Mientras más de 10 empresas se postulan para abrir nuevas plantas de energía nuclear en Estados Unidos, principalmente en el sur, habitantes de zonas afectadas y ambientalistas cuestionan al gobierno y a grandes corporaciones por afirmar que son seguras.
Gigantes energéticos como Southern Company, Entergy, y Florida Power and Light son atraídos por miles de millones de dólares en incentivos gubernamentales ofrecidos por el gobierno de George W. Bush.
"El gobierno federal desembolsa una serie de incentivos para intentar engatusar a las empresas públicas para que vuelvan al juego", dijo a IPS Glenn Carroll, de la organización no gubernamental Nuclear Watch South.
El Congreso legislativo de Estados Unidos aprobó en diciembre seguros de préstamos por 38.500 millones de dólares para la industria nuclear. "Si ellos no pueden o no quieren devolver el préstamo, el gobierno les garantizará a los bancos hasta 80 por ciento", explicó Carroll.
Cinco sitios ya se postularon para las primeras licencias combinadas en 32 años, indicó a IPS Roger Hannah, portavoz de la Comisión Regulatoria Nuclear (NRC, por sus siglas en inglés). Están ubicados en el sur del meridional estado de Texas, en Bellefonte en el sudoriental Alabama, Calvert Cliffs en el oriental Maryland, North Anna en el oriental Virginia, y Lee Site en el sudoriental Carolina del Sur.
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Cuatro compañías se postularon a los permisos en Grand Gulf, Mississippi (sur), Clinton, Illinois (centro), North Hanna, Virginia (oeste), y Plant Vogtle, en Georgia (sudeste).
"Hemos tenido muestras de interés de entre otras 12 y 15 compañías", dijo Hannah.
La NRC realizó una audiencia pública en Waynesboro, Georgia, una de las ciudades más afectadas por Plant Vogtle, el 4 de octubre de 2007, para tratar su Proyecto de Declaración de Impacto Ambiental. La NRC debe producir este documento, según la Ley Nacional de Políticas Ambientales, de 1970.
La NRC insiste en que los riesgos planteados por la energía nuclear son pequeños y están dentro de pautas federales. Sin embargo, los activistas alegan que el proyecto de declaración ignora muchos asuntos y sostiene que la energía nuclear es insegura.
En un momento en que Georgia atraviesa una sequía histórica, cuando a los habitantes se les dice que el estado se está quedando sin agua potable, la NRC y otras agencias permiten que alrededor de 1.000 millones de galones de agua anuales procedentes del río Savannah sean consumidos por las existentes unidades 1 y 2 de Plant Vogtle, en el condado de Burke.
"Vogtle demandará su suministro de agua a expensas de todos los demás", dijo William Mareska, de Augusta, en la audiencia.
"Hay sólo un sistema hídrico. Es toda la misma agua", señaló a IPS Janet Marsh, directora ejecutiva de la Liga de Defensa Ambiental de Blue Ridge, en una entrevista telefónica.
IPS revisó el proyecto de declaración, de unas 600 páginas, en el que se explica que las propuestas unidades 3 y 4 de Plant Vogtle consumirán 1,76 metros cúbicos por segundo, en promedio, que equivalen a entre 0,7 y 1,7 por ciento del caudal del río por año, según el documento.
Ese porcentaje equivale a unos 55 millones de metros cúbicos anuales, según cálculos de IPS confirmados por la NRC.
"Esto es más que lo consumido por todos los residentes de Atlanta, Savannah y Augusta (las ciudades más pobladas de Georgia) combinados", aseguró Sara Barczak, de la organización no gubernamental Alianza Meridional para la Energía Limpia.
Aunque la lluvia alimentará nuevamente al río, la NRC calcula que "la reducción resultante en el caudal del río será de cinco centímetros (cúbicos) en el nivel 3 de las condiciones de sequía, y de 2,5 en condiciones de descarga promedio" cada año.
Además, las plantas también consumirán, en promedio, casi 2.400 litros por minuto, procedentes de dos acuíferos, según el Proyecto de Declaración de Impacto Ambiental.
