SALUD-ÁFRICA: Cinco millones de niños y niñas mueren cada año

Cuando Alice Were, de cuatro años, tuvo fiebre, su mamá, Miriam, la llevó con la curandera de Kangemi, un hacinado asentamiento de las afueras de Nairobi. Pero dos días después, cuando perdió el conocimiento, su madre desesperada la llevó al hospital. Pero era tarde, la niña murió de paludismo (malaria).

Alice está entre los más de 10 millones de niños y niñas que mueren todos los años en el mundo antes de cumplir cinco años, según un informe del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), divulgado el miércoles con motivo de la Conferencia Internacional de Tokio sobre Desarrollo de África, que terminó este viernes.

El estudio "Situación de Niños y Niñas en África 2008" analiza éxitos y fracasos de los gobiernos africanos en materia de salud y supervivencia de la población infantil, que complementa el informe mundial realizado por esa agencia del foro mundial.

Los datos son impactantes.

Sólo 22 por ciento de los nacimientos del mundo ocurren en África, pero la mitad de las 10 millones de muertes de niños y niñas en el planeta cada año ocurren en este continente.
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África es el único continente donde la mortalidad de menores de cinco años aumentó desde los años 70.

Muchos de esos pequeños mueren por enfermedades que pueden ser evitadas y curadas.

La malaria es la causa de la muerte de 18 por ciento de los menores de cinco años en África, señala el informe.

Las enfermedades que causan diarrea y neumonía, con mayor incidencia en las comunidades pobres donde la infraestructura de saneamiento es mala y las personas sufren desnutrición y están expuestas a la contaminación, son responsables de más de 40 por ciento de las muertes de niños y niñas, según Unicef.

La otra causa importante por la elevada cifra de fallecimientos es el sida (síndrome de inmunodeficiencia adquirida sida).

El progreso fue limitado en la región de África subsahariana, señaló la directora ejecutiva de Unicef, Ann M. Veneman, en el lanzamiento del estudio en Tokio. La mortalidad infantil bajó 14 por ciento entre 1990 y 2006.

La leve mejoría puede atribuirse a la ampliación de programas de vacunación, al aumento del uso de redes contra los mosquitos y al suministro a la población infantil de complementos de vitamina A.

Otras iniciativas incluyen fomentar que los bebés sean amamantados por más de seis meses y suministrar antirretrovirales a las madres para evitar la transmisión del virus de inmunodeficiencia humana (VIH), causante del sida, a sus hijos.

En Ghana, todas las mujeres embarazadas reciben complementos de hierro y ácido fólico y un tratamiento para evitar la malaria. Todos los niños y niñas de entre seis meses y cinco años reciben vacunas contra enfermedades infantiles como sarampión y poliomielitis.

En Malawi, el gobierno amplió sus programas de vacunación así como el suministro de complementos de minerales como hierro, cobalto, cromo y cobre. Las autoridades también construyen pozos para facilitar el acceso al agua potable de las comunidades alejadas de la infraestructura existente.

Cinco países de África del norte dieron un gran paso en la disminución de la mortalidad infantil, según Unicef.

En Argelia, Egipto, Libia, Marruecos y Túnez, los indicadores bajaron en al menos 45 por ciento entre 1990 y 2006. Esos países relativamente prósperos van camino a cumplir el cuarto de los ocho Objetivos de Desarrollo de las Naciones Unidas para el Milenio de reducir la mortalidad de menores de cinco años en dos tercios.

Los otros objetivos son reducir la mortalidad materna en tres cuartos, disminuir a la mitad la proporción de personas que viven en la indigencia y padecen hambre, así como lograr la educación primaria universal y promover la igualdad de género.

También combatir la expansión del VIH/sida, el paludismo y otras enfermedades, asegurar la sostenibilidad ambiental y generar una sociedad global para el desarrollo entre el Norte y el Sur para 2015, respecto de las cifras de 1990.

En cambio, es poco probable que África subsahariana logre alguno de los objetivos de salud para 2015.

Todo el continente está rezagado respecto de la erradicación de la pobreza y de las personas que padecen hambre, de la mejora de la salud materna y la contención de la propagación del VIH.

Uno de cada seis menores de África subsahariana morirá antes de cumplir cinco años.

Unicef la considera una de las regiones del mundo más difícil para la supervivencia de los menores.

En Sudáfrica, 250.000 menores de 15 años son portadores del VIH, una gran proporción respecto de los 400.000 que contrajeron el virus en esa franja etaria en todo el continente.

El suministro de antirretrovirales no logra contener la infección de 64.000 niños y niñas al año en este país.

Las terapias antirretrovirales reducen la carga de VIH en el organismo, retardando el avance de la enfermedad y prolongando la vida.

En África subsahariana, la muerte de menores de cinco años aumentó 17 por ciento entre 1990 y 2006, en su mayoría atribuidas al VIH/sida.

En África occidental y central, hubo más personas sin acceso al agua potable en 2004 que en 1990.

El agua contaminada puede causar diarrea, disentería y otras enfermedades.

Mujeres, niños y niños que deben desplazarse lejos para ir a buscar agua corren riesgo de ser atacados por pandilleros. Por ejemplo, en Sudán hay casos de secuestros o violaciones bien documentados.

Unicef recomienda paquetes de medidas que incluyen vacunar a la población infantil, atender a las mujeres embarazadas antes y después del parto, fomentar la lactancia materna, al menos hasta los seis meses de vida del bebé, y la construcción de más hospitales.

También es muy importante repensar la gestión de los sistemas de suministro de agua.

En Ghana, un programa de reforma que data de la década de los 90 tuvo un gran éxito. La responsabilidad del suministro de agua se delegó a los gobiernos locales y a las comunidades rurales. En 2004, 75 por ciento tuvo acceso a agua potable, respecto de 55 por ciento.

Se necesita una intervención tanto en el ámbito nacional como internacional, dijo a IPS el responsable de prensa de la Unidad de Servicios para África subsahariana de Unicef, Richard Lee.

"Si se quiere bajar las cifras de mortalidad, debe brindarse atención médica desde el útero, pasando por el nacimiento, la infancia y hasta la adolescencia. Ello requiere una gran financiación", indicó.

"Los gobiernos deben concentrarse en hacer un uso más efectivo de sus recursos. Pero es verdad que la mayoría de las naciones africanas no tienen medios para implementar distintas iniciativas. Se necesitan donantes para ampliar las intervenciones", añadió.

Pero la tumba de Alice Were en el asentamiento keniata de Kangemi es un testimonio silencioso de que para millones de niños y niñas africanos esas intervenciones llegaran tarde.

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