PENA DE MUERTE-CARIBE: Crece apoyo a ahorcamientos

Los resultados de una encuesta en Jamaica sobre la pena de muerte causaron reacciones diversas en el Caribe. Casi la mitad de los jamaiquinos están a favor de reinstaurar los ahorcamientos, aun cuando esto pueda implicar a veces ejecutar inocentes.

El consultor político Bill Johnson primero le preguntó a una muestra representativa de la población si pensaba que la justicia podía en ciertas ocasiones errar en juicios y enviar a inocentes al patíbulo. Cuarenta y tres por ciento de las 1.008 personas consultadas dijeron reconocer que eso podía ocurrir, pero de todas formas preferían volver a la aplicación de la pena capital, después de 18 años de una moratoria no oficial. Cuando se les preguntó simplemente si Jamaica debía retomar los ahorcamientos, 79 por ciento dijeron que sí, un aumento de dos puntos porcentuales respecto de una encuesta similar realizada en 2006 por el periódico The Gleaner.

Los resultados sugieren una frustración con la aparente incapacidad del gobierno de frenar el aumento del crimen y de la violencia. "La población quiere que se haga algo, y no necesariamente piensa en forma lógica", explicó Johnson.

Los resultados de la encuesta y los comentarios de Johnson tuvieron una amplia repercusión en la región, mostrando que los demás países caribeños comparten las mismas preocupaciones. Un estudio conjunto de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) y del Banco Mundial en 2007 concluyó la tasa de asesinatos en el Caribe era de 30 por 100.000 habitantes, cuatro veces la cifra de América del Norte y 15 veces la de Europa central y occidental. Desde que se realizó esa investigación, el índice de crímenes aumentó. En 2007, más de 1.600 personas fueron asesinadas en Jamaica, incluyendo a 65 niños y 146 mujeres. En lo que va de este año, se han registrado 400 crímenes. La organización Jamaiquinos por la Justicia (JFJ) intenta extraer enseñanzas de la encuesta de Johnson.

La investigación "muestra cuánto trabajo tenemos que hacer para hacer entender a la población los derechos humanos y el imperio de la ley", dijo la presidenta de JFJ, Carolyn Gomes. Robert Buddan, conferencista en la Universidad de las Indias Occidentales, sostuvo que la encuesta representaba una advertencia a los gobiernos y a las organizaciones de derechos humanos sobre la urgencia de una acción positiva en vez de constantes debates sobre la pena de muerte. "Necesitamos hacer algo en el terreno para ayudar a las comunidades a que se defiendan, porque si no lo hacemos aplicarán sus propios métodos", señaló. El conferencista también afirmó que los resultados de la encuesta afectaban la reputación de la región, que parece ver a la pena capital como un asunto de justicia penal y no de derechos humanos, al igual que Singapur, que "muchos admiran por su severa disciplina".
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Los comentarios de Buddan fueron ilustrados gráficamente durante un debate de la Asamblea General de la ONU en diciembre sobre una resolución para llamar a una moratoria mundial de las ejecuciones. La Comunidad del Caribe (Caricom) se unió a Singapur y a más de 65 países que se votación final que se opusieron o abstuvieron. Pero unos 104 países, una significativa mayoría de la comunidad mundial, apoyaron la resolución.

Desde la votación, el apoyo a la pena de muerte en el Caribe parece haber aumentado, en particular tras una serie de crímenes impactantes. Dos de estos fueron perpetrados en Guyana, donde hombres armados mataron a 23 personas.

En Bahamas, donde la tasa de homicidios superará en 2007 la cifra de 75 por 100.000 habitantes, líderes cristianos se han enfrentado en un debate sobre la pena de muerte.

El arzobispo católico Patrick Pinder llamó a un debate racional, en particular sobre la posibilidad de que la justicia cometa errores. "La pena de muerte, si se aplica, es irrevocable. Amenos que los tribunales tengan poder de resurrección, no hay posibilidad de dar marcha atrás", dijo irónicamente.

"La pena capital puede servir como disuasivo en casos de crímenes premeditados, en los que la persona tiene tiempo de reflexionar sobre las consecuencias de sus acciones", reconoció.

"Sin embargo, ¿cómo nos puede ayudar esto en Bahamas, donde los asesinatos son predominantemente resultado de violencia del momento o de explosiones de pasión?", añadió. Por su parte, el presidente del Consejo Cristiano de Bahamas, John Humes, apoyó a los defensores de la pena de muerte, arguyendo que los ahorcamientos deben reinstaurarse "de inmediato" para los asesinos convictos.

"Una vez que se han agotado sus apelaciones, lo único que queda es administrar justicia, y eso es la pena capital", indicó.

"La pena de muerte es ordenada por Dios. Es un sistema divino para crear respeto, reverencia y temor a la ley. Cuando las personas no tienen respeto y sienten que pueden hacer todo lo que quieren, pasan cosas caóticas como las que vemos. Si no ponemos un alto, esto nos afectará en forma drástica", sostuvo. ***** + La matanza legal – Cobertura especial de IPS Noticias (https://ipsnoticias.net/_focus/penademuerte/index.asp)

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