Un innovador proyecto sudafricano de conservación de la naturaleza, que combina protección de la biodiversidad y alivio de la pobreza, afronta la resistencia de ricos propietarios de lujosos inmuebles vecinos.
La iniciativa "Working 4 Ecosystems", lanzada por la municipalidad de eThekwini el 12 de agosto de 2007, capacitó a residentes de los alrededores para restaurar espacios verdes en y alrededor del parque Giba Gorge, unos 25 kilómetros al norte de Durban, en la oriental provincia de KwaZulu-Natal.
Se trata de un proyecto pionero, pues aspira a equilibrar las necesidades sociales, la sustentabilidad ambiental y, finalmente, la economía, al aumentar el flujo turístico a la zona.
El mes próximo quedará determinado el futuro del plan. La ciudadanía del área votará para decidir si Giba Gorge será o no rezonificada como Área de Categoría Especial, "verde", con impuestos adicionales que se invertirán en mejoras ambientales.
Pero lo que la municipalidad no anticipó fue el escepticismo de algunos residentes adinerados cuyas costosas propiedades limitan con Giba Gorge.
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El área está enmarcada por dos comunidades que contrastan entre sí: los ricos terratenientes particulares de Winston Park, por un lado, y, por el otro, los habitantes de los distritos de Tshelimnyama y Dassenhoek, donde cunden la pobreza y el desempleo.
En los últimos tiempos, los impuestos municipales aumentaron en toda Sudáfrica. Los habitantes de Winston Park son reticentes a aceptar otro incremento, aunque sea mínimo, de unos cinco dólares mensuales.
Las propiedades en Winston Park valen varios cientos de miles de dólares. Además, la municipalidad subsidiará el proyecto de biodiversidad con 18.500 dólares al año.
A cambio del pago del dinero adicional, "los residentes obtendrán una reserva natural hermosamente conservada, en la que podrán caminar y ejercitarse de modo seguro", dijo Richard Boon, gerente de planificación de biodiversidad en el departamento de manejo ambiental de la municipalidad de eThekwini.
El año pasado se realizaron varias reuniones públicas para conocer la opinión de las tres comunidades que viven en zonas linderas, lo que desató álgidas discusiones.
Aunque la mayoría de los ricos del lugar apoyan, en general, los esfuerzos de conservación, también dicen que, aparte del aumento impositivo, les preocupan los limitados derechos de desarrollo y las compensaciones.
Algunas propiedades privadas se topan directamente con el parque, y "si el área va a ser rezonificada, se le restringirá a los propietarios el derechos de desarrollo de su tierra. Esto ha causado ansiedad. La mayoría de los residentes parecen estar apoyando, pero la prueba estará en el voto", explicó Boon.
Un residente de Winston Park, Mike Lorenz, defiende los esfuerzos de rezonificación. "En años recientes, muchos nuevos edificios de viviendas destruyeron humedales y tierras forestadas. Nos mudamos aquí por el aspecto rural del área, y haremos todo lo posible por mantenerla de ese modo", dijo.
Lorenz cree que el proyecto no sólo preservará a Giba Gorge, sino que también mejorará la seguridad en el área, debido a las oportunidades de empleo que crea, y que también apuntan a reducir la pobreza.
El parque "se convertirá en un área buscada. Estoy feliz de pagar dinero extra para hacer que esto ocurra", opinó.
Sin embargo, otros habitantes no están dispuestos a poner la conservación de la naturaleza por delante de sus intereses personales.
"Algunos están en contra del proyecto porque ya no podrán vender parte de su tierra o subdividirla. Otros no quieren contribuir con el nuevo programa impositivo", señaló Lorenz.
Ninguno de los residentes que se oponen al proyecto de biodiversidad de Giba Gorge se mostró dispuesto a hablar con IPS sobre sus preocupaciones.
En el último año y medio, dinero y esfuerzos considerables se han invertido en la conservación del área.
El Departamento de Asuntos Ambientales y Turismo destinó 435.000 dólares a la municipalidad de eThekwini para lanzar el proyecto "Working 4 Ecosystems", implementado por la Sociedad de Naturaleza y Ambiente de Sudáfrica (Wessa, por sus siglas en inglés).
Esta entidad capacitó a 70 personas de Tshelimnyama y Dassenhoek en conservación de la naturaleza, incluyendo administración de reservas, eliminación de plantas invasoras, iniciativas antisaqueos, uso de herbicidas, manejo de incendios, patrullaje del área, primeros auxilios y también desarrollo y mantenimiento de senderos.
Giba Gorge es significativo para los fines de conservación por su gran cantidad de raras especies vegetales y animales.
Algunos de los entrenados fueron luego empleados como guardaparques y guías turísticos. La municipalidad espera que crear oportunidades de empleo sostenible también reduzca la delincuencia en el área. Caminar por allí no ha sido seguro en los últimos años, debido a la gran cantidad de delitos, el tendido de trampas y los grupos de caza.
"Aunque la reserva casi no se usaba por las preocupaciones de seguridad, ahora es muy segura", dijo la gerenta de proyecto de Wessa, Sudira Sing. Ella cree que esto fue posible en buena medida porque el proyecto combinó planificación de biodiversidad con preocupaciones sociales.
"El aspecto social del proyecto ha sido importante, porque crea sustentabilidad a través de la capacitación en habilidades y el desarrollo de infraestructuras", coincidió el ecólogo Errol Douwes, del departamento de manejo ambiental de la municipalidad de eThekwini.
"Además de crear empleos en Giba Gorge, también las ayudamos a instaurar cooperativas, para que puedan usar sus nuevas habilidades en el sector privado", añadió.
Quienes egresan de esos cursos son alentados a plantar árboles originarios en sus comunidades, por ejemplo. Seis habitantes de esos distritos establecieron sus propios viveros, para cultivar y vender plantas.
"El proyecto me dio la posibilidad de mejorar mis oportunidades de encontrar trabajo. En mi comunidad, la mayoría de la gente está desempleada y tiene poca educación", dijo Ntombi Ndlovu, que recibió capacitación como guardaparque.
Douwes cree que el proyecto de conservación también tiene el potencial de unir a las dos comunidades que viven a cada lado del parque: los pobres de Thselimnyama y Dassenhoek y los ricos de Winston Park.
"Es una oportunidad para que personas con antecedentes sociales muy diferentes hallen un terreno en común", sostuvo.