DROGAS-TANZANIA: La adicción bajo otra lupa

Si el primer paso para superar la drogadicción es admitir que uno tiene un problema, entonces Tanzania puede estar en camino a la recuperación.

Funcionarios médicos en este país de África oriental señalan que, en el pasado, el gobierno era reticente a aceptar la dependencia de sustancias como un problema de salud grave, y lo consideraba más bien una cuestión de ley y orden.

Pero ahora crece la idea de que esta nación en su mayoría conservadora debe cuidar mejor y apoyar a los adictos a las drogas, especialmente en vista de su vulnerabilidad ante el sida (síndrome de inmunodeficiencia adquirida).

Aumentan las evidencias de que el hábito de compartir jeringas entre los usuarios de drogas alimenta la pandemia: según cifras publicadas en el sitio web del Programa conjunto de las Naciones Unidas sobre el VIH Sida (Onusida), la prevalencia del VIH (virus de inmunodeficiencia humana) entre los adultos de Tanzania se ubica en 6,5 por ciento.

"Si continuamos centrando nuestros esfuerzos en contra del uso de drogas y no ayudando realmente a abandonarlas o a consumirlas de mejor modo, el sida continuará propagándose", dijo Geoffrey Somi, director de epidemiología del Programa Nacional de Control del Sida, dependiente del Ministerio de Salud.
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Una conferencia realizada en marzo sobre el vínculo entre las drogas inyectables y el sida subrayó la necesidad de un estudio nacional que ayude a las autoridades a controlar el problema.

Una investigación inicial liderada por Gad Kilonzo, profesor de psicología de la Facultad de Ciencias de la Salud de la Universidad de Muhimbili, en Dar es Salaam, concluyó que alrededor de la mitad de los 1.000 adictos a sustancias encuestados en áreas pobres con un consumo elevado eran VIH positivos.

La prostitución también es parte del problema. Casi 65 por ciento de los entrevistados para el estudio 2003-2006 dijeron haberse prostituido el mes anterior para poder comprar drogas. Como a veces no se usa protección en estas relaciones sexuales, el riesgo de una infección con VIH aumenta, dijo Kilonzo.

En Zanzíbar, un archipiélago del océano Índico unido políticamente a Tanzania, apenas alrededor de uno por ciento de una población de un millón de habitantes están infectados con el virus.

Pero los registros de infecciones entre adictos y prostitutas en las islas son mucho más altos que los de la población general, según un estudio de 2006 realizado por autoridades sanitarias. Aproximadamente 26 por ciento de 508 usuarios que se inyectaban drogas eran VIH positivos, reveló el estudio.

De acuerdo con Kilonzo, uno de los factores clave que sostienen el uso de drogas es la pobreza. La Organización de las Naciones Unidas (ONU) estima que un tercio de la población de Tanzania vive con menos de un dólar por día.

Los jóvenes, en particular, consumen drogas para escapar de una vida de dificultades cotidianas, señaló. "Los más afectados son los jóvenes que se pasan en las playas, y los conductores de autobuses que llevan una vida frenética. La mayoría están desempleados y dependen del trabajo diario para llegar a fines de mes", agregó.

Para peor, faltan centros de terapia y atención, así como estrategias que puedan ayudar a controlar el problema, como la distribución de jeringas limpias y la educación sobre las drogas, dijo la psiquiatra Jessie Mbwambo, del Centro Muhimbili de Información Sanitaria.

Del lado del suministro, la policía debe terminar con un aumento significativo en el movimiento de drogas hacia y a través de Tanzania, agregó. La nación se encuentra en un cruce de caminos para el contrabando entre Asia, Medio Oriente y Europa, lo que se traduce en que las drogas sean relativamente baratas y de fácil acceso, explicó Mbwambo.

Según la Oficina de las Naciones Unidas sobre Drogas y Delitos, inadecuadas medidas de seguridad en puertos y aeropuertos parecen estar alentando el uso del país como punto de tránsito para los narcotraficantes.

Shaboni Robta, ex adicto que ahora trabaja en una organización juvenil en Dar es Salaam, subrayó que es fundamental que los padres adopten un enfoque práctico y que la comunidad se involucre para ayudar a los usuarios de drogas a abandonar sus hábitos.

"El aislamiento, sacar a su hijo del hogar o no hablar sobre estos temas no es la respuesta" apropiada, dijo.

"Los padres no deberían desesperarse. Y la comunidad no debería dar la espalda" al problema, opinó.

El consejero social Badria Hamyar señaló que uno de los mayores desafíos es, simplemente, convencer a los adictos de se hagan el análisis del VIH.

"Los consumidores de drogas no se preocupan mucho por el problema del VIH. Solamente les importa tener drogas y, luego, cuando las dejan, nunca mirar hacia atrás", añadió.

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