Los paisajes son las imágenes que vienen a la mente al evocar la obra de Richard Mayhew. El expresionista nacido en Nueva York atribuye esto a sus raíces, en parte africanas y en parte estadounidenses.
"Es un doble compromiso con la naturaleza. La tierra es muy importante para ambas culturas en términos de estimulación y sensibilidad espiritual, y es muy importante para mí", dijo.
La obra de Mayhew fue exhibida en la anual Muestra Nacional de Bellas Artes Negras.
G.R. N'Namdi, la más antigua galería de arte abstracto a cargo de un negro en Estados Unidos, representa a los trabajos de Mayhew. En 2003, su cuadro "Santuario" se vendió en 6.000 dólares. Ahora se cotiza en 25.000 dólares.
Coleccionistas y comerciantes reunidos en la exposición de mediados de febrero en Nueva York hicieron notar los nuevos y elevados precios, aunque muchas obras de arte negro todavía se consiguen por sumas bajas.
De hecho, el mercado de arte negro estadounidense cambia rápidamente. Las obras son vendidas a precios más elevados, concitando más atención y convirtiéndose en una inversión para muchos. Mientras el mercado está en auge, quienes eligen invertir cosechan las ganancias, a menudo vendiendo los cuadros a un precio muy superior al de su compra.
"Es una función del arte afro-estadounidense que fue ignorada por mucho tiempo. Hablando de modo relativo, esa expresión ha sido extremadamente subvalorada", sostuvo Melissa Azzi, de la Galería Lusenhop, en Chicago.
A Azzi le gusta atribuir la falta de apreciación a las actitudes de los coleccionistas tradicionales de arte. "Las obras más contestatarias tendieron a ser ignoradas. Pero ahora las instituciones y los coleccionistas están un poco más cómodos mirando hacia atrás y tomando nota", señaló.
En particular, los movimientos de los años 60 y 70 que incluyeron comentarios políticos y sociales en su visión artística, como la Afri-Cobra, son vueltos a considerar.
Azzi citó como ejemplo el retrato realizado en 1972 por Wadsworth Jarrell de la activista socialista Angela Davis, titulado "Revolucionaria". En ese cuadro, Jarrell muestra a Davis en un momento de discurso apasionado, combinando eslóganes socialistas para dar forma a la escena.
"Lucha", "resistir", "tener que", "dado mi corazón" y otros mensajes textuales son irradiados desde el punto de fuga: la cabeza de Davis. Los brillantes colores empleados ayudan a ubicar a "Revolucionaria" en su marco cultural. La obra duplicó su precio el año pasado, pero, valuada en 2.000 dólares, todavía es barata.
Las actitudes cambiantes no son la única explicación para lo cambiante del mercado. Bill Hodges, propietario de la galería que lleva su nombre en Manhattan, atribuye esto a que "los estadounidenses negros son capaces de costear una inversión en arte".
Hodges colecciona arte afro-estadounidense desde hace más de 30 años. La mayor parte de ese tiempo, 90 por ciento de sus clientes fueron de origen no africano. Actualmente los números se revirtieron: alrededor de 95 por ciento de sus clientes son negros, dijo.
Y el nuevo interés no está relegado solamente al arte negro. El artista Tafa, nacido en Ghana pero radicado en el bario neoyorquino Harlem es un testigo directo de la evolución de las actitudes.
"Cada vez más gente aprecia el arte negro. Solía estar sub-representado, pero ahora concita la atención tanto en Estados Unidos como en Europa", afirmó.
A fines de enero, la firma londinense de remates Bonhams se convirtió en la primera no sudafricana en organizar una venta dedicada exclusivamente al arte de ese país.
El remate de arte facturó más de 2,8 millones de dólares. Las obras de Irma Stern "La recolectora de tomates" y "Retrato de una niña del Occidente africano" alcanzaron los precios más altos: unos 371.000 y 275.000 dólares respectivamente.
Ambos precios de venta se situaron casi 100.000 dólares por encima de sus valores estimados previo a la subasta. En 2006, Bonhams vendió un autorretrato del artista sudafricano Gerard Sekoto —pionero del arte negro urbano y del realismo social— en más de 245.000 dólares, más de nueve veces su valor estimado.
En Estados Unidos, el Museo de Arte Moderno del Condado de Los Ángeles inauguró una exhibición dedicada exclusivamente al arte africano. La muestra, titulada "La tradición como innovación", comenzó en enero.
Mientras las exhibiciones típicas enfatizan la influencia que tuvo el arte africano sobre los pintores modernos que rompieron con la tradición, como el español Pablo Picasso, esta muestra presenta al arte africano en su propio contexto.
En la Muestra Nacional de Bellas Artes Negras, en Nueva York, Mark Small, propietario de las Galerías Golden, en el central estado estadounidense de Colorado, fue rápido en señalar la participación de los jóvenes en la escena.
"Todo el tiempo veo a miembros de las generaciones más jóvenes reconocer artistas afro-estadounidenses que, a través de la mayor parte de sus carreras, han sido ampliamente desconocidos. Es realmente genial ver eso", expresó.
Muchos de los artistas de más edad se formaron en la ciudad de Chicago. Allí, dos escuelas pioneras dieron a los artistas estadounidenses negros la oportunidad de estudiar cuando otros pocos lo hacían: la Escuela del Instituto de Arte de Chicago y el Centro de Arte de la Comunidad del Lado Sur.
De este modo, la ciudad se convirtió en un centro, y muchos artistas significativos, entre ellos Wadsworth Jarrell, estudiaron allí durante por lo menos un año. Las obras que produjeron marcaron un punto de inflexión en la historia del arte negro.
Hoy, el creciente interés en las obras de artistas negros puede señalar otro.