Durante su campaña electoral, Barack Obama prometió encargarse de los problemas de la minoría indígena de Estados Unidos y pidió a los líderes aborígenes que confiaran en él. Ahora, éstos esperan que cumpla su promesa cuando asuma la presidencia.
Hasta ahora, Obama ha nombrado a tres figuras políticas indígenas para el equipo que prepara la transición de gobierno.
"Tenemos suerte de contar con esos representantes", dijo Jacqueline Johnson-Pata, directora ejecutiva del Congreso Nacional de Indígenas Estadounidenses, organización sin fines de lucro que representa a más 250 tribus.
A los abogados indígenas Mary Smith, Mary McNeil y Yvette Robideaux se les asignó trabajo en temas de justicia, agricultura y salud, mientras que tres ex abogados del Fondo para los Derechos de los Nativos Estadounidenses, John Echohawk, Keith Harper y Robert Anderson, asesorarán a Obama sobre los cambios propuestos en el Departamento del Interior.
Los indígenas estadounidenses tienen sus propios gobiernos soberanos, que Washington reconoce según la Constitución y bajo obligaciones de un tratado. Sin embargo, como los líderes aborígenes observan, sus comunidades siempre han sufrido la falta de atención durante las transiciones de gobierno y en los primeros años de las pasadas administraciones.
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"Si las designaciones y las grandes decisiones de políticas son demoradas más tiempo, los temas de largo plazo en la Patria Indígena quedarán sin tratar o serán delegados a la próxima administración", señaló Johnson-Pata.
Desde su punto de vista, "cualquier esfuerzo de reforma significativa debe ser planificado durante la transición y concretarse al principio de la administración, si es que se quiere que tenga éxito".
Durante sus esfuerzos para alcanzar nuevos votantes en el pasado verano boreal, Obama realizó una escala en su campaña en la reserva indígena del noroccidental estado de Montana, donde le dijo a una audiencia que, como afroestadounidense, se identificaba con sus luchas.
"Yo sé qué es no siempre haber sido respetado o haber sido ignorado, y sé lo que es luchar, y así es como pienso que muchos de ustedes entienden lo que ha ocurrido aquí en la reserva", dijo Obama.
En su discurso, Obama añadió: "Muchas veces has sido olvidado, de la misma manera en que los afroestadounidenses han sido olvidados u otros grupos en este país han sido olvidados".
Estadísticas muestran que los indígenas, que constituyen alrededor de uno por ciento de los 300 millones de estadounidenses, están entre los sectores más marginados de la sociedad en atención médica, educación y empleo.
En marzo de 2006 y nuevamente en marzo de 2008, un panel de expertos de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) analizó el trato dado por el gobierno federal estadounidense a los indígenas, y descartó que hubiera discriminación racial.
En su informe de 2008, el Comité de la ONU sobre la Eliminación de la Discriminación Racial también instó a Washington a firmar la Declaración sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas, que se ha negado a suscribir a pesar de que lo han hecho la vasta mayoría de los estados miembros del foro mundial.
Activistas defensores de los indígenas dijeron esperar que el gobierno de Obama respalde la declaración, que reconoce los derechos de los pueblos aborígenes en todo el mundo a controlar sus tierras y recursos y a practicar libremente sus religiones y valores tradicionales sin interferencia externa.
En las elecciones presidenciales del 4 de noviembre, una vasta mayoría de indígenas votaron a Obama, según Frank LaMere, de la tribu winnebago del central estado Nebraska y quien lideró la delegación aborigen en la Convención del Partido Demócrata..
"Obama se puso de nuestro lado y ahora es tiempo de que nos pongamos a su lado", dijo en una declaración. "La Patria Indígena ha respondido al mensaje demócrata de cambio", añadió.
"Tenemos muchos que han pasado grandes privaciones porque nuestros líderes nos fallaron. Estas elecciones significan mucho para ellos. Obama entiende esto, pero otros siguen haciendo caso omiso. Déjenos, como pueblo indígena, ayudarlo", indicó.
En Montana, Obama fue adoptado como miembro honorario de la tribu crow, en una ceremonia que activistas indígenas explicaron se reservaba a dignatarios especiales. En la ocasión, se le dio un nuevo nombre: "Águila Negra Obama".
Muchos activistas que trabajan por los derechos de los pueblos indígenas dicen que la administración de Obama debe reexaminar el caso de Leonard Peltier, legendario héroe del Movimiento Indígena Estadounidense y que ha estado tras las rejas por casi cuatro décadas.
Peltier fue detenido luego de un tiroteo entre activistas indígenas y agentes federales en 1975. Unos 60 aborígenes y dos funcionarios del Buró Federal de Inteligencia (FBI) murieron. Peltier insistió en su inocencia, y señaló que su encarcelamiento era un acto de racismo.
Durante los años, varias figuras mundiales, incluyendo al arzobispo sudafricano Desmond Tutu, premio Nobel de la Paz, pidieron la liberación de Peltier, pero resultaron en vano. Según la organización Amnistía Internacional, el activista es un "prisionero de conciencia".
Apenas tres meses antes de las elecciones, Peltier envió una carta a Obama desde su celda, expresando su apoyo. "Su elección como presidente de Estados Unidos, donde los esclavos e indígenas han sido considerados menos que humanos por la ley, sin duda constituirá un momento histórico en las relaciones entre razas", escribió.
Sin embargo, al mismo tiempo, no dudó en alertar a Obama contra el oportunismo. "El simbolismo por sí solo no traerá un cambio. Nuestros jóvenes, tanto negros como indígenas, sufren de la brutalidad policial y de la estigmatización racial", señaló.