Los distintos factores que amenazan la economía mundial, incluida la creciente probabilidad de recesión en Estados Unidos, aconsejan cautela a la hora de evaluar las perspectivas para este año de las inversiones extranjeras en los países industrializados, advirtió una agencia de la ONU.
La Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (Unctad) estimó que los precios elevados y volátiles de los productos básicos pueden generar presiones inflacionarias.
Por ese motivo, tampoco puede excluirse un endurecimiento de las condiciones de los mercados financieros, señala un estudio de esta agencia especializada de la ONU (Organización de las Naciones Unidas).
En ese cuadro, la casi certeza de que la economía estadounidense entrará en recesión y las incertidumbres acerca de sus repercusiones en caso de concretarse, pueden determinar una actitud más cautelosa de los inversores, pronosticó.
Esas consideraciones subrayan la necesidad de valorar con mesura el futuro de las inversiones extranjeras directas (IED) en los países industrializados, insistió la Unctad en su primer informe anual sobre el desarrollo de las inversiones.
En un plano general, la Unctad evalúa empero, que, pese a algunas proyecciones económicas desfavorables para 2008 y del potencial endurecimiento de las normas sobre inversiones extranjeras en recursos naturales y en industrias relacionadas, la elevada demanda de esos recursos en todo el mundo puede impulsar las IED en las industrias extractivas.
El análisis global, válido para todos los niveles de desarrollo, insiste en que los persistentes desequilibrios externos internacionales, las agudas fluctuaciones de las tasas de cambio, el aumento de los índices de interés, las presiones inflacionarias y también la volatilidad de los precios de los productos básicos pueden llegar a contraer los flujos de IED en el mundo.
El tono cauteloso del informe cuando se ocupa de las perspectivas para este año en los países ricos contrasta con el entusiasmo de su anuncio sobre el nivel record de 1,5 billones de dólares alcanzado por las IED en 2007, superando la marca anterior establecida en 2000.
Los flujos de inversiones crecieron en 2007 en los tres grupos de economías, las industrializadas, las del Sur en desarrollo y los países de Europa del este y de la Comunidad de Estados Independientes (CEI), que reúne a los integrantes de la hoy desaparecida Unión Soviética.
Tal expansión reflejó las tendencias de alto crecimiento por parte de las compañías transnacionales y de comportamiento económico sostenido en muchas partes del mundo.
Pero el grueso de los flujos de IED estuvo constituido por las fusiones y adquisiciones transfronterizas, alimentadas por los aumentos de los beneficios de las empresas y por la abundancia de liquidez.
Sin embargo, el valor de las fusiones y adquisiciones disminuyó en la segunda parte de 2007, apuntaron los técnicos de la Unctad.
Con todo, el volumen global de los flujos de IED en todo el período no se vio afectado por la crisis financiera y crediticia que comenzó a fines de la segunda mitad de 2007, aclararon.
El estudio de la Unctad observó que, pese a la retracción de la economía de Estados Unidos, la depreciación de la moneda de ese país puede haber ayudado a mantener los altos flujos de IED orientados hacia ese país. Esos fondos provenían especialmente de naciones con divisas apreciadas, como las de Europa o de Asia en desarrollo.
Mientras los problemas de los préstamos hipotecarios en Estados Unidos afectaban la capacidad de préstamo de los bancos, nuevas inyecciones de capital provenientes de fondos diversos, incluidos fondos soberanos como los originarios de los Estados de Singapur y de Arabia Saudita, han contribuido a solucionar algunos de las dificultades.
En cuanto a la distribución de los flujos de IED, el aporte destinado a las naciones industrializadas creció por cuarto año consecutivo hasta alcanzar a un billón de dólares.
Gran Bretaña, Francia y Holanda recibieron porciones significativas, aunque Estados Unidos mantuvo su posición de principal receptor de IED, con 192.900 millones de dólares, superando los 175.400 millones de 2006.
El flujo hacia los países en desarrollo aumentó en 16 por ciento, mientras que las naciones de Europa del este y de la CEI mejoraron en 41 por ciento. En los dos casos, obtuvieron marcas récord de los niveles de recepción.
En África, los ingresos de IED en 2007 se mantuvieron relativamente sólidos. El nivel sin precedentes obtenido en el período, de 36.000 millones de dólares, se apoyó en el auge continuado de los mercados mundiales de productos básicos.
Una de las fuentes significativas de IED fueron las fusiones y adquisiciones en la actividad extractiva y en las industrias relacionadas, aunque esos acuerdos entre empresas tuvieron lugar también en el sector bancario de la región. Egipto, Marruecos y Sudáfrica fueron los principales beneficiarios de los flujos.
En América Latina y el Caribe, los flujos de IED establecieron un récord al crecer 50 por ciento hasta llegar a 126.000 millones de dólares. En el caso de esta región, tuvieron más importancia las auténticas inversiones en el terreno, mediante nuevas inversiones y expansión de instalaciones, que las fusiones y adquisiciones.
Los incrementos más notorios se produjeron en las grandes economías de la región, en particular en Brasil, Chile y México.
Las inversiones orientadas a Asia del sur, del este y del sudeste, así como a Oceanía, sumaron 224.000 millones de dólares, con un aumento de 12 por ciento respecto de 2006. China fue la principal receptora.
La región de Europa del este y de la CEI también alcanzó cifras sin precedentes en el flujo de ingreso, con un aumento de 41 por ciento hasta llegar a 98.000 millones de dólares. De esta manera, esa región ha logrado una continuidad sin interrupción de siete años de crecimiento de las IED. Rusia duplicó el monto de las inversiones recibidas.