BIODIVERSIDAD: El ocaso de los corales

Los corales serán los primeros ecosistemas en colapsar en esta era histórica a causa del cambio climático, según investigadores reunidos en una conferencia científica que concluirá este viernes en la septentrional ciudad española de Gijón.

El recalentamiento planetario eleva la temperatura de los océanos y los vuelve más ácidos, lo cual los torna inhabitables para los corales y otras especies marinas. No son los únicos ecosistemas en riesgo: otros regiones son afectados ahora.

Aguas ácidas o corrosivas han sido detectadas por primera vez en la plataforma continental de la costa oeste de América del Norte, lo cual representa una seria amenaza para las reservas pesqueras, dijo en Gijón el oceanógrafo Richard Feely, de la Dirección Nacional del Océano y la Atmósfera de Estados Unidos.

Más de 450 científicos de unos 60 países participan desde el lunes en el simposio "Efectos del cambio climático sobre los océanos del mundo". Los informes al respecto se conocieron en vísperas de este jueves, Día Mundial de la Biodiversidad. "Las aguas superficiales de la costa de San Francisco tienen concentraciones de dióxido de carbono que no esperábamos ver por lo menos en otros 100 años", dijo Feely a IPS.

Durante cientos de miles de años, los niveles de dióxido de carbono en el océano y en la atmósfera se mantuvieron estables, pero en los últimos 150 años la quema de combustibles fósiles y la deforestación elevaron la presencia del gas en la atmósfera.
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Los océanos absorbieron un tercio —alrededor de 130.000 millones de toneladas— de esas emisiones humanas, lo cual elevó su acidez 30 por ciento. Eso sucede porque las moléculas de ese dióxido de carbono extra forman ácido carbónico al unirse a iones de carbonato en el agua marina.

Cada día, los océanos absorben 30 millones de toneladas de dióxido de carbono, aumentando gradual e inevitablemente su acidez y dejando menos carbonato de calcio en el agua para que corales y otras especies, como el fitoplancton, crezcan o mantengan sus esqueletos.

En la costa oeste de América del Norte, las aguas oceánicas más profundas fluyen normalmente hacia la plataforma continental, en primavera y verano.

El verano boreal pasado, Feely y sus colegas tomaron muestras de agua en la costa, desde Canadá hasta México. Para su sorpresa, hallaron grandes "piletas" o "bancos" de agua corrosiva.

Estos contingentes de aguas profundas han estado absorbiendo dióxido de carbono por miles de años, y normalmente son más ácidas, pero los niveles hallados fueron mucho más elevados y mucho más cercanos a la costa de lo previsto.

Ésta es la primera evidencia de que un gran sector de la costa oeste norteamericana es impactado por la acidificación oceánica, guiada por el cambio climático, escribieron Feely y sus colegas en su documento publicado el jueves en la revista científica Science.

"Otras regiones de plataformas continentales también pueden ser impactadas", señalaron.

En efecto, Feely dijo a IPS que hay evidencia de que el mismo proceso ocurre a lo lago de la costa oeste de América del Sur.

"Hay impactos probablemente enormes, pero éste es nuevo y nadie lo ha observado todavía", agregó.

Las plataformas continentales figuran entre las regiones oceánicas más productivas, y las más fáciles para pescar. Los muy pocos estudios que analizan el efecto de la acidificación de los océanos concluyeron que muchas especies no pueden sobrevivir a estas nuevas condiciones.

La variedad de estrella de mar Ophiopteris papillosa, (conocida por su nombre en inglés, "brittlestar") muere en ocho días, y algunas almejas jóvenes no pueden formar sus conchas cuando se duplican los niveles de dióxido de carbono, explicó Feely.

En el verano boreal pasado, en parte de las aguas superficiales se triplicó el nivel normal de dióxido de carbono.

No hay ninguna información sobre la respuesta del ecosistema marino ante la traslación de estas "piletas" de agua corrosiva de un punto del océano a otro.

"¿Acaso se dan cuenta especies como los moluscos pterópodos si sus delgadas caparazones se están disolviendo para así salirse del camino?", preguntó.

Esa es una pregunta importante para especies como el salmón: los pterópodos constituyen hasta 60 por ciento de su dieta.

El aumento de temperatura y la acidificación ponen en gran riesgo a uno de los ecosistemas clave del planeta, advirtió Feely. "Éste es un umbral biológico muy real, más allá del cual las especies simplemente dejarán de existir", señaló.

Los arrecifes de coral sostienen a entre 25 y 33 por ciento de las criaturas vivientes de los océanos. Alrededor de 1.000 millones de personas dependen directa e indirectamente de ellos para ganarse la vida.

Los pájaros acuáticos y muchas especies de pescados serán afectados por la pérdida de arrecifes, dijo el científico marino Ove Hoegh-Guldberg, del Centro para los Estudios Marinos de la australiana Universidad de Queensland.

Cuando el dióxido de carbono en la atmósfera alcance una concentración de 450 a 500 partes por millón, la mayor parte de los océanos será demasiado ácida para que los corales crezcan.

Temperaturas oceánicas de apenas uno o dos grados por encima de lo normal no sólo pueden decolorar los corales, sino también volverlos vulnerables a niveles de acidificación incluso más bajos, dijo Hoegh-Guldberg, quien asistió a la reunión de Gijón.

La concentración de dióxido de carbono es hoy de 384 partes por millón, y aumenta muy rápidamente. Mientras, las emisiones de casi todos los países continúan incrementándose.

Y, lo que es peor, nuevas investigaciones también presentadas en Gijón sugieren que los propios océanos ya no absorben tanto dióxido de carbono como antes. Estabilizar la concentración atmosférica de ese gas en menos de 450 partes por millón ahora parece imposible.

"Estamos presenciando el fin de los corales como una característica importante de los océanos", dijo a IPS Hoegh-Guldberg.

La tenue esperanza para los corales es que el mundo se dé cuenta de que el cambio climático es "una emergencia en rojo", así como reducir las emisiones de carbono a cero y comenzar a disminuir las concentraciones en la atmósfera, añadió.

"De otro modo, en 30 años los corales serán tan delgados y frágiles que cuando uno respire sobre ellos se caerán", pronosticó.

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