Los sudafricanos que compran productos con envoltorios plásticos «biodegradables» a menudo son embaucados por empresas que en realidad procuran beneficiarse económicamente de la conciencia ambiental.
Aunque los plásticos se desintegran en pequeños fragmentos, siguen siendo tóxicos y potencialmente peligrosos para la salud humana.
En un intento por reducir la contaminación y la cantidad de desechos que van a parar a vertederos limitados, este país comenzó a utilizar una nueva forma de plástico que se degrada rápidamente, conocida como oxo-biodegradable.
Pero la falta de regulaciones ambientales permite que el etiquetado pueda ser engañoso, y los consumidores no necesariamente obtienen lo que se les promete. Sudáfrica no tiene un sistema de certificación en práctica que distinga entre plásticos degradables y biodegradables.
Como otros plásticos, el oxo-biodegradable se fabrica a partir del petróleo, con un aditivo químico que desintegra el producto en fragmentos diminutos. Así, estos plásticos no ocupan lugar en los vertederos, pero producen desechos tóxicos que contaminan el ambiente y perjudican la salud humana.
[related_articles]
El gobierno "se apresuró demasiado a permitir a las compañías difundir productos sin ninguna clase de control", lamentó Muna Lakhani, coordinador nacional del Instituto de Cero Desecho, con sede en Durban.
"La cantidad de nuevos productos químicos que salen a la venta cada año, con cero requisitos de evaluación de impacto ambiental, social y sanitario, es de gran preocupación", agregó.
En Sudáfrica no hay un marco regulatorio que obligue a las compañías a realizar evaluaciones sanitarias independientes, por ejemplo. "La legislación tiende a intervenir solamente cuando se hace daño, así que no se aplica el principio precautorio", dijo Lakhani.
El año pasado, la fabricante británica Symphony Environmental Technologies obtuvo un acuerdo para suministrar embalajes plásticos a Panaderías Albany, subsidiaria del gigante sudafricano de los alimentos Tiger Brands.
La firma británica señaló que su envoltorio contiene un compuesto químico adicionado que hace que el plástico se degrade en menos de seis meses, sin dejar atrás ningún fragmento o residuo perjudicial.
Sin embargo, expertos ambientales señalan que esto no es suficiente para que el producto sea calificado de biodegradable.
"Para ser beneficioso para el ambiente, un polímero (plástico) debería desaparecer completamente. En (términos de) biodegradación, esto significa una conversión natural a dióxido de carbono y agua", explicó Bruno de Wilde, gerente de laboratorio en Organic Waste Systems (OWS), firma consultora belga que analiza y certifica la biodegradabilidad de los productos y sus envoltorios.
SIN CERTIFICAR
Otro problema con los plásticos oxo-biodegradables es que sólo pueden reciclarse de modo seguro y exitoso si se los captura en la corriente de reciclaje con pocos días de uso.
"En la recolección de residuos uno no sabe qué edad tienen los plásticos, así que es probable que en el proceso de clasificación mecánica los plásticos oxo-biodegradables puedan terminar en la manufactura de otros productos y continúen degradándose", dijo David Hughes, director ejecutivo de la Federación del Plástico de Sudáfrica.
Hughes ha convencido a pesos pesados de la industria, como Coca-Cola y Woolworths, de evitar el plástico oxo-biodegradable.
"Las empresas recicladoras no quieren tomar productos hechos de plástico oxo-biodegradable. Esto alterará a la industria del reciclaje, que está creando puestos laborales en Sudáfrica", agregó.
Panaderías Albany no es la única compañía en Sudáfrica que intenta apelar a consumidores con conciencia ambiental vendiendo sus embalajes como biodegradables.
Astrapak, uno de los mayores productores de envoltorios de plástico de este país, fabrica bolsas de basura degradable.
Pero expertos en ambiente como De Wilde advierten que los minúsculos fragmentos de plástico en los que se degrada la bolsa pueden ingresar a la cadena alimentaria y plantear riesgos para la salud. La mayoría de los plásticos contienen químicos dañinos, como óxidos de sulfuro y de etileno, que pueden causar problemas respiratorios y reproductivos.
Hasta la fecha, los plásticos oxo-biodegradables no han cumplido con los estándares internacionalmente aceptados para embalajes biodegradables y "compostables" —es decir, que se convierten luego en compost, o abono orgánico—, desintegrándose completamente en los vertederos comunes o industriales.
Para ser certificado como biodegradable, un producto debe ser plenamente analizado y aprobado por organismos internacionalmente reconocidos, como la Organización Internacional para la Estandarización.
Como en Sudáfrica no hay un sistema de certificación, las empresas pueden libremente promocionar sus envoltorios como biodegradables sin tener que demostrarlo.
PODEROSO GRUPO DE PRESIÓN
"En Sudáfrica, el lobby de la industria es poderoso, o nuestro gobierno acepta ciegamente cualquier cosa que, por ejemplo, apruebe la Administración de Drogas y Alimentos de Estados Unidos", explicó Lakhani.
También exigió a los ambientalistas que presionaran al Departamento de Asuntos Ambientales y Turismo, así como al de Salud, para asegurar que las regulaciones ambientales nacionales se ajusten a los estándares internacionales.
"Me gustaría que se estableciera un organismo para erradicar productos y procesos insostenibles e inseguros, incluidos muchos plásticos, y que se le encargara reemplazarlos por alternativas seguras, locales, renovables y que crearan puestos laborales", agregó Lakhani.