Desde que el gobierno de Kenia ordenó la gratuidad de la enseñanza primaria en 2003, dos millones de niños y niñas se sumaron de la noche a la mañana a los seis millones que ya entonces colmaban las aulas.
La escasez de maestros, manuales de texto e instalaciones inadecuadas obstaculizaron la medida. Cinco años después, persisten las dudas sobre la calidad de la educación básica que Kenia brinda a los escolares.
La experiencia pudo haber allanado el camino hacia la introducción de una educación secundaria gratuita, vigente desde este año.
¿Las autoridades de la enseñanza aprendieron de los errores cometidos desde 2003? Las respuestas a esta pregunta son confusas, especialmente a causa del asunto de las instalaciones.
El año pasado se registraron 1,2 millones de niños en el sistema de educación secundaria de Kenia. Unos 400.000 estudiantes más ingresaron en 2007, y se prevé que se incorporen 200.000 más este año, con la introducción de subsidios que se pagarán a las escuelas.
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Según algunas estimaciones, al menos 4.000 nuevas aulas, el equivalente de 250 escuelas, son necesarias para alojar a los 1,4 millones de alumnos que asistirán a las escuelas secundarias públicas en 2008. Los estudiantes volvieron a clase el 14 de enero.
Kenia tiene hoy 4.478 centros estatales de enseñanza secundaria, muchas de las cuales están en mal estado y carecen de instalaciones esenciales.
"Tal vez debió emplearse todo el año pasado para preparar el programa, construyendo aulas extra y contratando a maestros, pero eso no sucedió", dijo a IPS el asesor educativo Gilbert Obuna.
El secretario de Educación, Karega Mutahi, sostuvo que los locales existentes pueden cubrir el aumento de la asistencia de estudiantes. "Hay algunas escuelas subutilizadas, mientras que otras están congestionadas. Insistiremos en asegurar un equilibrio", señaló.
Moses Ikiara, director ejecutivo del no gubernamental Instituto de Investigación y Análisis en Políticas Públicas de Kenia, también cree que algunos edificios escolares podrían usarse de modo más eficiente.
"El gobierno debió haber generado incentivado el ingreso de estudiantes y educadores. Profesores experimentados y una tradición de buen desempeño atraen a los padres a las escuelas", dijo a IPS.
Pero la falta de personal docente es problemático. La gubernamental Comisión de Servicio de Maestros informó a IPS sobre el plan de contratar a 4.000 maestros extra.
Esto es esencial a la luz de los criterios fijados por el Ministerio de Educación, de entre 40 y 45 estudiantes por clase para recibir dinero en el marco de la nueva iniciativa.
Pero las autoridades congelaron el reclutamiento de maestros adicionales: sólo emplearán personal para reemplazar a quienes abandonan el servicio, que emplea a más de 235.000 funcionarios.
El año pasado, la proporción promedio de alumnos por profesor en los centros de educación secundaria de Kenia era de uno a 45.
"El gobierno debería emplear a más maestros o compensar a los educadores para que den más clases", dijo a IPS Arthur Waweru, del Sindicato de Maestros de Secundaria.
La deficiente infraestructura en las escuelas y el exceso de trabajo de los maestros podría impactar en la enseñanza secundaria.
Muchas instituciones estatales ya se esfuerzan por mejorar su desempeño en las evaluaciones a nivel nacionales, pero su calificación podría empeorar al ingresar alumnos a escuelas mal equipadas.
"Es obvio que la calidad se verá comprometida. El gobierno no estaba pronto", dijo a IPS Judy Achoka, directora del Departamento de Planificación Educativa y Administración de la Universidad Masinde Muliro de Ciencia y Tecnología.
"Hacer que los niños pasen por la escuela secundaria no es suficiente si no se les brinda una educación de calidad. La educación secundaria debería preparar adecuadamente a los niños para sus carreras y su vida futura. Sin aprobar bien los exámenes nacionales, sus opciones serán limitadas", opinó el presidente de la Red Africana de Periodistas Educativos, David Aduda.
Las autoridades pagarán a las escuelas un subsidio de 130 dólares anuales por alumno, que será asignado en cuotas únicas al inicio de cada uno de los tres periodos escolares. Esa suma debería cubrir los costos de clases y administración, mantenimiento y mejoras de la escuela, y actividades en clase.
Los padres todavía son responsables por los uniformes y los almuerzos. El subsidio tampoco cubre los gastos de residencia para los niños en los internados.
Funcionarios educativos son acusados de tratar de sonsacar dinero a los padres. Mientras, los directores de escuelas se han quejado de demoras en la entrega de subsidios, lo cual los obliga a buscar fondos alternativos.
Por su parte, el gobierno atribuye estos retrasos a la lentitud de las escuelas en abrir cuentas bancarias, necesarias para evitar una mala asignación de los subsidios.
Con respecto a los niños de las familias más pobres, se cobra "apenas una pequeña fracción de lo requerido para un estudiante de secundaria", destacó Achoka.
Alrededor de 22,8 por ciento, según estadísticas de la Organización de las Naciones Unidas, "viven en la pobreza, y esto comprometerá la asistencia de muchos niños" pobres, agregó.
"Con la cuota única podemos planificar otras actividades, como equipar bibliotecas y laboratorios", explicó a IPS Mathew Moywaywa, director de un centro de enseñanza secundaria en Gucha, al sudoccidente de Nairobi.
La directora de comunicaciones del capítulo keniata del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), Sara Cameron, dijo que "las inversiones en la educación secundaria redundan en familias más sanas, en una fuerza laboral más calificada, en economías más fuertes y en una reducción de la pobreza".
Para Ikiara, no hay que estar tan pendientes de no tener dificultades en las etapas iniciales de implementación del nuevo sistema. "Después de todo, un largo viaje comienza con un pequeño paso. Y Kenia está en el camino correcto", aseguró.