Empresarias de Sudáfrica recibieron con cauto beneplácito la firma de un documento en la Comunidad de Desarrollo de África Austral (SADC) que busca garantizar la igualdad de género en la política, los negocios y el comercio.
El Protocolo sobre Género y Desarrollo, firmado a fines de agosto en Johannesburgo por jefes de Estado de África austral, se propone asegurar los mismos derechos para mujeres y hombres en una amplia gama de asuntos, entre ellos gobernanza, educación, producción, salud, construcción de la paz y resolución de conflictos.
También aspira a garantizar que las mujeres tengan un acceso equitativo a la tierra y participen de modo igualitario en el comercio y en las empresas, lo que incluye el acceso a oportunidades de compras estatales.
"Esperamos que, como los asuntos de género estuvieron perfilados en un foro tan importante y fueron sellados por importantes actores, el Protocolo se traduzca en una diferencia real para las mujeres", dijo Yvette Montalbano, presidenta de la Asociación de Empresarias de Sudáfrica (BWASA).
Como la mayoría de los pobres, los desempleados y los desposeídos de África austral son mujeres, la firma del Protocolo fue descrita por expertos en género como una medida oportuna y clave para igualar las oportunidades en la región.
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Un informe especial realizado en 2005 por el estatal Departamento para el Comercio y la Industria (DTI) y la Red Sudafricana de Mujeres Empresarias reveló que 42 por ciento de las mujeres de este país ganan apenas entre 0,13 y 95 dólares al mes, porque tienen ocupaciones de nivel inferior respecto de los hombres.
Por otra parte, un estudio de la Comisión Sudafricana sobre Igualdad de Género concluyó que 80 por ciento de las mujeres empleadas trabajan como mano de obra semi-calificada, mientras que 20 por ciento se estancaron como ejecutivas intermedias.
"Es tiempo de actuar. Sudáfrica todavía no tiene suficientes mujeres como dueñas de negocios. Las empresarias continúan siendo vistas como un riesgo y son discriminadas ", dijo Nditsheni Maanda, gerenta de capacitación y medios en el Instituto Nisaa para el Desarrollo de las Mujeres.
En Sudáfrica, los hombres tienen casi el doble de probabilidades de ser empresarios que las mujeres, según el estudio de DTI. El mayor obstáculo para éstas sigue siendo el acceso equitativo al capital.
"Las mujeres todavía tienen una época mucho más difícil que los hombres para obtener financiamiento para sus negocios. El acceso al capital es, en gran medida, el mayor escollo, aunque las estadísticas muestran que las mujeres en realidad plantean un riesgo menor (que los hombres) porque pagan sus deudas de modo más consistente", explicó Maanda.
Pero muchas mujeres que intentan iniciar una empresa encuentran el primer obstáculo en la obtención de financiamiento, y tienen que o bien apelar a sus ahorros personales para crear sus empresas o bien decirle adiós a su sueño.
Las pocas mujeres sudafricanas que se las arreglan para superar el obstáculo financiero continúan enfrentando muchos desafíos. Una vez que están en el negocio, tienen que luchar contra la persistente desigualdad y discriminación cuando intentan competir con los hombres.
Aparte del acceso al capital, las mujeres necesitan habilidades avanzadas en materia técnica y administrativa, así como protección legal para beneficiarse de los objetivos de igualdad y el aumento de oportunidades que el Protocolo puede traer cuando sea implementado. También se necesita más reconocimiento del rol dual que juegan las mujeres en sus hogares y lugares de trabajo.
"Necesitamos alentar a las mujeres a ser independientes, y para lograr esto es vital que tengan un mejor acceso a la educación. Así que el objetivo de educación es básicamente la piedra fundamental del Protocolo, la clave para el empoderamiento de las mujeres", señaló Maanda.
Los 23 objetivos del Protocolo son el resultado de un proceso que comenzó con la Declaración sobre Género y Desarrollo de la SADC, en 2005, y su apéndice sobre Prevención y Erradicación de la Violencia de Género.
"Hasta ahora, la transformación ha sido demasiado lenta, pero tenemos muchas esperanzas de que la implementación del Protocolo se traduzca en cambios operativos para las empresarias", dijo Montalbano.
Por ahora, organizaciones como BWASA muestran cauto optimismo. El Protocolo aún debe ser ratificado por dos tercios de los estados miembro de la SADC para entrar en vigor.
Maanda subrayó que para lograr cambios es clave una implementación veloz y efectiva del Protocolo.
"El Protocolo no debe ser apenas un pedazo de papel. Si se lo pone en práctica de modo adecuado, elevará y empoderará a muchas mujeres en la región", sostuvo.
"Pero necesitamos comenzar a implementarlo ya si queremos cumplir con los objetivos para 2015", agregó.
Maanda aludió a los Objetivos de Desarrollo de la Organización de las Naciones Unidas para el Milenio.
Un factor clave para la implementación exitosa es la estrecha colaboración entre departamentos del gobierno y organizaciones de la sociedad civil, dijo Maanda.
"A menudo fracasamos en lo relativo a la implementación de políticas porque el gobierno y la sociedad civil están divididos y no cooperan", expresó.
Además, los gobiernos necesitan establecer marcos temporales específicos para cumplir los objetivos planteados en el Protocolo, seguidos por un control y una evaluación efectivos, dijo.
"Todas tenemos que tomar el asunto en nuestras manos si queremos que suceda", sostuvo.