El «sueño americano» de superación económica y social parece haber migrado de su lugar de nacimiento, Estados Unidos, al norte de Europa, según un nuevo estudio de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE).
De sus 30 estados miembros, la mayoría de los cuales también integran la Unión Europea, Estados Unidos muestra la mayor brecha entre sus habitantes ricos y pobres después de México y Turquía, según el informe "¿Creciendo en forma desigual?", presentado el martes en las oficinas de la OCDE en París.
Esta brecha creció particularmente en Estados Unidos desde 2000, esto es, bajo la administración del presidente George W. Bush, según el estudio, que concluyó que la brecha entre la clase media y la alta estadounidense creció 10 por ciento.
El aumento de esta desigualdad tiene gran impacto en la movilidad social, según el secretario general de la OCDE, Angel Gurría, quien sostuvo que el informe demostraba la falsedad de la idea de que la desigualdad estimula a los pobres.
"La movilidad social es lenta en un país con alta desigualdad, como Italia, Gran Bretaña y Estados Unidos. Pero es mucho más rápida en los países nórdicos, en los que los ingresos son distribuidos de manera más uniforme", dijo a periodistas.
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"Esto significa que, en las naciones con más inequidad, los hijos de los lavadores de platos tienen más posibilidades de ser lavadores de platos, y los hijos de los millonarios pueden presumir que también será ricos", dijo, añadiendo que los gobiernos podían hacer mucho para promover la movilidad, particularmente a través de políticas impositivas progresistas, más gasto social, creación de empleos y más inversiones en educación.
El nuevo informe —según el cual la desigualdad en la mayoría de los países de la OCDE, no sólo en Estados Unidos, ha crecido notoriamente durante las dos últimas décadas— llega en un contexto clave, debido la actual crisis financiera y su impacto en las elecciones presidenciales de noviembre.
La crisis motivó críticas sin precedentes en todo el planeta al modelo económico de libre mercado, que organismos con sede en Washington, como el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional, han promovido con vigor desde los años 80.
Ese modelo, conocido como el "Consenso de Washington", sostiene que una mayor confianza en los mercados y una menor intervención del gobierno favorecen el crecimiento económico y generan mayores ingresos para la clase media y los pobres.
La actual crisis, sin embargo, ha puesto en cuestión ese modelo, incluso en Estados Unidos, donde los miembros del opositor Partido Demócrata piden grandes cambios en las políticas económicas para comenzar a cerrar la brecha entre ricos y pobres.
Esos cambios, incluyendo mayores impuestos sobre la riqueza, más inversiones en educación, servicios públicos, creación de empleos, y lucha contra la pobreza infantil, particularmente, son los citados en el estudio de la OCDE entre los más efectivos.
"Este informe encaja en cierto discurso demócrata de reconocer que las desigualdades son un problema serio y que son generadas en el mercado laboral", dijo John Schmitt, analista del Centro para Investigación Económica y de Políticas. "La OCDE reconoce que Estados Unidos tiene un pobre desempeño en movilidad social, y creo que eso sorprende a muchos estadounidenses".
El informe concluyó que Estados Unidos no es el único que ha mostrado desigualdades sociales entre los países ricos en las últimas dos décadas. En tres de cada cuatro países de la OCDE estudiados, las inequidades crecieron entre los más ricos y los más pobres.
Francia, donde el gobierno ha asumido un papel particularmente agresivo en la economía, experimentó una disminución en la brecha, mientras que en Gran Bretaña, donde la desigualdad aumentó durante la administración de la primera ministra Margaret Thatcher (1979-1990), la brecha se redujo en las últimas dos décadas más que en ningún otro país.
La más grande desigualdad constatada en los países de la OCDE se encontró en México, donde los hogares más ricos tenían 25 veces más de ingresos que los más pobres. En Turquía, la diferencia era de 17 a uno, y en Estados Unidos de 16 a uno.
El promedio de desigualdad para todas las 30 naciones de la OCDE en 2005 era de nueve a uno. La menor brecha se encontró en Suecia y Dinamarca, de menos de cinco a uno.
Después de México y Turquía, Estados Unidos también tuvo la más alta tasa de pobreza entre las naciones de la OCDE, según el informe, que define hogar pobre al que tiene un ingreso inferior al promedio nacional.
La tasa de pobreza en los 30 países de la OCDE fue de menos de 10 por ciento en 2005. México tuvo el más alto, con más de 20 por ciento, seguido por Turquía y Estados Unidos, con 17 por ciento. Las tasas de pobreza más bajas se detectaron en Suecia, República Checa,