Para evitar el peor escenario previsto por el cambio climático, deberían apuntalarse los humedales existentes y crearse otros nuevos, dada la capacidad de captura de carbono de estos ecosistemas, afirmaron científicos.
"Los humedales contienen enormes reservas de carbono, alrededor de 20 por ciento del total del planeta", dijo Eugene Turner, experto del Instituto de Ecología Costera de la Universidad del Louisiana, en el sudeste de Estados Unidos.
Pero los pantanos, entre ellos los bosques de turba, continúan convirtiéndose a otros usos en todo el mundo, lo que resulta en grandes emisiones de carbono y metano, un potente gas de efecto invernadero que tiene 21 veces el impacto calórico del dióxido de carbono.
Por sí mismo, el cambio climático ya degrada los pantanos, especialmente en la región ártica y cerca de la antártica, donde se derriten los bosques de turba otrora congelados de modo permanente, dijo Turner a IPS.
El asunto es motivo de análisis en la Octava Conferencia Internacional sobre Pantanos de Intecol (siglas en inglés de la Asociación Internacional para la Ecología), que concluirá el 25 de este mes en Cuiabá, capital del occidental estado brasileño de Mato Grosso.
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"Los investigadores vienen midiendo las enormes emisiones de carbono y metano en esas regiones. Es una locura sumar a eso el drenaje o el mal manejo de otros pantanos", señaló.
Las aves, los seres humanos que disfrutan avistándolos y los ambientalistas que conocen su capacidad de capturar carbono valoran enormemente los pantanos. Pero casi nadie más.
Además de esa cualidad ecológica, estos ecosistemas tienen una enorme biodiversidad, son elementos clave en el control de inundaciones y en el suministro de agua limpia.
Las recientes y desastrosas inundaciones en la región medio-occidental de Estados Unidos habrían sido mucho menos dañinas si los pantanos de la región no hubieran sido drenados hace décadas, sostuvo Turner.
"En muchas partes del mundo, la humanidad necesita un despertador para apreciar plenamente los vitales servicios ambientales, sociales y económicos que proveen los pantanos", dijo el copresidente de la conferencia, Paulo Teixeira, coordinador del Programa Ambiental Regional del Pantanal, con sede en Cuiabá.
Se trata de un esfuerzo conjunto de la Universidad de las Naciones Unidas (UNU) y de la brasileña Universidad Federal de Mato Grosso.
"El público no comprende los beneficios de los pantanos. Esperamos cambiar esto en nuestra reunión", declaró Teixeira en una entrevista.
La conferencia de Intecol evaluará el estado de los humedales mundiales, identificará los vacíos de conocimiento, promoverá una mayor cooperación y consistencia en la ciencia de los pantanos en todo el mundo y propondrá políticas urgentes, dijo.
El cambio climático aumentó drásticamente la necesidad de proteger los humedales. Sin reducciones sustanciales en la quema de combustibles fósiles, en el futuro se perderá hasta 85 por ciento de los pantanos.
Esa pérdida va mucho más allá de la desaparición del hábitat de numerosas aves; también liberará suficiente carbono y metano para casi seguramente sumir al clima en una era de cambios rápidos y extremos, según expertos.
"Demasiado a menudo en el pasado, sin darse cuenta, la gente consideró que los pantanos eran problemas que necesitaban una solución", dijo el rector de la UNU y subsecretario general de la Organización de las Naciones Unidas, Konrad Osterwalder.
"Además los pantanos son esenciales para la salud del planeta. Vistos en retrospectiva, los problemas en realidad han resultado ser el drenaje de pantanos y otras 'soluciones' orquestadas por nosotros, los humanos", señaló Osterwalder en una declaración escrita.
Los humedales —que incluyen pantanos, turberas, deltas de ríos, manglares, tundra, lagunas y tierras anegables por ríos— cubren apenas seis por ciento de la superficie terrestre, y contienen unos 771.000 millones de toneladas de gases de efecto invernadero.
El dióxido de carbono y el metano que estos ecosistemas capturan equivalen al contenido actual de carbono de toda la atmósfera.
Alrededor de 60 por ciento de los humedales del mundo —incluidos 90 por ciento de los de Europa— fueron destruidos en los últimos 100 años.
La intención fue desecar superficies con fines agrícolas, el desarrollo urbano y la extracción de turba, pero también desaparecieron a causa de la contaminación, inundados por las represas, drenados por canales y por el bombeo de agua subterránea.
Cuiabá, donde se celebra la conferencia, está junto al Pantanal, gigante humedal sudamericano que ocupa 165.000 kilómetros cuadrados —área prácticamente equivalente a la del meridional estado de Florida, Estados Unidos— en Brasil, Bolivia y Paraguay.
Considerado uno de los ecosistemas más biodiversos del mundo, el Pantanal es un complejo mosaico de lagos, lagunas, ríos, bosques e islas boscosas.
Muchas de las miles de especies halladas allí están en riesgo de extinción. También migran al Pantanal gran cantidad de aves migratorias que pasan el verano boreal en América del Norte.
Aunque está bajo presión del intensivo desarrollo agrícola, industrial y urbano, el Pantanal se sostiene "bastante bien", en parte porque los gobiernos locales y estaduales comprenden su valor como atracción turística, dijo Teixeira.
El desafío futuro es manejar las dimensiones sociales y económicas y, como los humedales no conocen fronteras políticas, desarrollar acuerdos de manejo con Bolivia y Paraguay, que comparten el humedal.
El desafío más inmediato para los humedales es la competencia por el agua y la tierra en un mundo cada vez más hambriento.
Teixeira y Turner coincidieron en que un mejor manejo puede reducir esas presiones, así como preservar los importantes servicios ecológicos que brindan los humedales, entre ellos la estabilización del clima, destacó el científico brasileño.
Preservar humedales saludables es una alternativa mucho mejor que intentar arreglarlos o recrearlos, opinó Turner. Estados Unidos gasta entre 6.000 y 7.000 millones de dólares en la restauración de los humedales de Everglades, en Florida, agregó.
"Los humedales pueden ser restaurados, pero la mayoría de los intentos están fracasando. No es fácil y lleva muchos años, incluso décadas", dijo.
El cambio climático global es la mayor amenaza para los humedales. Si las temperaturas mundiales promedio aumentan tres o cuatro grados, entonces el Pantanal, como la mayoría de los humedales, probablemente se secará.
Eso también liberará cantidades de carbono y metano, haciendo que el clima se salga de madre. Hasta ahora, la quema de combustibles fósiles elevó 0,8 grados las temperaturas globales en promedio, pero los aumentos han sido varias veces mayores en el Ártico.
Los humedales pueden jugar un rol importante en la estabilización del clima. "Nuestro futuro está vinculado a la salud de los humedales", dijo Turner.