«El saneamiento puede tener la clave del éxito o del fracaso de los Objetivos del Milenio. Es realmente una bomba de tiempo en términos de salud y ambiente», dijo el profesor Damas Mashauri a los participantes de un seminario en Sudáfrica sobre agua y desarrollo sostenible.
El agua es una necesidad básica, pero más de 1.000 millones de personas en todo el mundo carecen de un acceso adecuado a ella.
Los Objetivos de Desarrollo de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) para el Milenio, definidos en 2000 por la Asamblea General, incluyen reducir a la mitad la proporción de personas que padecen pobreza y hambre (respecto de 1990), garantizar la educación primaria universal, promover la igualdad de género, reducir la mortalidad infantil y la materna.
Además, combatir el sida (síndrome de inmunodeficiencia adquirida), la malaria y otras enfermedades, asegurar la sustentabilidad ambiental y fomentar una asociación mundial para el desarrollo, todo esto con 2015 como fecha límite.
Pero la falta de agua potable "no es el único problema. Las personas no pueden acceder a saneamiento básico", dijo Mashauri, de la Universidad de Der es Salaam. "Algunos de los hechos sobre el acceso a varias formas de saneamiento en África subsahariana causan mucho miedo".
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Según Mashauri, 35 por ciento de los africanos no tienen saneamiento de ninguna clase, 33 por ciento carecen de acceso a un retrete (ni en su casa ni en otro lugar cercano), y apenas ocho por ciento tienen acceso a retretes conectados a saneamiento.
El profesor dio un discurso en la novena edición de un simposio sobre agua organizado en Johannesburgo en forma conjunta por la organización WaterNet, el Fondo para la Investigación del Agua en Sudáfrica, la Asociación Global sobre el Agua de África Austral (GWP-SA) y la Comunidad para el Desarrollo de África Austral.
El simposio, cuyo tema principal este año fue "Agua y desarrollo sostenible para la mejora de la subsistencia", reúne a delegados de todo el sur y este del continente africano.
Reginald Tekateka, presidente regional de la GWP-SA, explicó que el propósito del simposio era promover la interacción entre líderes políticos, académicos, médicos y todos los involucrados en el sector, así como representantes de las zonas más necesitadas. "El simposio hace énfasis en la integración del conocimiento", indicó.
Mashauri hizo una reseña de la historia de las políticas de desarrollo del agua, comenzando con una reunión en Argentina en 1977, en la que se declaró a los años 80 la Década Internacional de Suministro de Agua y Saneamiento.
Pero, en referencia al tema de la conferencia, sugirió que aún quedaba mucho por hacer.
"Mirando atrás en el túnel del tiempo de la ONU, las conferencias realizadas jugaron un papel importante en la política global. Esto comenzó en Argentina en 1977. En 1992, se concibieron los Principios de Dublín. Pero todavía no hay evidencia en el terreno de una mejora de las subsistencias", explicó Mashauri a los delegados.
Redactados en vísperas de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Ambiente y Desarrollo de Río de Janeiro en 1992, los Principios de Dublín eran un llamado a un enfoque participativo del desarrollo y de la administración de los recursos hídricos.
El agua, señalaban, es un recurso finito y vulnerable, esencial para la vida y el ambiente. Además, indicaban que las mujeres debían jugar un papel central en su provisión, administración y protección.
El desafío, dijo Mashauri, es una mayor inversión en el sector del saneamiento. "Necesitamos financiamiento en la infraestructura del agua y en el saneamiento, así como en la conservación y la distribución equitativa del agua", afirmó.