Al mirar una fotografía satelital nocturna de la Tierra parece que en África hay un gran apagón, sobre todo comparada con la luminosidad de Europa o de Estados Unidos.
Pero el apagón no es tal. Alrededor de 77 por ciento de la población de África subsahariana no tiene electricidad, según especialistas en la materia reunidos este mes para discutir los problemas energéticos del continente africano.
"Un ciudadano estadounidense gasta en promedio 350 veces más electricidad que uno etíope", señaló Claude Mandil, ex director ejecutivo de la Agencia Internacional de Energía, en cuya sede de la capital francesa se realizó la conferencia "Acceso a todo tipo de energía en África: cuáles son las soluciones".
"Esa cifra da una idea de lo profunda que es la brecha", dijo a IPS. "Cuando uno mira la cantidad de kilovatios que usa cada país, el problema se hace evidente".
En la conferencia se subrayaron los obstáculos que la falta de electricidad impone al desarrollo. Además fue una instancia de encuentro entre las organizaciones y personas que tratan de aliviar el problema.
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Una de ellas es la Red Africana de Energías Renovables (Aogreen, por sus siglas en inglés), dedicada a difundir oportunidades de empleo entre jóvenes africanos en el sector energético y a promocionar el desarrollo de fuentes sustentables.
Aogreen colabora con la Asociación para el Desarrollo de Energía en África (ADEA, por sus siglas en inglés), otra organización con sede en París, que trabaja con compañías, gobiernos y especialistas en la búsqueda de soluciones a los problemas energéticos del continente. La conferencia, organizada por ambas instituciones, se realizó el 4 de este mes.
El norte y el sur del continente están bastante bien electrificados. Pero la región subsahariana está mal y podría empeorar si por la crisis financiera internacional las compañías deciden reducir sus inversiones en las naciones en desarrollo, temen organizaciones no gubernamentales y autoridades de algunos gobiernos.
"Es necesario que se comprometan fondos para mejorar la situación, en especial en las zonas rurales", dijo a IPS Cedric DAlmeida, presidente de Aogreen.
Casi 530 millones de africanos no tienen electricidad, según la Organización de las Naciones Unidas (ONU), y en 20 años podrían ser 600 millones. La situación se agrava en zonas rurales, donde el problema afecta a 95 por ciento de la población.
En las comunidades rurales, la falta de electricidad tiene serias consecuencias.
El uso de madera y otro tipo de biomasa para cocinar consume tiempo, causa deforestación y contaminación y genera problemas respiratorios a las poblaciones más pobres. Las mujeres suelen llevarse la peor parte, pues son las que recogen leña y se pasan inclinadas sobre las humeantes cocinas.
El problema energético se agrava en algunas ciudades, según informes presentados en la conferencia. La falta de mantenimiento de instalaciones añejas causa frecuentes y cada vez más prolongados apagones, que afectan la producción y los ingresos nacionales.
Parte de la solución puede ser aprovechar el "enorme potencial" del continente en fuentes renovables de energía, indicaron varios especialistas, como la hidroeléctrica, la solar, la eólica y la geotérmica, que se obtiene del calor del interior de la Tierra.
Alrededor de 15 por ciento de la electricidad de Kenia se produce mediante energía geotérmica. Otros países podrían hacer lo mismo, afirman científicos.
La energía solar y los biocombustibles son la solución para el medio rural africano, en especial si se obtienen de forma sustentable, indicó Christèle Adedjoumon, especialista en logística y ahora presidenta de la Asociación para el Despertar y el Desarrollo de Benin, con sede en París.
Muchas naciones africanas tienen en promedio más de 300 días de sol al año, lo que hace viable la energía solar, indicó. Pero la tecnología requiere grandes inversiones y ahí es donde deben intervenir las agencias internacionales, los países industrializados y las compañías multinacionales.
Adedjoumon y su organización llevan adelante un proyecto en la sudoccidental aldea beninesa de Hon, en el marco del cual se suministra a sus residentes seis horas de electricidad al día con paneles solares.
Fue un cambio total para la aldea, señaló Adedjoumon. Por fin pueden tener una televisión y utilizar teléfonos móviles. Ya no tienen que llevar las baterías a recargar a 20 kilómetros de Hon.
La organización capacitó a las mujeres para que se hicieran cargo de los aparatos y "no tuvieran que dejar a sus hijos para buscar trabajo en otro lugar", explicó.
El costo del proyecto, patrocinado por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) y Barefoot College de India, es de 123.000 euros (poco menos de 172.000 dólares) por 20 años, incluyendo salarios, reparaciones y renovación de baterías.
Barefoot College es una organización creada en 1972 para resolver distintos problemas del medio rural.
"Es absolutamente necesario compartir la misma posición, para que todo el mundo se sienta incluido", remarcó Adedjoumon.
"Hay que capacitar a las mujeres para que puedan instalar y mantener el sistema. El abandono de los paneles solares es un problema en muchas zonas. Un adecuado mantenimiento lo hace sostenible y es una fuente de empleo para los propios africanos. Pero son proyectos que requieren financiación", añadió.
La Unión Europea coopera a través de la Asociación de Energía África-UE para llevar electricidad a la región subsahariana, indicó Jean Lamy, jefe de la oficina de energía y clima del Ministerio de Asuntos Europeos y Extranjeros.
Una importante cantidad de la energía empleada en Europa procede del petróleo refinado en países africanos. Algunos de sus gobiernos tienen acuerdos para destinar la asistencia al desarrollo de fuentes alternativas. Pero todavía resta ponerse de acuerdo sobre las prioridades, indicó Lamy.
"Sin energía, no hay desarrollo ni se puede luchar de forma efectiva contra la pobreza", señaló. "Ya sea un problema de electrificación rural, de infraestructura o de falta de energía en los centros poblados, el desarrollo social y económico se ve perjudicado".