Un acuífero ya perdió 4,6 metros de agua desde que las unidades 1 y 2 de Vogtle iniciaron sus operaciones en 1987. La merma de las aguas como resultado de las unidades 3 y 4 será de 2,1 metros luego de 30 años de operaciones normales, señala la declaración.
"Estas reducciones incrementales en las aguas son pequeñas en comparación con los 120 metros" del acuífero, concluye el boceto del documento.
El productor rural Doug Rhodes, que vive justo al lado de las unidades 1 y 2, dijo a la NRC que "hay media docena de pozos de agua al ras". "Si tenemos un problema con los pozos, ¿qué les pasará? Southern Company dijo que manejaría la infraestructura. ¿Por qué no se hizo eso?", preguntó.
"En las últimas semanas tuvimos informes de que agricultores de la zona que tuvieron que cavar pozos más profundos para poder irrigar sus parcelas y también se han tenido que hacer perforaciones adicionales para las viviendas. Los habitantes del lugar culpan del problema a Vogtle. La idea de dos nuevas plantas nucleares es de real preocupación", dijo Marsh.
La NRC no entrevistó a Rhodes ni a otros cultivadores, pero agencias locales le dijeron que el consumo de agua no plantearía un riesgo para los pozos, dijo Hannah a IPS.
No está claro cómo la reducción del nivel del río y de los acuíferos tendrá un impacto pequeño, incluso según las regulaciones de la propia NRC. La definición legal de un pequeño impacto es cuando "los efectos ambientales no son detectables o son tan menores que ni desestabilizarían ni alterarían de modo notorio ningún atributo importante del recurso".
¿Acaso una merma del volumen de agua dos metros en 30 años no es ni detectable ni notoria? La NRC alegó que no lo es. Para que lo sea, "un agricultor que vive al lado de una planta, usando agua de pozo para irrigación, tendría que notar algún cambio en el recurso hídrico. No queremos decir que un científico que use equipos no podría notar alguna diferencia, (pero) no será detectable por un usuario del recurso", explicó Hannah.
Las nuevas unidades de Plant Vogtle, como cualquier otro reactor nuclear, emitirán lo que la NRC considera pequeñas cantidades de contaminación radiactiva a través de efluentes líquidos y gasificados.
En el boceto de declaración, la NRC establece que las cantidades de radiactividad proyectada son menores que las "dosis" permitidas federalmente para el público.
"Actualmente no hay datos que establezcan inequívocamente la aparición de cáncer tras la exposición a dosis inferiores a unos 1.000 milisieverts y en dosis bajas", agrega el texto.
Sin embargo, según un estudio de Joseph Mangano, desde que se abrieron las unidades 1 y 2 "la proporción de muertes por cáncer para niños y adolescentes en los 11 condados más cercanos a Vogtle aumentó 58,5 por ciento, comparado con una reducción nacional de 14,1 por ciento".
El estudio se basa en datos de la Southern Company y de los estadounidenses Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades.
"Durante los mismos periodos, la mortalidad en el condado de Burke creció mucho y a causa de todos los tipos de cáncer, especialmente entre los negros, los niños y los adultos jóvenes, mientras que en (el resto de) Estados Unidos se redujo", continúa el estudio.
Mangano dijo a IPS que, según su estudio, el condado de Burke originalmente tuvo registros de cáncer menores que el resto del estado. "En un pueblo rural sin industria, el cáncer sería más bajo. No tomar en serio la evidencia sobre el aumento de la radiactividad y del cáncer en esta área es actuar de modo irresponsable y peligroso", opinó.
"No estoy aquí para decir si la Sociedad Estadounidense del Cáncer apoya a los dos nuevos reactores en Plant Vogtle, sino para decirles que Plant Vogtle apoyó a la Sociedad Estadounidense del Cáncer", aseguró en la audiencia la portavoz Theresa Carter.
Funcionarios locales también elogiaron a Plant Vogtle en la audiencia y expresaron que apoyaban los nuevos reactores. "Tenemos mucha gente aquí que depende de Plant Vogtle. Ellos son muy amigables con esta comunidad", resumió el comisionado del condado, Alphonso Andrews.