ECONOMÍA-EEUU: Todo jet privado que sube tiene que bajar

Los propietarios estadounidenses de aviones para uso particular abusan del ambiente, del sistema nacional de tráfico aéreo y de los contribuyentes menos pudientes, según activistas contra la pobreza.

"El jet privado es uno de los símbolos más poderosos de la desigualdad extrema", señaló el Instituto de Estudios Políticos en su informe titulado "High Flyers: How Private Jet Travel Is Straining the System, Warming the Planet, and Costing You Money" ("Cómo los viajes en avión privado presionan al sistema, calientan el planeta y te sacan dinero").

La industria de la aviación comercial advirtió que el estudio presentado el miércoles, cuyo título juega con el doble sentido de la palabra "high flyers" ("triunfadores" o "personas que vuelan alto"), está plagado de imprecisiones.

Los magnates se abren paso a través de aeropuertos congestionados y de sus propias aeronaves mientras el público lidia con largas filas, procedimientos de seguridad degradantes y vuelos cada vez más costosos e incómodos, según los autores del informe.

"Esta aguda división no es meramente un asunto simbólico", agregaron.

Los contribuyentes comunes y los pasajeros de aerolíneas comerciales subsidian el auge de la industria de la aviación privada, asegura el estudio.

Como evidencia del auge, los expertos señalaro que los aviones privados que surcan los cielos estadounidenses se multiplicaron por 10 desde 1970 (cuando eran 1.000) hasta 2006, y se prevé que la cifra se duplicará de nuevo para 2017.

Estas cifras sugieren que el ritmo de crecimiento se ha moderado, pero el informe señala que los aviones privados continúan superando el crecimiento de los viajes comerciales.

Aún cuando despegan en cantidades mayores, "quienes viajan en avión privados no pagan una cuota justa de los costos asociados con la seguridad del tráfico aéreo", agrega.

Quien vuele de Nueva York a Miami en una aerolínea pagará 2.015 dólares de impuestos, pero quien lo haga en su propio avión pagará apenas 236 dólares, a pesar de que supondrá costos similares en materia de control del tráfico aéreo.

Citando cifras de la Administración Federal de Aviación (FAA), los autores señalaron que los vuelos comerciales pagan 95 por ciento del costo total del control de tráfico aéreo, aunque usan apenas 73 por ciento de los servicios de la FAA.

En contraste, "la aviación general —el segmento de la industria que incluye aviones corporativos, vuelos contratados, taxis aéreos y pilotos recreativos— usa 16 por ciento de los servicios, pero paga apenas tres por ciento del costo", dice el informe.

También irrita a los expertos que destinos a los que consideran elitistas —el valle de Napa, en el occidental estado de California o el centro de esquí de Aspen, en el central de Colorado, por ejemplo— consumen sumas desproporcionadas de financiamiento gubernamental para mejoras aeroportuarias.

En 2005-2007, éstas y otras remotas franjas aéreas se quedaron con 2.200 millones de dólares de los 7.000 millones de dólares de fondos públicos asignados a tales propósitos, establece el reporte.

Además, el último paquete de estímulos para la economía nacional propuesto por el gobierno y aprobado por el Congreso legislativo da a los compradores de aviones privados nuevos la opción de reclamar una devolución de impuestos equivalente a parte del costo.

La intención, según el gobierno, es estímular la creación de empleos en el sector aeronáutico, aunque los expertos relativizan la eficacia de la medida.

En cuanto al costo ambiental, el informe dice que cada uno de cuatro pasajeros que viajan en un jet comercial Cessna Citation X entre Los Angeles y Nueva York emite cinco veces más dióxido de carbono —el principal de los gases invernadero— que cada pasajero de vuelos comerciales en la misma ruta.

El informe reconoce que los jets privados a menudo proporcionan el único vínculo con comunidades remotas que están fuera del alcance de las limitadas rutas de las aerolíneas comerciales.

Pero también sugiere que las autopistas de alta velocidad constituiría una alternativa ambientalmente prudente que incluso viajeros comunes podrían pagar.

Los autores recomendaron elevar los impuestos a la propiedad y el uso de los aviones privados, así como medidas para cobrar a los usuarios de estos jets por el dióxido de carbono que emiten.

El reporte hace eco de críticas formuladas por las aerolíneas comerciales que han perdido pasajeros a manos de rivales en la industria aeronáutica, según la Asociación Nacional de Aviación Corporativa (NBAA).

"Estas 30 páginas son nada más que alegatos indignados y la retórica usual de las grandes aerolíneas nacionales, en momentos en que las empresas se esfuerzan y las comunidades pierden servicios aéreos", dijo Ed Bolen, presidente de la NBAA.

Bolen subrayó "imprecisiones y distorsiones" en el documento.

Las horas de vuelos industriales se mantienen prácticamente constantes pese al alegato del informe en cuanto a que los viajes se expandieron drásticamente, dijo.

Todo el equipamiento, independientemente de la industria, sufre una depreciación acelerada, contrariamente a las conclusiones sobre la desproporción de las exoneraciones impositivas a la compra de jets privados, agregó Bolen.

Y una inspección más cercana de los datos de la FAA en los que el informe basa sus conclusiones revelan que esto no es verdad, según la NBAA.

Los números que aparecen en el reporte combinan datos sobre aerolíneas estadounidenses y extranjeras de transporte de pasajeros y de cargas, señala el grupo comercial.

Si la cifra se limitara a las estadounidenses —lo que sería una comparación más directa y realista, apunta—, esto mostraría que las aerolíneas comerciales en realidad pagan 77 por ciento de la factura del control aéreo.

Los detalles parecen estar destinados a un debate mayor. Las industrias de la aviación comercial y empresarial ejercen presión para influir en leyes pendientes de aprobación.

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