Mil puntos de luz alumbran la profundidad de los océanos. Unidos desde hace ocho años por esta red brillante, más de 2.000 científicos de 82 países completarán en 2010 la investigación del Censo de la Vida Marina.
"Ha sido un período extraordinario, de nuevos y excitantes descubrimientos y atemorizantes revelaciones sobre el modo en que cambian los océanos", dijo el biólogo marino canadiense Paul Snelgrove, director del equipo que compila las conclusiones de los 17 proyectos del Censo.
"Nos asombramos al descubrir pequeños crustáceos jamás vistos por los científicos a 500 metros de profundidad, en el golfo de México", dijo Snelgrove a IPS.
El Censo ha documentado que más de 90 por ciento de los mayores predadores marinos —grandes tiburones, atún, pez espada, bacalao y otros— han desaparecido, y que las especies sobrevivientes están en serios problemas.
"También observamos evidencias del cambio climático en variaciones de la distribución de las especies", agregó Snelgrove.
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Igualmente importante ha sido la colaboración de científicos del Norte industrial y del Sur en desarrollo, según el informe 2008 sobre el Censo, presentado esta semana en la Conferencia Mundial de Biodiversidad Marina en Valencia, España.
Antes del Censo, los expertos se concentraban en cuestiones nacionales o regionales. Por lo tanto, los mismos bancos de peces eran contados dos o tres veces, a medida que cruzaban de una jurisdicción marina nacional a otra, por lo que esas poblaciones resultaban sobreestimados.
El trabajo conjunto de científicos de países del Norte y del Sur será uno de los grandes legados del Censo, vital para las investigaciones y el manejo futuro de los océanos, dijo Snelgrove.
"La difusión del primer Censo en 2010 será un hito para la ciencia, un logro de proporciones históricas", afirmó Ian Poiner, presidente del Comité Internacional de Dirección Científica del proyecto y director del Instituto Australiano de Ciencias Marinas.
"La dedicación y la cooperación están permitiendo que el más complejo programa sobre biología marina jamás realizado cumpla su cronograma y alcance sus objetivos. Cuando todo comenzó, muchos observadores no lo creían posible", agregó.
Los científicos conocieron en Valencia el descubrimiento de un nuevo predador, que vive a más de 7.200 metros de profundidad en aguas del estrecho japonés de Ryukyu, al que se creía yermo: una especie de medusa, que "vuela como un barrilete con dos colas".
Entre los mayores esfuerzos de exploración actualmente en curso en el marco del Censo, se encuentran 18 cruceros científicos en el océano Antártico, como parte del Año Polar Internacional.
"Nada de lo que hagan se ha hecho jamás", dijo a IPS Ron O'Dor, experto en calamares que participa en el Censo. Los científicos llegaron a la conclusión de que el ancestro común a todos los pulpos de aguas profundas del mundo aún vive en los mares australes, dijo.
Cuando el Censo fue lanzado en 2000, los científicos sabían que harían muchos descubrimientos. De todos modos, los sorprendió la velocidad con la que se desarrolló nueva tecnología para explorar los océanos.
"Jamás imaginé que tendríamos un barco que nos permitiría ver un langostino a 3.000 metros de profundidad en medio del Atlántico", afirmó O'Dor.
Dispositivos de rastreo en miniatura y redes electrónicas submarinas comienzan a revelar "el panorama global del movimiento de los animales, ya sea girando en remolinos del tamaño de Irlanda o trasladándose 8.000 kilómetros a través de las cuencas oceánicas", agregó.
En 2010, el Censo producirá mapas globales de la riqueza de especies de los océanos. También ofrecerá una completa lista de las especies marinas conocidas, que se ubicarían entre las 230.000 y 250.000, y nuevas estimaciones sobre las que aún están por descubrirse.
Asimismo, habrá páginas de Internet para la gran mayoría de las especies conocidas, compiladas en cooperación con la Enciclopedia de la Vida, al igual que identificadores de ADN de muchas de ellas para facilitar los futuros descubrimientos.
El máximo legado del Censo es haber logrado que muchos hagan nadar su atención e imaginación por los océanos, menos conocidos aún que la superficie de la luna.
El proyecto "ha inspirado a muchos científicos de todo el mundo a realizar este tipo de tarea", dijo Snelgrove.
Esta detallada visión de los océanos también revela la urgente necesidad de cuidarlos mejor. Tanto O'Dor como Snelgrove señalaron que hace falta alguna forma de protección y gobernanza.
Snelgrove intentará sintetizar los 10 años de investigaciones y producir, para 2010, al menos tres libros: un estudio sobre la vida marina, otro con capítulos dedicados a cada grupo de trabajo y un tercero dedicado a la biodiversidad.
Uno de los proyectos más fascinantes del Censo es la reconstrucción histórica de los océanos en el pasado reciente —unos 500 años— y una proyección de cómo podrían ser en el futuro. "Eso será una labor clave, quizás la más importante", afirmó Snelgrove.