Los arrecifes de coral desaparecerán en pocos decenios si no se concreta una reducción sin precedentes en las emisiones de dióxido de carbono, advirtieron científicos de la Universidad Nacional de Australia.
La mayor concentración de dióxido de carbono en la atmósfera acelera el proceso de acidificación de las aguas oceánicas.
"No sólo los corales se ven afectados, sino también gran parte del plancton en los océanos australes", señaló Malcolm McCulloch, científico de la universidad australiana que investiga cuestiones ambientales.
El plancton es el motor de la "productividad" del océano "y se encuentra en la base de la red alimentaria que sostiene el krill, las ballenas, el atún y nuestras pesquerías", afirmó McCulloch.
También cumple un importante papel absorbiendo carbono de la atmósfera y manteniéndolo en la profundidad del océano. Si se reduce el plancton se acelerará, en consecuencia, la concentración de ese gas y el agua se volverá más ácida.
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Recientes investigaciones demostraron que en los últimos 50 años la acidez del agua del océano aumentó en alrededor de un tercio de una unidad de pH, tres veces más que en mediciones anteriores.
"Estas son las primeras investigaciones y la tendencia no es uniforme, pero todo indica que la acidez del agua del océano se ha incrementado", dijo McCulloch.
Los océanos y la atmósfera están estrechamente ligados. El dióxido de carbono, emitido por actividades humanas como el empleo de combustibles fósiles, se combina en el agua de mar con iones de carbono, formando ácido carbónico.
Este proceso se detectó hace apenas tres años, y los científicos todavía tratan de determinar su impacto global.
Ove Hoegh-Guldberg, del Centro para los Estudios Marinos de la australiana Universidad de Queensland, dijo a IPS que "con el proceso de acidificación, desaparecen los iones de carbono, críticos para la calcificación varios organismos marinos, incluidos los corales".
Hoegh-Guldberg, McCulloch y más de 50 científicos marinos que participaron de un foro del Centro para la Excelencia en los Estudios de los Arrecifes de Coral reclamaron acciones para que "todas las sociedades y gobiernos reduzcan de manera inmediata y sustancial las emisiones de gases invernadero".
La mayoría de los expertos en cambio climático atribuyen a estos gases, el principal de los cuales es el dióxido de carbono, gran parte del recalentamiento planetario.
La acción exigida por los científicos "es la única forma de prevenir un daño mayor a los arrecifes de coral", advirtieron.
A medida que aumenta la cantidad de dióxido de carbono en la atmósfera, se reducen los iones de carbono, en consecuencia, los corales dejan de "construir" arrecifes.
"Sin los arrecifes, se destruye el hábitat de alrededor de un millón de especies", dijo Hoegh-Guldberg.
Los arrecifes son los organismos vivientes más grandes del planeta, fácilmente visibles desde el espacio. Su importancia biológica y económica es sorprendente.
Aunque ocupan menos de uno por ciento de los océanos, constituyen el hogar o un recurso vital para entre 25 y 33 por ciento de las criaturas marinas. La Unión Mundial para la Conservación los considera vitales para la supervivencia humana.
En las naciones isleñas con insuficientes tierras agrícolas, la pesca es una fuente primaria de proteínas y, frecuentemente, constituyen el único ingreso económico, dijo Simon Donner, quien investiga el impacto del cambio climático en la Universidad de Princeton, Estados Unidos.
El turismo a la Gran Barrera de Arrecifes australiana, de 2.000 kilómetros de extensión, representó un ingreso por 6.000 millones de dólares sólo en 2006.
Alrededor de 500 millones de personas dependen de los arrecifes y son las menos responsables por las emisiones de carbono, dijo Donner a IPS. Sus emisiones promedio por habitante es 10 veces menor al de Estados Unidos.
El cambio climático también calienta los océanos, lo cual causó la pérdida de color de los corales. La mayor temperatura del agua provocó un daño importante a la Gran Barrera australiana y a los corales del Caribe en 2005.
Los arrecifes se pueden recuperar de la pérdida si están sanos y la temperatura del agua se reduce. Pero su recuperación será imposible si la concentración de dióxido de carbono en la atmósfera se eleva a 500 partes por millón, ya que no quedarán suficientes iones de carbono en los océanos para que los corales crezcan, señaló Hoegh-Guldberg.
Llegados a ese punto, se transformarán de "ecosistemas en desarrollo en desiertos marinos", agregó.
Este escenario podría presentarse en unas décadas con los actuales patrones de consumo de carbón, petróleo y gas, según pronosticó este mes la Agencia Internacional de Energía (AIE).
La AIE calculó que las emisiones se incrementarán 57 por ciento para 2030. Cuando lleguen a ese nivel, la concentración de dióxido de carbono se ubicará en un rango de entre 450 y 500 partes por millón, en opinión de algunos expertos.
Superar ese nivel no es una opción, sino una invitación a la catástrofe, advirtió Hoegh-Guldberg.
No todos coinciden. "No creo que 500 partes por millón sea un umbral crítico", dijo a IPS Ulf Riebesell, del Instituto Leibniz de Ciencias Marinas de Kiel, Alemania.
Investigaciones de Riebesell en fiordos noruegos publicadas en la revista Nature indican que un mayor nivel de dióxido de carbono aumenta la cantidad de plancton en los océanos y podría mejorar su capacidad de absorción de ese gas, que queda retenido en el fondo marino.
Si esto ocurre en todo el mundo sería una buena noticia, desacelerando la acumulación de dióxido de carbono en la atmósfera. Pero Riebesell teme la acidificación de los océanos por un aumento de ese gas en sus profundidades, algo que ahora se ha verificado sólo en la superficie.
Otro impacto puede ser la creación de áreas con escasez de oxígeno, o zonas muertas. Al desaparecer el plancton, se crean extensas zonas en la que muy poco puede vivir. Esto ya está ocurriendo en el Golfo de México.
Riebesell no estudió el impacto en los corales, pero señaló que la declinación en la calcificación observada por los australianos afectará al fitoplancton y su capacidad para llevar carbono a las agua profundas. Pero todo esto es objeto de intenso debate.
También podría ocurrir que para el momento en que los niveles de carbono sean suficientemente altos para evitar la formación de arrecifes, los corales ya hayan muerto a causa de la mayor temperatura del agua del océano.
"Si usted es un coral, elija qué veneno prefiere", señaló Donner. "La amenaza a los arrecifes de coral es tan grave que incluso los científicos más reticentes están gritando subidos a los techos."