REFUGIADOS-GRECIA: Abogados padecen mano dura policial

Electra Floropoulou no esperaba una reacción violenta de la policía cuando comenzó a fotografiar a las personas que hacían cola fuera de la Oficina para Extranjeros de la capital de Grecia.

Floropoulou, de Abogados por los Derechos de Refugiados e Inmigrantes, era una de los cinco integrantes de la organización que se encontraba el 27 de enero investigando la cola de 1.200 personas formada fuera de esa dependencia estatal.

"Debido a que la oficina acepta solicitudes de asilo sólo los domingos, la gente se congrega desde temprano fuera del oficina y aguarda horas allí", dijo Floropoulou a IPS. "El procedimiento es humillante y la selección de personas para dar cita se hace sin ningún criterio".

"Un policía grita: 'Bangladesh', algunas personas se apartan de la cola y él elige las que más le agradan. Luego grita: 'Pakistán' y así sigue", relató.

Muchos inmigrantes se ven obligados a regresar varias veces para tratar de conseguir cita.

Cuando ese domingo los abogados trataron de documentar la situación, la policía les pidió sus documentos de identidad y les pidió la cámara. Los oficiales los acusaron de violar la privacidad de las personas que estaban en la cola.

Los agentes recurrieron a la fuerza cuando la abogada se negó a entregar la cámara. "Alguien me empujó con violencia y me pidió la cámara", relató Floropoulou, "Luego me agarró de los pelos y llevó aparte".

Además del impacto personal, son las implicancias de esa conducta policial lo que preocupa a la abogada. "Si ese es el trato que reciben los abogados que quieren defender los derechos de los inmigrantes, ¿qué sucede entonces a aquellos que no tienen ningún estatus ni protección?", se preguntó Floropoulou.

La organización de abogados sostiene que las condiciones fuera de la oficina para extranjeros violan las responsabilidades de Grecia ante a los acuerdos internacionales como la Convención de Ginebra de 1949 y la Convención Europea de Derechos Humanos, pero también la legislación nacional.

Grecia adoptó de manera informal una política de "frontera cerrada". Este país aceptó más de 15 por ciento de los pedidos de asilo entre 1997 y 2001. Esa cifra bajó abruptamente a 0,9 en 2002 y en los últimos años permaneció por debajo de uno por ciento, según la oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur). El promedio en los países europeos es de 20 por ciento.

Grecia tiene la menor proporción de aceptación de refugiados de Europa y una de las más bajas del mundo.

Las autoridades mantienen las estructuras legales y la retórica políticamente correcta, pero no toman medidas en ese sentido.

Condiciones de detención inhumanas, malos tratos por parte de las autoridades, falta de intérpretes y de personal competente en las instituciones que reciben a los inmigrantes y la falta de información acerca de sus derechos son carencias reiteradas.

"No creemos que sea una opción política conciente", señaló Kalliopi Stefani, responsable de asuntos de protección de Acnur. "Pero la amplitud del desorden no puede atribuirse sólo a la incapacidad administrativa".

"Es un hecho que el departamento responsable de procesar las solicitudes de asilo en Atenas, el único que prácticamente funciona en todo el país, tiene sólo dos funcionarios", subrayó Stefani.

La sistemática violación de los derechos de los refugiados lleva a la deshumanización de los uniformados, cada vez más utilizados como un muro entre la sociedad y los extranjeros, añadió.

"Presentamos cargos contra los policías que nos agredieron el 27 de enero", indicó Floropoulou. "Es la única forma de acotar los malos tratos. El silencio no hace más que legitimarlos".

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