Varias regiones de Mozambique sufren devastadoras lluvias, que causaron el desborde de los ríos Zambezi, Búzi, Púnguè y Save. Nadie sabe aún con certeza la cantidad de personas que murieron por esta causa en las últimas semanas, pero se estima que la cifra final puede superar la centena.
Casi 100.000 mozambiqueños se vieron obligados a dejar sus hogares como resultado de las inundaciones, según el Centro de Operaciones de Emergencia del Instituto Nacional para el Manejo de Desastres.
Entre el 27 de diciembre y el 23 de este mes, gracias a operaciones efectuadas por la Unidad Nacional de Protección Civil, fueron rescatadas unas 12.000 personas que habían quedado aisladas en áreas inundadas.
Todavía llueve en las cuencas del centro y el sur del país, pero el nivel de los ríos se ha estabilizado. Las operaciones de rescate siguen en marcha, aunque se reduce gradualmente la cantidad de personas en los campamentos de evacuados.
Empero, este drama es recurrente en Mozambique. Entre 2000 y 2001, las inundaciones obligaron a más de 250.000 personas a abandonar sus viviendas. En los primeros meses del año pasado las aguas arrasaron de nuevo y, cuando todavía miles de mozambiqueños no se habían recuperado, otra vez en diciembre se desató el drama.
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La construcción de la represa de Cahora Bassa de 1969 a 1974, para suministrar energía eléctrica a África austral, buscó también regular el flujo del río Zambezi y, de ese modo, proteger a los habitantes de las cuencas.
Sin embargo, el suministro eléctrico a la red todavía no es confiable y la persistencia de las inundaciones en el centro y el sur de Mozambique muestran que los diseñadores de Cahora Bassa no lograron su objetivo.
El clima en África austral fue particularmente duro con Mozambique el año pasado. A comienzos de 2007, el ciclón Favio hizo que se intensificaran las lluvias y se destruyeran gran cantidad de cultivos y quedaran miles de personas sin hogar.
Las agencias de asistencia tuvieron que aportar grandes cantidades de alimentos para unos 500.000 mozambiqueños que habían perdido todo.
Pero, mientras buen parte del país se inundaba, otras regiones padecían una implacable sequía. El Programa Mundial de Alimentos (PMA) tuvo que alimentar a las víctimas de ambos fenómenos al mismo tiempo.
Buena parte de las actuales inundaciones en la cuenca del Zambezi es resultado directo de lluvias inusualmente fuertes en el área de captación, que drena desde amplias zonas de la República Democrática del Congo, Malawi, Zambia y Zimbabwe.
Una de las razones de la alta mortalidad en Mozambique es que muchas personas ignoran las advertencias de inundaciones y se niegan a evacuar sus hogares, por temor a perder los cultivos y los animales. Temen morir de hambre luego que las aguas retrocedan.
"Seremos más enérgicos, incluso usando las fuerzas militares si es necesario, para evacuar las personas que tenazmente insisten en permanecer en áreas de alto riesgo", explicó Casimiro Abreu, del Instituto Nacional para el Manejo de Desastres.
Sin embargo, tras enfrentar las críticas por sus esfuerzos a veces de mano dura para reasentar a las personas de las áreas de alto riesgo, el gobierno cambió su estrategia, ofreciendo incentivos de "alimento por trabajo" para convencer a la gente de que se traslade a áreas más seguras.
Usar esta estrategia tuvo algunos resultados positivos, pero muchos aldeanos todavía eligen invocar su derecho constitucional a vivir donde les plazca.
Bajos esas circunstancias, el Instituto Nacional para el Manejo de Desastres ahora solamente estará habilitado a informar sobre las condiciones climáticas adveras y a advertir de los peligros que ello conlleva.
Las autoridades todavía no están seguras de la cantidad de personas fallecidas en las últimas inundaciones, pero calculan que fueron menos en 2000 y 2001.
Por lo menos tres personas fueron víctimas de cocodrilos que ampliaron su área de circulación debido a las inundaciones.
Ahora los funcionarios están preocupados por los riesgos sanitarios normalmente asociados con el periodo crítico posterior a las inundaciones, cuando las condiciones son ideales para la aparición de mosquitos y aumentan los casos de paludismo. El cólera también se cierne sobre el país.
"Hay peligro de diarrea y de una epidemia de cólera asociada con la gran cantidad de personas en un solo lugar. Sin una acción rápida en el frente del saneamiento, el riesgo aumentará", indicó Bruno Lab, portavoz de la organización no gubernamental Médicos Sin Fronteras.
"No hay suficiente acceso a agua potable, y es una situación difícil cuando una clínica sanitaria repentinamente tiene que asistir a 9.000 personas. La situación podría empeorar", agregó Lab.