Políticas económicas descuidadas con la biodiversidad causan a los servicios brindados por la naturaleza a la población mundial pérdidas que ascienden a 78.000 millones de dólares, según un informe de la Unión Europea (UE) y el gobierno alemán.
Una versión preliminar del estudio, titulado "La economía de los ecosistemas y la biodiversidad", fue presentada en Bonn, donde este viernes concluyó la IX Conferencia de las Partes del Convenio de las Naciones Unidas sobre la Diversidad Biológica (COP 9).
La reunión, iniciada el día 19, contó con la participación de más de 6.000 representantes de unas 70 naciones.
En 2006, otro informe oficial, el Stern Review realizado por el Tesoro (ministerio de hacienda) de Gran Bretaña, advirtió a empresas y gobiernos que combatir el cambio climático sería mucho menos costoso que ignorarlo.
El informe dado a conocer el jueves sitúa el daño ecológico causado anualmente a las áreas terrestres del planeta en 78.000 millones de dólares.
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"Con el actual ritmo de pérdida de biodiversidad, el mundo en desarrollo nunca se pondrá al día con el mundo industrializado", dijo a IPS Pavan Sukhdev, autor principal del informe y director de mercados globales en la filial india del Deutsche Bank.
"La pobreza no puede ser eliminada con la continua caída de los servicios de los ecosistemas", agregó.
El no gubernamental Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF) declaró que el informe de Sukhdev constituye "un reconocimiento que se debía desde hace tiempo a la biodiversidad como clave para el desarrollo".
La biodiversidad es lo que permite el acceso de los seres humanos a alimentos, fibras, agua y aire limpios, pero eso no es valorado por el actual sistema económico, según el informe. Como consecuencia, a los operadores económicos les resulta redituable destruir esos servicios en pos de ganancias a corto plazo.
Si esa actitud persiste, para 2050 se habrán perdido 7,5 millones de kilómetros cuadrados de tierras vírgenes, superficie equivalente a la de Australia.
En no más de una generación, 60 por ciento de los arrecifes de coral habrán desaparecido, devastando una industria pesquera de entre 80.000 y 100.000 millones de dólares y eliminando la principal fuente de proteínas para casi 1.000 millones de personas, dijo Sukhdev a los ministros reunidos en el plenario de la conferencia.
Probablemente esas pérdidas totalizarán billones de dólares, agregó.
"Todavía nos esforzamos por estimar el valor de la naturaleza. Estamos descubriendo que esta falta de valoración es una causa subyacente de la degradación de los ecosistemas y la pérdida de biodiversidad", dijo Sukhdev.
El estudio del Convenio es la mayor evaluación hecha hasta ahora del impacto económico de los daños ecológicos.
Sus autores concluyeron que las poblaciones y países más pobres son los que dependen más directamente de los servicios de la naturaleza y que, por lo tanto, son los más afectados por la continua pérdida de biodiversidad.
Haití es un ejemplo de la importancia de la biodiversidad. El país perdió buena parte de la capa superior de su suelo por la erosión resultante de la tala de prácticamente todos sus bosques en procura de combustible.
La nación caribeña sufre devastadoras inundaciones porque el agua carece de barreras que la contengan. Noventa por ciento de los niños haitianos padecen enfermedades originadas en el agua y tienen parásitos intestinales porque no hay bosques o áreas ribereñas para limpiarla, planteó Sukhdev.
"Los Objetivos de Desarrollo de las Naciones Unidas para el Milenio no pueden lograrse sin frenar y revertir las pérdidas de biodiversidad", enfatizó.
Esos objetivos, definidos en 2000 por la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), incluyen reducir a la mitad la proporción de personas que padecen pobreza y hambre respecto de 1990, garantizar la educación primaria universal, promover la igualdad de género, reducir la mortalidad infantil y la materna, combatir el sida, el paludismo y otras enfermedades, asegurar la sustentabilidad ambiental y fomentar una asociación mundial para el desarrollo, todo esto con 2015 como fecha límite.
Por más de 40 años, algunos economistas han sabido que la medición tradicional del producto interno bruto (PIB) y otros indicadores de riqueza ignoran el valor de los servicios de la naturaleza.
Este sistema perverso no considera desastres devastadores como el huracán Katrina, de agosto de 2005, y el tsunami asiático de diciembre de 2004.
La atención de políticos y empresarios casi exclusivamente al PIB como medida de riqueza "nos cuesta mucho en términos de crecimiento no sostenible, ecosistemas degradados, biodiversidad perdida e incluso bienestar humano, especialmente en los países en desarrollo", establece el informe.
Pero pocos economistas ingresaron en la tarea altamente compleja y éticamente tramposa de ponerle valor en dólares a naturaleza.
Según Sukhdev, no se trata de reducirla a meros dólares y centavos, pues "tiene importantes valores culturales y espirituales". Es, más bien, un esfuerzo por asignarle un valor económico a los servicios de la naturaleza para llevar un poco de realidad a la actual ficción económica que rige al mundo, explicó.
La segunda fase del informe de Sukhdev ofrecerá recomendaciones detalladas sobre cómo reformar políticas y modelos económicos, con el objetivo de preservar los servicios de la naturaleza para las generaciones actuales y futuras.
Esos capítulos se presentarán en la X Conferencia de las Partes del Convenio de las Naciones Unidas sobre la Diversidad Biológica (COP 10) que se realizará en 2010 en Nagoya, Japón.
"Necesitamos reformar urgentemente nuestro sistema económico", dijo al plenario el ministro de Ambiente alemán Sigmar Gabriel.
Si el sistema continúa recompensando a quienes destruyen la naturaleza, la condenará, agregó.
Es necesario desarrollar instrumentos financieros para que la preservación ecológica tenga un beneficio económico. Esos mecanismos deben figurar entre las prioridades de la agenda política.
"La naturaleza es mucho más que sólo economía, pero necesitamos hacer esto también", dijo.