Mientras los precios de los alimentos siguen aumentando en todo el mundo, algunas de las naciones más pobres en el Sur en desarrollo corren peligro de sufrir agitaciones sociales y políticas.
La inestabilidad, que se podría propagar a cerca de 40 países, fue provocada por un drástico aumento en los precios de las materias primas básicas, como el trigo, el arroz, el sorgo, el maíz y la soja, según la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
Luego de los disturbios de la semana pasada en Haití por el aumento de los precios —en los que cuatro personas perdieron la vida—, el secretario general del foro mundial, Ban Ki-moon, llamó a los donantes internacionales a una urgente asistencia a uno de los países más pobres del Caribe.
Una reunión de ministros de Finanzas de todo el mundo celebrada el fin de semana en Washington alertó que los crecientes precios de los alimentos eran una mayor amenaza a la estabilidad política y social que la actual crisis de los mercados de capital.
La Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) subrayó la situación en seis países con "una excepcional carencia en la producción y suministros de alimentos". Estos son Iraq, Lesotho, Moldova, Somalia, Swazilandia y Zimababwe.
[related_articles]
Luego distinguió a seis países con una "propagada falta de acceso" a los alimentos: Afganistán, Corea del Norte, Eritrea, Liberia, Mauritania y Sierra Leona.
El excesivo aumento en los precios de los alimentos básicos ya provocó manifestaciones en Camerún, Burkina Faso, Egipto y Haití, en tanto que los incrementos en los precios de los combustibles y los productos alimenticios causaron inestabilidad en Costa de Marfil, Indonesia, Mauritania, Mozambique y Senegal.
La FAO también alertó sobre la inminente inestabilidad política y social en países donde entre 50 y 60 por ciento de los ingresos familiares se gastan en alimentos.
"Si las necesidades básicas de alimentos de un vasto número de los pobres permanecen más allá de ellos, con una amplia gama de consecuencias para su bienestar, probablemente no tendrán alternativa que hacerse oír tomando las calles", sostuvo Ernest Corea, hasta hace poco consejero del Grupo Consultivo sobre Investigación en Agricultura Internacional (CGIAR) del Banco Mundial.
Esto ya ha ocurrido en la historia, y manifestaciones de diversa intensidad ya se han producido en varios países, dijo a IPS.
Fue el activista por los derechos civiles estadounidense Martin Luther King quien dijo que "la violencia es la voz de los que no son escuchados", señaló Corea, coautor del libro "Revolucionando la evolución del CGIAR".
Anuradha Mittal, directora ejecutiva del Instituto Oakland, con sede en la occidental ciudad estadounidense de San Francisco, y quien ha realizado exhaustivos estudios sobre temas relacionados con comercio de alimentos y agricultura, dijo a IPS que varias causas de la actual crisis son citadas en los círculos políticos, incluyendo la creciente demanda de China, India y otras economías emergentes.
El crecimiento del ingreso por habitante en algunos de esos países produjo un cambio en sus demandas de alimentos.
Además, los aumentos en los precios también son atribuidos a los crecientes costos de los fertilizantes y de los combustibles, al cambio climático y al nuevo énfasis en destinar las cosechas a la producción de biocombustibles. Estos son responsables de casi la mitad del aumento en el consumo de las principales cosechas en 2006 y 2007.
"Lo que no se menciona es que, en las últimas décadas, la liberalización de la agricultura, el desmantelamiento de las instituciones estatales para convertirlas en juntas de mercadeo, y la especialización de los países en desarrollo en cultivos exportables como el café, la cocoa, el algodón y aun las flores han sido todas cosas estimuladas por instituciones financieras internacionales respaldadas por países como Estados Unidos, y también por la Unión Europea", añadió.
Mittal sostuvo que estas reformas han arrastrado a los países más pobres a una espiral descendente. "La remoción de las barreras arancelarias ha permitido a un puñado de naciones del Norte capturar a los mercados del Tercer Mundo a través de la inundación de materias primas muy subsidiadas mientras socavan la producción alimentaria local", indicó.
Esto tuvo como consecuencia que los países en desarrollo dejaran ser exportadores netos para convertirse en grandes importadores, pasando de tener un excedente comercial en alimentos de unos 1.000 millones de dólares en los años 70 a sufrir un déficit de 11.000 millones de dólares en 2001.
Corea atribuyó la crisis a las inadecuadas inversiones en agricultura y a la drástica caída en la ayuda oficial al desarrollo (ODA).
Además, señaló, hubo también desastres naturales y otros causados por el hombre que impidieron el desarrollo agrícola, que es la base de la seguridad alimentaria. El experto indicó que 21 de los 37 países considerados por la FAO en "crisis alimentaria" y que necesitan asistencia han sufrido inundaciones, sequías y otras condiciones climáticas adversas.
Y 20 de ellos son escenario de conflictos internos y desplazamientos de personas a gran escala.
Además, hubo un gran incremento de la demanda de alimentos como consecuencia del aumento poblacional y del incremento de los ingresos en algunos países.
Por otra parte, cuando se incrementan los ingresos, los patrones alimenticios suelen cambiar. Por ejemplo, los que ganan más tienden a consumir más carnes que los pobres. Una consecuencia de esta tendencia, explicó, es que algunas reservas de alimentos pasan a ser destinadas al procesamiento de comida para animales.
También atribuyó el aumento de los precios a los subsidios que Estados Unidos entrega a sus agricultores para que cultiven productos destinados a la energía, en respuesta a los altos precios del petróleo y derivados. Este año, un tercio de la producción de maíz será usada para producir etanol y no con fines alimenticios. Los crecientes precios de los combustibles también dispararon a su vez los de otros insumos agrícolas, como los fertilizantes y el transporte.