Líderes de los 370 millones de indígenas de todo el mundo reclamaron a la Organización de las Naciones Unidas (ONU) una participación más activa en las futuras conversaciones sobre cambio climático, fenómeno que para sus comunidades es asunto de «vida o muerte».
"Tanto el cambio climático como sus soluciones son una preocupación para los pueblos indígenas", dijo la presidenta del Foro Permanente de la ONU para las Cuestiones Indígenas, Victoria Tauli-Corpuz.
El Foro, que incluye a 16 representantes ocho designados por los gobiernos y ocho directamente por las comunidades nativas celebra desde el lunes y hasta el 2 de mayo su séptima reunión anual en Nueva York. Al encuentro asisten más de 3.300 delegados de todo el planeta.
"Los pueblos indígenas contribuyen con los efectos ecológicos más pequeños en la Tierra, pero sufren los peores impactos del cambio climático y de las medidas de mitigación, como la pérdida de sus tierras para la producción de biocombustible", señaló.
A pesar de contar con la representación de casi 500 grupos aborígenes de todo el mundo, el Foro no tiene facultad de adoptar acuerdos vinculantes. Sólo puede aconsejar al Consejo Económico y Social (Ecosoc), organismo de la ONU de 54 miembros electos cada tres años por la Asamblea General.
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En septiembre del año pasado, la Asamblea General aprobó una resolución histórica llamando al reconocimiento del derecho de los nativos a controlar sus tierras y recursos.
Sin embargo, no declaró legalmente vinculante la Declaración Universal de Derechos de los Pueblos Indígenas.
Líderes aborígenes quieren que tanto los gobiernos como las empresas privadas incorporen la Declaración en sus políticas económicas, culturales y ambientales para que sus comunidades puedan participar en el proceso de desarrollo en una forma significativa.
"Los pueblos indígenas han observado y sentido el impacto del cambio climático antes que nadie. Se están convirtiendo en refugiados ambientales porque los pequeños estados insulares se están hundiendo debido al creciente nivel del mar", dijo Tauli-Corpuz.
Según la directora ejecutiva de la ambientalista Sociedad Ole Siosiomaga de Samoa, Fiu Elisara, el cambio climático se ha convertido en un tema de "vida o muerte" para los países insulares del océano Pacífico, que conforman lo que se conoce como "el continente líquido".
"Un ciclón es suficiente para borrar del mapa a un estado insular", afirmó, añadiendo que 90 por ciento de la población del Pacífico está conformada por aborígenes que no tienen a quién acudir por ayuda, debido a que la mayoría de sus gobernantes no han firmado la Declaración.
Líderes indígenas dijeron que muchas de sus comunidades en países con una gran biodiversidad, como Indonesia, Malasia y Brasil, sufren mucho debido al uso extensivo de sus tierras y selvas para producir biocombustibles en nombre de los esfuerzos para reducir el uso de carbono.
Tauli-Corpuz señaló que esas actividades son realizadas por los gobiernos y las corporaciones privadas sin el "consentimiento previo e informado", de los pueblos afectados, algo que comunidades aborígenes y grupos ambientalistas han denunciado insistentemente en varios foros internacionales.
Elisara y otros líderes indígenas dijeron que intentan presionar a los países miembro de la ONU para reconocer el principio de "consentimiento previo e informado" en sus tratados legalmente vinculantes sobre desarrollo sostenible y preservación ambiental.
La Convención de la ONU sobre Diversidad Biológica (CBD) promueve y protege el derecho de propiedad de los aborígenes sobre su conocimiento tradicional, pero el principio de "consentimiento informado" para el uso de sus tierras no está incluido.
En apoyo de la demanda indígena, el secretario ejecutivo de la CBD, Ahmed Djoghlaf, dijo que le gustaría ver al tratado traducido en "leyes y acciones nacionales".
"La Convención tiene un procedimiento único que reconoce a los pueblos indígenas como socios", dijo a IPS. "Es la primera convención internacional que tiene un programa totalmente desarrollado y un equipo de tiempo completo dedicado a las cuestiones indígenas y a la protección del conocimiento acumulado a lo largo de los siglos", añadió.
Tauli-Corpuz y otros representantes en el Foro dijeron que los países miembro de la ONU debían traducir la Declaración en un "documento vivo", pero reconocieron que eso no sería fácil debido a que algunas naciones poderosas todavía son renuentes a firmarla.
En septiembre del año pasado, cuando la vasta mayoría de la Asamblea General de la ONU apoyó la Declaración, Australia, Canadá, Estados Unidos y Nueva Zelandia votaron en contra. Sin embargo, recientemente tanto Ottawa como Canberra han expresado su disposición a respaldar el documento.
Países con grandes poblaciones indígenas, como Bolivia y Ecuador, aseguraron en la reunión del Foro estar dispuestos a adoptar la Declaración en sus leyes nacionales, informó Tauli-Corpuz.
En conferencia de prensa el lunes, el presidente boliviano Evo Morales dijo que los pueblos aborígenes tienen la autoridad moral para diseñar un "nuevo modelo de vida", pues "han vivido cerca de la Madre Naturaleza y la han defendido por siglos".
"La Madre Tierra es la fuente de vida, que debe ser querida y respetada, y no tratada como un bien comerciable, añadió en una declaración, subrayando el papel significativo de los pueblos indígenas en la protección del ambiente y de la biodiversidad del planeta.
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