SIDA-TAILANDIA: Drogadictos librados a su suerte

La reputación de Tailandia como líder mundial en la lucha contra el sida fue puesta en duda por un estudio, según el cual el gobierno ignora a quienes están más expuestos al virus que causa la enfermedad: los adictos a las drogas intravenosas.

"El gobierno tailandés estima que entre 40 y 50 por ciento de quienes se inyectan drogas están infectados con VIH, proporción virtualmente inalterada en las últimas dos décadas", señala el informe de la organización de derechos humanos Human Rights Watch (HRW) y el no gubernamental Grupo de Acción para Tratamiento del Sida (TTAG, por sus siglas en inglés), con sede en Bangkok.

La actitud hostil en los centros de salud hacia los adictos a la heroína infectados refleja el clima existente, comentó el director ejecutivo de TTAG, Kreignkrai Atempreasert, él mismo portador del virus de inmunodeficiencia humana (VIH), causante del sida.

"Ser consumidor de drogas intravenosas no es sencillo. Cuando esperamos turno en las clínicas la policía nos acosa. Personalmente he visto cómo los médicos negaron la atención a varios de mis amigos porque eran adictos", agregó.

"No tienen la oportunidad de intercambiar información sobre el uso de drogas o los tratamientos que pueden obtener en los centros de salud. Muchos de ellos entregan a la policía información sobre las personas que concurren para recibir asistencia", dijo Rebecca Schleifer, del programa sobre VIH/sida de HRW.
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En consecuencia, muchos de quienes reciben medicamentos antirretrovirales para prolongar su vida temen informar a los médicos acerca de sus hábitos de consumo de drogas, señaló el informe "Barreras en Tailandia para el tratamiento de personas con VIH/sida que consumen drogas".

El estudio fue divulgado el jueves, en vísperas del Día Mundial del Sida, que se celebrará este sábado. El martes se publicó otro informe según el cual la cepa de VIH que prevalece en Tailandia es mucho más virulenta que otros tipos del virus.

"Los portadores en Tailandia mueren significativamente más rápido que quienes están infectados con VIH en otras partes del mundo", señalan dos estudios realizados por la Escuela Bloomberg de Salud Pública de la Universidad Johns Hopkins de Estados Unidos.

"El promedio de supervivencia de los hombres infectados en Tailandia es de entre siete y ocho años, frente a 11 años en el caso de quienes viven en América del Norte y Europa", indicó el estudio.

"Asimismo, es menor que la registrada para una población similar en países de ingresos medios y bajos de África subsahariana", donde prevalecen otras cepas del VIH, agregó.

Sin embargo, las medidas adoptadas por las autoridades tailandesas y organizaciones de la sociedad civil en los años 90 evitaron que el país sufriera tasas perturbadoras de contagio como las que se registran en África subsahariana.

Campañas públicas —como una que insta a trabajadoras sexuales a usar preservativos— permitieron reducir 80 por ciento las nuevas infecciones en un periodo de 15 años.

Igualmente llamativa ha resultado la capacidad del sistema de salud pública de Tailandia para proporcionar antirretrovirales de primera y segunda línea a quienes requieren este tipo de tratamiento.

Unas 140.000 personas reciben hoy los de primera línea y otras 10.000 comenzarán a contar con los de la segunda línea en breve plazo.

La semana pasada, el departamento de control de enfermedades confirmó que cerca de un millón de personas resultaron infectadas con VIH desde su aparición hace 23 años. En las últimas dos décadas, 558.895 murieron a causa de la enfermedad.

Pero el informe de HRW adverte que la situación puede empeorar de forma marcada si los consumidores de drogas intravenosas continúan excluidos del sistema de salud pública. Alrededor de tres millones de personas —cinco por ciento de la población de Tailandia— son adictas, agregó.

"Aunque la mayoría utiliza metanfetaminas, entre 100.000 y 275.000 consumen heroína, 80 por ciento de ese total por vía inyectable", señaló HRW.

"A diferencia de otros grupos expuestos al contagio con VIH, como las trabajadoras sexuales y los reclutas, la prevalencia de contagios entre los drogadictos intravenosos jamás ha mostrado una reducción significativa", indica el estudio. La cuarta parte de las nuevas infecciones se produjeron en ese sector.

"La tasa de contagio entre quienes se inyectan drogas puede llegar a 60 por ciento en algunas regiones", destaca el informe en referencia a un grupo que formó parte de la "primera ola" de infecciones con VIH en Tailandia.

"La tasa de prevalencia pasó de virtualmente cero a 40 por ciento en un solo año cuando fue identificado por primera vez en 1987-1988", agrega.

La ayuda a los consumidores de drogas, reclamó HRW, debe respetar sus derechos y asegurar que quienes busquen asistencia en los centros de salud "no serán penalizados". También reclamó poner en práctica un programa de canje de jeringas descartables y terapia de mantenimiento con metadona.

"El gobierno también debe ser claro acerca del sentido del tratamiento a las personas que consumen drogas", dijo el director de TTAG, Paisan Suwannawong. "Aunque las autoridades dicen que los consideran como pacientes, de hecho los tratan como si fueran criminales y los castigan."

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