Pasados siete años, las consecuencias de los atentados en Nueva York y en Washington todavía se hacen sentir con especial rigor entre los refugiados y desplazados, mirados con desconfianza por los servicios de seguridad de los países del Norte.
Este es uno de los mensajes centrales del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur), Antonio Guterres, al marcar el inicio en la víspera en Lisboa de un proyecto piloto de cooperación con empresas privadas, asociaciones y fundaciones que se unirán para ayudar a los más carenciados del planeta.
Guterres, ingeniero civil de 59 años, fue primer ministro de Portugal entre 1995 y 2002 y posteriormente presidente de la Internacional Socialista hasta junio de 2005, cuando asumió el cargo de Acnur en sustitución del holandés Ruud Lubbers.
"Es evidente que, si un terrorista entra a un país para colocar una bomba, no lo hará como refugiado, sino que empleará otros métodos más profesionales, mucho más sofisticados", apuntó.
Calificó la época actual como "el siglo del pueblo en movimiento, en que las tras grandes preocupaciones de los países industrializados se centran en la seguridad, tanto respecto del terrorismo como ante las alteraciones climáticas y ante las migraciones", sentenció. Las personas que optan por emigrar, lo hacen "no sólo porque escogieron hacerlo en busca de una vida mejor, sino porque muchas de ellas no tienen otra alternativa" en un tiempo que definió como "particularmente doloroso", al existir un aumento de los flujos de refugiados desde el inicio de este siglo.
En este sentido, aplaudió la iniciativa portuguesa, "de enorme valor" y que espera "pueda tener réplicas" en todo el mundo, porque refleja "un asumir de responsabilidades de la sociedad civil, en momentos en que los Estados no pueden o no quieren hacerlo".
El proyecto denominado Helpin, que cuenta con 22 empresas privadas, asociaciones y fundaciones nacionales, fue calificado por Guterres de "iniciativa pionera en el mundo", que se sumará para ayudar a los 11,4 millones de refugiados y a los 27 millones de desplazados en sus propios países.
La iniciativa es "un gesto de solidaridad que sin objetivos políticos, traduce una responsabilidad social de quienes la componen", comentó.
Añadió que existe una gran preocupación acerca de los desplazados de sus hogares en sus propios países, a causa de guerras civiles, persecuciones políticas y desastres naturales, que no cuentan con cobertura jurídica debido a que sus gobiernos "no son parte de la solución del problema, sino que ellos mismos son el problema".
Mencionó a este respecto los casos de Darfur, en Sudán, y de Birmania, donde ambos gobiernos dictatoriales persiguen a las poblaciones y niegan acciones internacionales para aliviar el drama de los desplazados.
Los primeros destinos de los fondos que recolecte Helpin en los próximos tres años serán destinados a África, a los refugiados con mayores carencias alimentarias y nutricionales de Eritrea, Kenia y Yibuti.
La primera promesa concreta a Acnur partió del anfitrión del encuentro, Rui Vilar, presidente de la Fundación Calouste Gulbenkian, quien desde la tribuna que compartió con Guterres comprometió una ayuda de 145 millones de dólares anuales hasta 2011.
Guterres puntualizó que Helpin intentará "dar respuesta a esta dramática situación en que se encuentran miles de refugiados hace muchos años, dependiendo exclusivamente de la ayuda alimentaria, con graves anemias, en especial en el caso de los niños y niñas, por falta de vegetales y sales minerales".
Acerca del debate sobre el movimiento migratorio mundial en aumento, subrayó que en muchos países del Norte industrial este ciclo está muchas veces asociado al terrorismo y la delincuencia, deplorando que el debate frecuentemente se realiza en términos "populistas e irracionales, marcado por una gran falta de información".
La Unión Europea (EU) "no tiene condiciones demográficas para garantizar su crecimiento económico, razón por la cual en las próximas décadas va a necesitar de más inmigrantes", aseveró.
Ante la falta de medidas de integración y de un debate más serio sobre este tema, aparecen "las multinacionales del crimen, que corrompen y se enriquecen y que no son combatidas con eficacia".
Criticó la falta de conciencia de la comunidad internacional ante la situación de millones de personas en África, "donde muchas crisis humanitarias son simplemente ignoradas"
A modo de ejemplo, dijo compartir la situación de los refugiados y desplazados en el Cáucaso y calificó de "muy positiva" la gran solidaridad internacional que ha desplegado, pero lamentó que la opinión pública no manifieste el mismo nivel de sensibilidad respecto a otras "situaciones bastante más graves en África".
Recordó que, respecto de la cifra oficial de 11,4 millones de refugiados por razones políticas o de conflicto, "existen instrumentos legales internacionales, instituciones como la nuestra y un conjunto de formas de apoyo y de responsabilidades asumidas por los Estados, que permiten ayudarles".
Empero, "en relación a muchos que se desplazan, obligados a salir de sus países sin cobertura jurídica, no existen mecanismos en la comunidad internacional, que verdaderamente les puedan apoyar con un mínimo de seguridad, respetan su dignidad y sus derechos", acotó.
Aquí reside "la importancia de redes de solidariedad como Helpin", porque en verdad, Acnur no sólo se ocupa de los 11,4 millones que arrojan lo números oficiales, sino que apoya actualmente a 33 millones de refugiados, dijo a IPS la directora del Comité Portugués para los Refugiados (CPR), María Teresa Tito de Morais.
Estimó que la iniciativa "tendrá un impacto muy positivo en el resto del mundo" y admitió que se inició aquí como "proyecto piloto", debido "al gran ascendiente con que cuenta Guterres ante la ciudadanía y las instituciones lusas".
Este proyecto "indudablemente contribuirá positivamente para la causa de los refugiados y desplazados", añadió.
"La sociedad civil, la responsabilidad social de las empresas y las fundaciones, tendrán una voz articulada y, a la vez, ofrecerán apoyos pecuniarios importantes para ayudar a mitigar este grave problema humanitario, especialmente en África, pero también en Asia y que comienza a expandirse por todo el mundo", precisó la activista.
Tito de Morais ve con optimismo, "este despertar del mundo empresarial para las cuestiones humanitarias" y en este sentido, "Portugal tendrá una voz activa, dando este ejemplo al resto del mundo, que podría resultar en una maciza ayuda para atenuar el sufrimiento humano".