los habitantes de Darfur y a todos los sudaneses a encontrar la justicia y la paz, así como a aumentar radicalmente los esfuerzos para negociar el cese de la violencia en Darfur, involucrando en ellos a los grupos armados y al gobierno sudanés. Las mujeres sudanesas que han estado construyendo sendas hacia la paz a través de sus esfuerzos a favor del diálogo deben estar presentes en la mesa de negociaciones para la paz. Creemos que el progreso en las conversaciones de paz debe ocurrir conjuntamente con el trabajo de la ICC por la justicia.

Después de más de cinco años de horrible violencia e inseguridad, desplazamientos de refugiados y brutal violencia sexual, las personas –y en particular las mujeres- de Darfur merecen mucho más que negociaciones entre los señores de la guerra para perdonarse entre ellos por los daños y abusos perpetrados en primer lugar contra las mujeres, los niños y otros no combatientes. No puede haber una paz verdadera sin justicia y el pueblo de Darfur merece, y ha expresado claramente ese deseo, justicia y responsabilidad.

Estamos convencidos de que la ICC es un vehículo efectivo hacia la obtención de justicia a escala mundial y tiene el potencial para prevenir y reducir las muertes y la devastación producidas por conflictos violentos y abusos de poder. Las víctimas de todas las naciones merecen el acceso a la justicia y el ICC proporciona un foro a quienes no tienen ninguna otra parte a dónde dirigirse para reclamar justicia. Sería una vergüenza que la reunión de Adis Abeba tuviera lugar con el fin de socavar la capacidad de la Corte antes de que ésta se ponga en marcha.

Los verdaderos líderes de este continente no tienen nada que temer de la Corte Penal Internacional. Necesitamos instituciones fuertes, buen ejercicio del poder y la protección de los derechos humanos para abordar los muchos desafíos que enfrentamos en África y en los que la ICC puede jugar un importante papel, si es que se lo dejamos jugar. De modo que cuando los dirigentes africanos se reúnan esta semana esperamos que hagan precisamente ello y dejen que la Corte haga su trabajo. (FIN/COPYRIGHT IPS)

(*) Wangari Maathai, Premio Nobel de la Paz 2004 y cofundadora de la Iniciativa de Mujeres Premio Nobel. Wole Soyinka, Premio Nobel de Literatura 1986. Desmond Tutu, arzobispo y Premio Nobel de la Paz 1984.

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