BIODIVERSIDAD: La amenaza de las especies invasoras

Especies invasoras de flora y fauna agravan la pobreza y amenazan la agricultura, la forestación, las reservas pesqueras y los ecosistemas en su avance de un continente a otro, advirtieron expertos este viernes, en ocasión del Día Mundial de la Biodiversidad.

"El sustento de 90 por ciento de la población de África depende directamente de recursos naturales como la biodiversidad de las costas marinas", dijo a IPS Ahmed Djoghlaf, secretario ejecutivo del Convenio sobre la Diversidad Biológica (1992).

"Más de 1.600 millones de personas de todo el mundo dependen directamente de los bosques para su supervivencia", declaró desde Montreal.

La palabra "biodiversidad" no alude sólo a animales peludos y pájaros hermosos. Se refiere a la variedad de la vida sobre la Tierra, que abarca ecosistemas que, a su vez, brindan a la humanidad servicios vitales, entre ellos alimentación y limpieza del agua y el aire.

"La biodiversidad es el bien más precioso de los países pobres", enfatizó Djoghlaf.
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Las especies invasoras —plantas y animales introducidas en áreas ajenas a sus hábitat naturales— figuran entre los principales responsables de la actual crisis de extinciones.

Uno de cada cuatro mamíferos está al borde de la extinción. De las 44.838 especies catalogadas por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), 38 por ciento están desapareciendo. Cada tres horas se extingue una especie.

Al menos 40 por ciento de todas las extinciones de animales son consecuencia de la acción de especies invasoras.

El alcance de esta invasión biológica mundial es asombroso. En Nueva Zelanda se han introducido más de 20.000 variedades vegetales foráneas, que compiten por los recursos con las más de 2.000 especies nativas.

Muchas de las especies extranjeras no pueden sobrevivir fuera de jardines o cultivos, pero al menos 2.000 de ellas se han "naturalizado": compiten con las locales y ya causaron varias extinciones documentadas de flora nativa de Nueva Zelanda que no existen fuera de ese país.

"La escala y velocidad del fenómeno no tiene precedentes en la historia del planeta", dijo Anthony Ricciardi, biólogo experto en especies invasoras de la Universidad McGill de Montreal.

"Una de cada cinco especies silvestres que se encuentran en los bosques canadienses no es autóctona", afirmó.

Pero este intercambio mundial de especies, ¿produce más biodiversidad o, por lo menos, la mantiene igual?

"A escala local, puede parecer que hay más especies, y a veces las hay", reconoció el experto.

Sin embargo, este movimiento masivo reduce la biodiversidad en general. Cuando se introdujo la perca del Nilo (Lates niloticus) en el africano lago Victoria, entre 100 y 150 especies endémicas de peces fueron arrasadas.

Hay muchas instancias similares, pero lo más frecuente es que los invasores no causen directamente las extinciones. Lo hacen indirectamente, compitiendo por los alimentos, el espacio y otros recursos, lo cual, a su vez, reduce al mínimo la cantidad de especies locales.

A continuación, un evento climático, una enfermedad o alguna otra presión causa repentinamente la desaparición de las menguadas especies autóctonas, dijo Ricciardi.

"Cada especie invasora ocasiona un impacto, pero la mayoría queda sin documentar. Ese impacto es insidioso y a menudo sutil", sostuvo.

Inadvertidas, algunas de ellas se propagan en grandes extensiones, se adaptan a las condiciones del nuevo lugar y, años más tarde, se convierten en un gran problema, al quedar en evidencia la degradación o alteración drástica de los ecosistemas a los que se mudaron.

"Las especies invasoras son una forma de contaminación biológica, pero que puede cambiar y adaptarse", señaló Ricciardi.

Las especies locales son vulnerables a las invasoras porque no poseen ninguna experiencia evolutiva que les permita hacerles frente.

Hay muchos ejemplos de gran cantidad de especies en islas devastadas por cabras, gatos y ratas, simplemente porque esas especies nunca vivieron allí hasta que alguien las introdujo. Y ésa es la clave: las invasiones están estrechamente vinculadas al comportamiento humano.

Mantener al margen a todas las especies foráneas es imposible. Pero saber cuáles son potenciales causantes de problemas y evaluar cómo se las pueden cambiar de lugar no lo es.

Ésa es la estrategia de contención de la mayoría de los países, donde a todos quienes cruzan la frontera se les pregunta si llevan plantas, semillas o animales.

Australia, con una larga historia de invasores como conejos y sapos gigantes, insiste en que los visitantes entreguen todos los alimentos frescos, así como animales y plantas.

El cambio climático también facilita el traslado de algunas especies desde sus áreas tradicionales a otras que antes eran demasiado frías.

Aunque el salto inicial del virus del oeste del Nilo desde África septentrional a la ciudad de Nueva York en 1999 no estuvo relacionado con el clima, su continua supervivencia y propagación más hacia el norte, hacia Canadá central, se vio alentada con el aumento de la temperatura invernal.

Ese virus redujo las poblaciones de varias especies de aves y ha matado a decenas de personas.

Las especies invasoras afectan todos los aspectos de la sociedad, igual que la pérdida de biodiversidad, dijo Ricciardi. "Simplemente no conocemos todos los impactos de la pérdida de especies", agregó.

Hay en curso importantes estudios que buscan determinar, precisamente, eso, señaló Djoghlaf.

"En 2010 esperamos difundir un estudio similar al Stern sobre el valor económico de la pérdida de especies", dijo, en referencia al Informe Stern sobre la Economía del Cambio Climático, presentada en 2006.

"La biodiversidad necesita ser vista y comprendida no sólo como un ‘asunto verde’, sino como un importante bien económico que necesita protección", destacó Djoghlaf.

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