La neutralidad del Banco Mundial en materia de cambio climático fue puesta en duda por un nuevo estudio, presentado este jueves por una organización de expertos independientes.
El Banco "aportando dinero a las causas de la crisis climática, al tiempo que se da vuelta y alega tratar de resolverlo", denunció Janet Redman, principal autora del informe e investigadora del Instituto de Estudios Políticos.
Al presentar el estudio de 79 páginas titulado "Banco Mundial: Especulador climático", Redman describió el papel de la institución en los mercados de carbono como "peligrosamente contraproducente" para los esfuerzos internacionales contra el recalentamiento del planeta.
Los mercados de carbono son un mecanismo previsto en el Protocolo de Kyoto, según el cual países y empresas, en especial del sector de la energía, pueden adquirir el derecho emitir gases invernadero, causantes del cambio climático, a cambio de financiar proyectos que mitiguen el fenómeno.
El informe indica que, en lugar de alentar la inversión en fuentes de energía limpias, el Banco presta buena parte de su apoyo financiero al sector de los combustibles fósiles, como el petróleo, el gas y el carbón, cuya quema libera en la atmósfera dióxido de carbono, el principal de los gases invernadero.
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"Está jugando en los dos lados de la crisis climática", dijo Redman. En apenas dos días, aseguró, el Banco prestó no menos de 1.500 millones de dólares a empresas que invierten en combustibles fósiles.
La comunidad científica mundial advirtió en reiteradas oportunidades que se requiere una drástica reducción en el uso de petróleo, gas y carbón para evitar los efectos catastróficos del cambio climático.
El banco alega ser un "agente honesto" en los acuerdos internacionales en la materia, pero el estudio invalida esa afirmación.
"Con poca transparencia en sus créditos y ninguna contabilidad para los débitos de carbono que se acumulan gracias a sus préstamos", tal afirmación "es difícil" de creer, dijo Redman.
El informe indica que el Banco destinó casi 80 por ciento de los 2.000 millones de dólares que asigna al mercado de carbono a proyectos que involucran a las industrias del carbón, los productos químicos, el hierro y el acero.
En contraste, agrega, es insignificante lo invertido en proyectos de reducción de la pobreza.
El Fondo de Carbono para el Desarrollo Comunitario, dependiente del banco, y el Fondo de Biocarbono poseen un capital total de 219 millones de dólares, lo que constituye apenas 10 por ciento del financiamiento del Banco en la materia.
"El Banco financia un proyecto de combustibles fósiles en el país pobre A. El país rico B le pide al Banco ayuda para comprar créditos de carbono, así el país B puede decir a sus contadores de carbono que está actuando seriamente contra el cambio climático", dijo Dephane Wysham, quien participó en la elaboración del informe.
"Ofrece créditos por un precio mucho más bajo de lo que el país B debería pagar si hiciera esos recortes de emisiones en casa", explicó Wysham. "El país A obtiene una cuota del efectivo e invierte en equipos para mejorar ligeramente la eficiencia del proyecto de combustibles fósiles."
"El Banco se queda con su recorte de 13 por ciento y todos están felices", agregó.
Entre otros numerosos ejemplos que ilustran las cuestionables prácticas del Banco Mundial, los autores del informe mencionan su plan de financiar una central eléctrica alimentada a carbón en Mundra, localidad del occidental estado indio de Gujarat.
La construcción del complejo de cinco plantas y 800 megavatios costará 4.140 millones de dólares. Será propiedad de Tata Group —la mayor corporación multinacional de India—, que también lo operará.
Tata Motors, una división del mismo conglomerado, anunció recientemente planes para comprar las lujosas empresas automotrices Jaguar y Range Rover a la compañía Ford, por 2.300 millones de dólares.
En 2007, las ganancias de Tata Power totalizaron 1.600 millones de dólares. "Nos preguntamos cuánta ayuda del Banco Mundial necesita Tata", ironizó Wysham.
Una vez que esté en funcionamiento, la central eléctrica de Mundra será el tercer mayor emisor de gases invernadero de India. El Banco, según los autores del informe, también planea darle a Tata créditos de carbono por su quemador de carbón.
Wysham considera que se trata de "una lógica de mercado bizarra".
"Es un mercado donde el país B puede obtener créditos por ayudar a una corporación aunque una de las corporaciones más ricas del mundo, como Tata, capture pocas emisiones, siempre y cuando sean capturadas en un país 'pobre' como India, independientemente de cuán rica pueda ser la compañía involucrada", señaló.
El informe también explica cómo la política del Banco sobre créditos de carbono afecta a comunidades indígenas sin voz en los proyectos de reforestación.
"El comercio de créditos de carbono forestales se ha convertido en un negocio pujante", dijo Redman. El Banco, explicó, está "alentando" un cambio en el uso de la tierra, pasando de la agricultura de subsistencia a la silvicultura agroindustrial.
Los autores del informe advirtieron que un documento interno del Banco dejó en evidencia, en enero, la intención de la institución de ampliar su participación en el mercado del carbono, con planes multimillonarios para invertir en "adaptación climática" y forestación.
En la conferencia de las Naciones Unidas sobre cambio climático realizada en diciembre en Bali, Indonesia, los países en desarrollo lograron atribuirse la supervisión de esos fondos, por lo que, según Redman, el Banco se apresta a caer en "usurpación de autoridad".
"Los nuevos fondos climáticos instituyen una estructura guiada por los donantes que deja sin voz a los países en desarrollo", agregó.