Los productores de frutas y vino de Sudáfrica lanzaron una iniciativa para determinar el impacto ambiental de su actividad. Tratan de hacer lo correcto, y, también, ganar el favor de consumidores conscientes del exterior.
En un esfuerzo para mantener su competitividad en el mercado global, donde los consumidores demandan productos "verdes" en forma creciente, esta investigación podría desafiar la idea de que las exportaciones del mundo en desarrollo tienen un mayor costo ambiental.
Los consumidores se han vuelto más conscientes del impacto de sus decisiones sobre el cambio climático. Muchos dicen estar al tanto de que los alimentos importados, por recorrer grandes distancias, contaminan más que los de producción nacional, a causa del consumo de combustible empleado en su transporte.
Pero las emisiones de los aviones y el "millaje" son apenas una parte de la ecuación, según expertos. También importa considerar el impacto de un producto sobre el ambiente en su ciclo de vida completo, afirman, que se conoce como la "huella de carbono".
La iniciativa es coordinada por el Fondo de Productores de Frutas de Hoja Caduca (DFTP, por sus siglas en inglés) y cuenta con el financiamiento del Departamento para el Desarrollo Internacional de Gran Bretaña, a través de la organización no gubernamental ComMark, con sede en Sudáfrica.
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El proyecto incluye el desarrollo de una herramienta de evaluación accesible en Internet. Los agricultores podrán volcar en ella variables como su consumo de energía y costos de electricidad para calcular su "huella de carbono" individual y, finalmente, la del sector en su conjunto.
Cuando se lanzó el estudio en julio, el ministro británico de Comercio y Desarrollo, Gareth Thomas, dijo que la contaminación derivada del transporte representa sólo un aspecto de la cuestión y que el estudio en curso se centrará "en el ciclo completo de producción, que es la única forma justa de analizarlo".
Thomas agregó: "Nuestras investigaciones han mostrado que casi 75 por ciento del público en Gran Bretaña desea usar sus compras semanales para reducir la pobreza en el mundo en desarrollo, pero también está preocupado por el cambio climático."
La investigación, señaló, "permitirá a la industria de Sudáfrica —uno de los mayores exportadores de vino del mundo— entender el 'costo' de carbono de su actividad. Esto es vital para que el país mantenga su posición competitiva en los mercados de exportación de vino y frutas, para continuar dando empleo a sus habitantes".
Norma Tregurtha, economista de ComMark, dijo a IPS que "existe presión de los consumidores del mundo, quienes quieren conocer la 'huella de carbono' de los productos que compran en los supermercados. Este estudio apunta a satisfacer los requerimientos en un mercado que se vuelve cada vez más exigente".
El año pasado, la cadena de supermercados Tesco, la mayor de Gran Bretaña, anunció que pondría en los alimentos que vende etiquetas especificando su "huella de carbono".
También existen indicios de que está buscando, al igual que Marks & Spencer, comprar productos frescos localmente o en países europeos.
En una declaración de prensa, ComMark señaló que Tesco coloca imágenes de aviones en algunos productos importados, entre ellos vegetales de origen africano.
Pero la "huella de carbono" no está necesariamente determinada por el "millaje" recorrido por el producto, agregó Tregurtha.
De hecho, estudios de la británica Universidad Cranfield indican que flores de Kenia exportadas por vía aérea a Gran Bretaña se producen y comercializan de una manera cinco veces menos contaminante que las cultivadas en Holanda, en invernaderos con luz artificial.
Gran Bretaña es un mercado fundamental para Sudáfrica, que exporta a ese país 30 por ciento de su producción de vinos y 20 por ciento de la de alimentos frescos.
"Los supermercados son poderosos", señaló a IPS Hugh Campbell, gerente general de DFPT. "Anticipan tendencias, pero debemos hacer esta investigación por las razones correctas. Tenemos que conocer dónde estamos en términos de impacto ambiental y determinar una estrategia. Hay que actuar desde el conocimiento", agregó.
El sector agrícola sudafricano da empleo a alrededor de un millón de personas, que representan 7,5 por ciento de la fuerza laboral. Además, genera casi 4.000 millones de dólares en exportaciones. Las de vinos y frutas aportan 25 por ciento del total.
Analistas del sector consideran que debe ser fortalecido, particularmente en un momento en el que se registran cambios en el régimen de lluvias que llevan a inesperadas sequías e inundaciones fuera de estación. Estos cambios, sumados a los costos en alza de la energía, causan incertidumbre.
También es importante garantizar el crecimiento, pues nuevos agricultores se sumarán a la actividad. El proyecto de reforma agraria de Sudáfrica contempla que alrededor de 30 por ciento de las tierras de uso comercial deben estar en manos de granjeros negros para 2015, y ya existen productores en pequeña escala que intentan vivir de la tierra.
"La herramienta de evaluación en Internet nos permitirá determinar cómo nos encontramos respecto de los criterios y puntos de referencia internacionales", dijo Campbell.
Hasta ahora, la discusión sobre la "huella de carbono" no ha llevado a una reducción de las exportaciones sudafricanas, señaló Stuart Symington, presidente del Foro de Exportadores de Frutas Frescas.
"Con esta investigación, y la herramienta de evaluación en Internet, nos estamos adelantando a los acontecimientos para mantener nuestras ventajas competitivas. Para ser amigables con el ambiente, debemos ser proactivos", afirmó.