La Asamblea General de la ONU discutió vías para adoptar una acción colectiva más fuerte para terminar con el tráfico de personas, y analizó la necesidad de crear un «plan de acción global» contra esta forma moderna de esclavitud.
"Los esfuerzos nacionales y regionales no son suficientes para enfrentar este problema global", dijo el ministro de Justicia y Derechos Humanos de Ecuador, Néstor Arbito Chica. "Por eso llamamos a la ONU (Organización de las Naciones Unidas) para que tome acciones". El punto inicial del debate fue si el Protocolo para Prevenir, Suprimir y Castigar el Tráfico de Personas, especialmente Mujeres y Niños, aprobado en la meridional ciudad italiana de Palermo en 2000 es suficiente para contener el problema.
"El Protocolo no es una herramienta suficiente para detener el tráfico humano, y más de un tercio de los estados miembros de la ONU no son parte de él", dijo por su parte Valentin Rybakov, asistente del presidente de Belarús. "El Protocolo de Palermo es, si se quiere, una aspirina que ayuda a reducir la fiebre, pero la aspirina no nos puede curar".
La necesidad de un nuevo plan de acción fue subrayada por la mayoría de los oradores y delegados. Estados Unidos, sin embargo, discrepó: "Creemos que la ONU ha está liderando efectivamente la lucha contra el tráfico mundial", dijo su delegación
La representación estadounidense expresó su preocupación de que lanzar un programa de acción global pudiera poner en riesgo los ya limitados medios del foro mundial. En el caso de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC), los "recursos financieros y de personal serían severamente exigidos si fuéramos a adoptar ese plan", señaló.
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"Los esfuerzos tomados a niveles regional y nacional claramente no son suficientes", respondió Rybakov. "Adoptar un plan global de acción no es un fin en sí mismo para nosotros, pero éste es un paso lógico".
La ONU ha aprobado programas completos de acción antes, por ejemplo contra el terrorismo, señaló el director ejecutivo de UNODC, Antonio Maria Costa.
El debate se produjo en el marco de una discusión más amplia el miércoles sobre los múltiples aspectos de este problema global.
"No hay una sola decisión para tomar. Hay un número de atributos a ser debatidos. Éste es un debate en el cual hay otro debate interno sobre si la ONU debe implementar un plan global de acción", dijo Costa.
Entre esos temas estaba la necesidad de una mayor conciencia sobre el actual espectro del problema. Esto es, no sólo su peso, sino sus características.
"Enfrentamos a un delito recientemente reconocido. Necesitamos saber qué es lo que pasa en la mente de los criminales y clientes, por ejemplo, en las mujeres que victimizan a mujeres, incluso mujeres que han sido víctimas", añadió Costa.
Las mujeres han tenido un papel prominente en este delito, según un informe divulgado en febrero por la Iniciativa Global de la ONU para Luchar contra el Tráfico Humano (UNGIFT).
La explotación sexual representa a 79 por ciento del tráfico humano, mientras que el trabajo forzado 18 por ciento. La explotación de las mujeres y la explotación sexual tiende a estar mejor documentada. Los casos de trabajo forzado, de servidumbre doméstica, de robo de órganos y de explotación de niñas y niños son menos informados.
"El Protocolo de Palermo exige a los gobiernos que tomen acciones contra las formas del tráfico humano, así como la explotación sexual y laboral", dijo el director de comunicaciones de la Organización Internacional del Trabajo, Zohreh Tabatabai.
Este potencial enfoque estadístico revela muchos aspectos del problema. El mismo informe, por ejemplo, señala: "Debemos, pero no podemos (por falta de datos), catalogar los diferentes tipos de esclavitud".
Pero las discusiones del miércoles estuvieron más dirigidas a realizar observaciones que conclusiones.
"En 2006, el último año del que se tienen estadísticas, 22.000 víctimas fueron rescatadas, y sabemos que el problema afecta a millones", indicó Costa.
Estimaciones globales del número de personas traficadas anualmente van de 600.000 a cuatro millones, y el rango ha permanecido incambiado en la década pasada, según el subdirector general de la Organización Internacional para las Migraciones, Ndioro Ndiaye.
La mayoría de los oradores y delegados en la ONU pertenecían a países con pobre historial en materia de lucha contra el tráfico de personas.
"Uno de cada tres estados miembros (del foro mundial) no han ratificado el Protocolo de Palermo, y casi la mitad no han procesado a nadie por ese delito, aunque podríamos decir que es un problema de todos", subrayó Costa.
"En el proceso de nuestro informe, descubrimos que muchos países no recolectan información sobre este delito, porque en muchos de estos no es un crimen, debido a que no ratificaron el Protocolo", añadió.