Expertos en desarrollo económico, líderes de la sociedad civil y funcionarios de gobierno coincidieron en la tercera conferencia del Proceso de Helsinki en que el neoliberal Consenso de Washington no es una solución para los países del Sur, sino la causa de sus principales problemas.
En contraste al énfasis neoliberal en la privatización, los participantes de la conferencia celebrada hasta el jueves en la capital de Tanzania sostuvieron que el Estado debe tener un papel central en el desarrollo económico y social.
"El neoliberalismo no es la solución a los problemas económicos y sociales que afrontan los países en desarrollo", sostuvo Josep Xercavins, profesor de Economía y Desarrollo de la española Universidad Politécnica de Cataluña y coordinador del Foro Mundial de Redes de la Sociedad Civil, una coalición de grupos no gubernamentales.
"Estamos viendo en América Latina las devastadoras consecuencias de 25 años de aplicación del neoliberalismo. Necesitamos un nuevo paradigma, con un nuevo papel para el Estado", añadió.
Se conoce como Consenso de Washington al conjunto de políticas económicas neoliberales impuestas a los países del Sur en desarrollo por los organismos multilaterales de crédito con sede en la capital estadounidense, como el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial, a través de programas de ajuste estructural.
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La reunión de Dar es Salaam revisó el progreso logrado en los últimos dos años con el Proceso de Helsinki sobre Globalización y Democracia. Esta iniciativa conjunta de los gobiernos de Finlandia y Tanzania fue lanzada a fines de 2002 para darle a los representantes del Norte y del Sur "un nuevo tipo de foro equitativo para reunirse y discutir asuntos de mutua preocupación".
Titulada "Gobernanza inclusiva: reduciendo las divisiones globales", la conferencia celebrada entre el 27 y el 29 de este mes analizó diversos temas relacionados con globalización y democracia, desde los actores no estatales en la promoción de la paz y seguridad internacionales, hasta la relación entre las políticas nacionales y globales en la lucha contra la pobreza.
"Debemos promover una nueva agenda de desarrollo, siguiendo los tres principios que se distancian radicalmente de los del FMI", dijo el miércoles en la sesión plenaria del encuentro el director del brasileño Instituto Observatorio Social, Kjeld Jakobsen.
"Primero: tenemos que reconocer que está mal adoptar las mismas medidas (sociales y económicas) en países que atraviesan diferentes fases de desarrollo", indicó.
En segundo lugar, "a las preocupaciones económicas y sociales se les debe dar la misma importancia en la formulación de esas medidas. Y, en tercer lugar, esta agenda debe ser concebida a través de un proceso democrático. La participación de la sociedad civil en el debate y la implementación es clave en un mundo complejo e interdependiente como el de hoy", añadió.
Una postura similar tuvo Michelle Pressend, investigadora del sudafricano Instituto para el Diálogo Global. "En países con altos niveles de desigualdad, el Estado no tiene otra opción que embarcarse en una activa de desarrollo económico", afirmó.
"Es crucial que el Estado desarrolle la capacidad y el poder de implementar sus políticas económicas y sociales", agregó.
El principal objetivo del Estado debe ser la distribución equitativa de la riqueza del país entre la población, afirmó.
Con ella coincidieron otros participantes de la conferencia.
Pero los participantes de la reunión en Dar es Salaam también alcanzaron otro consenso: el "Sur global", en el que los países en desarrollo se unen para afrontar sus problemas y metas comunes, no existe.
"No hay un Sur global. El Sur afronta, fragmentado, los desafíos del desarrollo impuestos por la globalización", dijo Yash Tandon, director ejecutivo del South Centre, con sede en Ginebra.
Aunque las fuertes economías emergentes como Brasil, China, India y Sudáfrica avanzan a posiciones importantes en foros internacionales, todavía llevan sus propias agendas, a veces incluso actuando como nuevos poderes imperiales con sus vecinos, sostuvo.
En la conferencia también se analizó la financiación de políticas por el desarrollo.
Xercavins instó al Proceso de Helsinki a apoyar la idea de imponer impuestos a las transacciones financieras especulativas, con el fin de recolectar fondos para proyectos internacionales de cooperación.
El académico señaló que la idea debería ser debatida en la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU). "Tenemos que regresar a la ONU, tenemos que reforzar las instituciones multilaterales y democráticas a favor de este nuevo paradigma de desarrollo", señaló.