Brasil, China, India y Sudáfrica, en representación de los países en desarrollo, obligaron a Estados Unidos a asumir compromisos clave en los últimos minutos de la conferencia internacional sobre cambio climático en Bali, Indonesia, este sábado.
El acuerdo final hacia una "hoja de ruta de Bali" recibió un espaldarazo cuando la jefa de la delegación estadounidense, Paula Dobriansky, cedió ante los perspicaces y, a menudo, emotivos argumentos del Grupo de los 77 (G-77), que reúne a 130 países en desarrollo y China.
"Seguiremos avanzando y nos uniremos al consenso", declaró Dobriansky, subsecretaria de Estado (vicecanciller) para Democracia y Asuntos Globales. Esta aseveración fue recibida con un cálido aplausos.
Poco antes, el representante de Papúa-Nueva Guinea, Kevin Conrad, expresó la profunda frustración de los miembros del G-77 a las objeciones de Estados Unidos al texto final de la hoja de ruta.
"Si no pueden ser líderes, deléguenos la tarea. Por favor, quítense del camino", urgió Conrad, visiblemente ofuscado, ganándose la ovación de los otros delegados.
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La declaración de Conrad fue precedida por la del delegado sudafricano, quien le recordó a Estados Unidos que el texto final hacia una solución unificada, acordado por todos los integrantes del G-77, no tenía precedentes en las negociaciones sobre cambio climático.
"Esto nunca había pasado antes y no fue posible el año pasado", subrayó Marthinus Van Schalkwyk, ministro de Ambiente y Turismo de Sudáfrica.
La controversia se concentró en un párrafo de la sección vinculada a la contribución futura del mundo en desarrollo a la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero.
Esta discrepancia obligó a postergar del viernes a este sábado el final previsto de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático, que comenzó el 3 de este mes.
La conferencia reunió a cerca de 11.000 participantes, incluidos ministros y altos funcionarios de 188 países miembro del foro mundial.
La sesión final de los funcionarios gubernamentales comenzó este sábado de mañana, tras una dura ronda de negociaciones para lograr consenso en una redacción aceptable del documento final.
China e India, en su carácter de principales economías del G-77, plantearon las objeciones iniciales a la formulación del acuerdo final y cambiaron la lista de prioridades para las naciones en desarrollo a fin de contribuir a mitigar el cambio climático.
"El G-77 aceptó un borrador en la noche (del viernes), pero (este sábado) de mañana notamos que hubo cambios", dijo a IPS Kirit Parikh, miembro de la comisión india de planificación y uno de los delegados del equipo de su país en a la reunión.
"No estamos seguros de quiénes estuvieron detrás de esto. Pero es inaceptable para nosotros", subrayó.
El G-77 alienta "acciones" nacionales de los países del Sur para contener las emisiones de gases invernadero, en primer lugar en el marco de "un contexto del desarrollo sustentable, respaldado por tecnología y facilitado por financiación y capacitación".
La postura de las naciones en desarrollo, desde el principio de la conferencia, fue garantizar la contribución de los países industriales a la financiación y su aporte de tecnologías que no dañen el ambiente a fin de combatir sus propias emisiones de gases invernadero.
El bloque de países en desarrollo acordó considerar tales expectativas en programas nacionales que sean "mensurables, comunicables y verificables" como prueba de los esfuerzos "nacionales apropiados de mitigación".
El texto sometido a la aprobación de los gobiernos este sábado de mañana incluyó los últimos reclamos en materia de contención de emisiones a la cabeza de la agenda de asistencia y desarrollo.
El gobierno de Estados Unidos quedó solo en la sesión final, pues Dobriansky insistió en que se diera prioridad a la mecánica de la mitigación en los países en desarrollo "porque habían hecho declaraciones (acerca de contener las emisiones), pero sin compromisos. Eso es lo que queremos".
El otro jugador clave de la conferencia, la Unión Europea (UE), terminó inclinando todo su peso en favor del G-77.
"Las naciones industriales deben aportar fondos verdaderos, tecnología y brindar asistencia a las naciones afectadas por el cambio climático o las que pronto lo estarán para que pueda adaptarse pronto", dijo a IPS Daniel Mittler, portavoz de la organización ambientalista Greenpeace Internacional.
"En ese sentido, en la conferencia de Bali se hicieron avances", añadió.
Los frutos de la presión ejercida por el G-77 a lo largo de las negociaciones, en el marco de esta conferencia, vieron la luz el viernes de noche.
"Las naciones en desarrollo libramos una dura batalla en la conferencia para proteger nuestros intereses legítimos. Tuvimos que pelear por cada ínfimo detalle para garantizar nuestros objetivos", declaró a la prensa el embajador de Pakistán, Munir Akram, también presidente del G-77.
Además, insinuó que hubo amenazas, "incluidas sanciones comerciales".
Akram no dio mayores explicaciones, pero fuentes diplomáticas europeas revelaron que delegados de Estados Unidos, llegado cierto punto, mencionaron la "gobernanza" en las naciones en desarrollo como requisito para que Washington formara parte de la hoja de ruta de Bali.
La conferencia fue calificada como de momento significativo en el marco de los esfuerzos internacionales para combatir el cambio climático en el sistema multilateral de la ONU (Organización de las Naciones Unidas).
Informes científicos divulgados este año dieron la alarma acerca de que el planeta se estaba recalentando a un ritmo superior al previsto y llamaron a reducir de forma significativa las emisiones de gases invernaderos.
El peso de la responsabilidad cayó sobre las naciones industriales, las mayores emisoras de gases invernadero como el dióxido de carbono, el metano y el óxido nitroso, desde la Revolución Industrial.
La Convención Marco de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático de 1992 incluye el Protocolo de Kyoto, acordado en esa ciudad japonesa.
Bajo ese convenio en vigor desde 2005, 38 países industrializados —aunque luego Estados Unidos retiró su firma, y Australia no lo ratificó sino hasta este mes— están comprometidos a reducir sus emisiones de gases invernadero en al menos 5,2 por ciento para 2012, respecto de las cifras de 1990.
Uno de los objetivos que las organizaciones ambientalistas pretendían lograr en la conferencia de Bali era que las naciones industriales redujeran sus emisiones entre 25 y 40 por ciento para 2020, respecto de las cifras registradas en 1990.
Eso no estuvo incluido en el texto final, pese a las advertencias de los científicos acerca del caos ambiental que se generaría en las naciones en desarrollo, de seguirse elevando la temperatura.
Los párrafos vinculados a las emisiones específicas para después de 2012, detallados en el borrador de la hoja de ruta de Bali que había circulado el jueves, quedaron reducidos a una nota al pie este sábado.
Finalmente, no hubo acuerdo en cifras concretas de reducción de emisiones, pero el documento final sí incluye un cronograma y una agenda de futuras negociaciones que pueden llevar a que las naciones ricas aporten fondos para los países en desarrollo, y les transfieran tecnología.