ESTADOS UNIDOS: Humor musulmán en camiseta

«Hay casi 1.200 millones de musulmanes en el mundo. Al menos 15 no somos terroristas. Puede que seamos más. Quizá muchos más», bromeó Obaida Abdul-rahim, 28 años, propietario del comercio de camisetas Phatwa Factory.

Abdul-rahim, nacido en Canadá, lleva adelante uno de los varios comercios creados como una fresca réplica a la propagación del sentimiento anti-musulmán tras los atentados terroristas del 11 de septiembre de 2001 en Nueva York y Washington.

Desde el sitio Rootsgear.com se difunde el mensaje a todo el mundo.

Abdul-rahim, radicado en la ciudad de Gainsville, en el sudoriental estado de Florida, estudió ingeniería en la universidad estadual, trabaja en tecnologías de la información y espera utilizar eslóganes humorísticos para romper los estereotipos sobre los musulmanes.

"Lo mejor que le pasó a la vestimenta musulmana desde los pantalones debajo de la thawb (ropa tradicional de los hombres)", reza el lema de Phatwa Factory, que comenzó en 2006.
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"Me gustaría que los musulmanes sepan que está bien reírse y que los no musulmanes comprendan que nosotros tenemos sentido del humor", señaló.

Dalia Ghanem concuerda con él. La diseñadora de ropa nacida en Nueva Jersey, de ascendencia egipcia, creó camisetas a la moda destinadas a personas de origen árabe.

Ella llegó a la conclusión de que los estadounidenses de origen árabe debían tener una representación más optimista de su cultura tras los atentados de 2001.

"Todos los comercios venden camisetas que dicen: ‘Todos aman a una mujer asiática’, ‘latinoamericana’, ‘italiana’ e ‘irlandesa’", señaló Ghanem, de 29 años, quien diseña modelos para una compañía de alta costura de Nueva York. "Quería una que dijera: ‘Todos aman a una mujer árabe’".

Así que eso hizo. Diseñó un modelo y en 2004 lanzó su propia línea de camisetas.

Los eslóganes también pueden educar.

"Mucha gente pregunta cuál es el significado de ‘halal’, que significa recto o correcto, y ‘haram’, que es pecador o malo", señaló Ghanem. "Pero también reconocen ‘faláfel’ y dicen ‘¡me gusta el faláfel!’, y se ríen de mis camisetas".

Faláfel es una comida de origen árabe que es como una croqueta de garbanzos o habas.

Abdul-rahim le puso a su compañía un nombre que se mofa de la típica interpretación de "fatwa" (edicto religioso) que se hace en Estados Unidos.

"La mayoría de las personas escuchan fatwa y piensan en Don Mohammad Corleone castigando a unos pobres infieles", señaló.

Así como la prensa occidental le dio un sentido equivocado a la palabra jihad (guerra santa), Abdul-rahim señaló que fatwa (edicto religioso) se convirtió en sinónimo de pena de muerte. En realidad es sólo un dictamen religioso de eruditos islámicos.

Ni Ghanem ni Abdul-rahim recibieron una fatwa por sus diseños irreverentes.

"Estoy un poco decepcionado. Esperaba al menos una o dos condenas a muerte", bromeó Abdul-rahim.

Pero no todos se ríen.

"No creo que sea despectivo, sólo un poco efectista", señaló Rosalind George, de 20 años, una estadounidense criada en la sección palestina de Jerusalén. Aunque se quejó de que las camisetas tenían un estilo demasiado estadounidense.

"Hubiera preferido una camiseta de ‘Palestina libre’ en vez de las que tienen el estilo ‘Amo NY’", señaló la joven, quien vivió en Jerusalén mientras su padre trabajaba para la organización humanitaria Save the Children.

En cambio, sí le gustó el modelo que dice "Yallah bye" (Adiós, vamos) porque le recuerda al dicho "Let’s go, bye" (Vamos, adiós) que utiliza con sus amigos.

Shabbir Chaudhury, de 22 años, estudiante de la Facultad de Derecho de la Universidad de Fordham, de ascendencia bangladesí, señaló que encontró una camiseta que con una insignia del tipo "Hola, mi nombre es", que decía: "Salam, mi nombre es… no tan difícil de pronunciar", lo que pareció divertido.

El joven señaló que las camisetas reflejan una subcultura musulmana-estadounidense de los hijos de inmigrantes islámicos criados en Estados Unidos.

"Esas camisetas demuestran que los musulmanes se integran a la cultura occidental y se mezclan como si fuera la suya propia, pese a la creencia mayoritaria de que sucede lo contrario", remarcó Chaudhury.

Algunas personas se le acercaron a Ghanem y le preguntaron por qué promocionar su origen árabe.

"¡Los asuntos de los árabes son mucho mayores a cualquier cosa que yo pueda resolver!", apuntó Ghanem. Pero "nuestra cultura es rica y linda, y mis camisetas motivan conversaciones que contribuyen a difundir quiénes somos realmente".

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