Estados Unidos figura en el puesto número 41 en un nuevo análisis sobre mortalidad materna en 171 países elaborado por expertos en salud pública de la ONU.
A pesar de su enorme riqueza y avanzada tecnología, Estados Unidos está muy rezagado respecto de otros países industrializados —en incluso de algunos en desarrollo— a la hora de brindar una adecuada atención de salud a las mujeres en el embarazo y el parto.
El estudio, presentado el viernes en el recinto de la ONU (Organización de las Naciones Unidas), muestra que incluso un país considerado "en desarrollo" por la comunidad internacional como Corea del Sur está en una posición superior a la estadounidense en esta materia.
"Las muertes innecesarias por complicaciones vinculadas con el embarazo y el parto se deben a que Estados Unidos avanza en una dirección incorrecta", dijo Beneva Schulte, de Women Deliver, organización con sede en Washington que defiende los derechos reproductivos de las mujeres y su acceso a los servicios de salud pública de este país.
Basado sobre datos de 2005, el estudio, realizado por la Organización Mundial de la Salud (OMS), los fondos de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) y la Población (Fnuap) y el Banco Mundial, indica que una de cada 4.800 mujeres en Estados Unidos corre riesgo de muerte en el embarazo.
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En contraste, entre los 10 países industrializados que ocupan los primeros puestos de la lista, menos de una de cada 16.400 enfrenta una situación similar, indica el informe, titulado "Maternal Mortality in 2005".
Según los expertos, la razón es que en muchos países europeos y Japón en el mundo industrializado, a las mujeres se les garantiza servicios de salud y planificación familiar de buena calidad, que minimizan su riesgo de muerte.
Expertos independientes y legisladores responsabilizan a la actual política de salud pública de Estados Unidos por su pésimo desempeño, pues 47 por ciento de los ciudadanos estadounidenses no tienen acceso a seguros de atención médica. La mayoría de ellos son negros y de otras minorías étnicas o religiosas.
"Debemos asegurarnos de que las mujeres embarazadas estén cubiertas. Aunque tengamos la mejor tecnología, no todos tienen acceso a atención de salud", dijo a IPS la congresista demócrata Lois Capps.
Capps también señaló que el alcance del problema podría ser aún peor de lo que aparenta. "Tenemos que mejorar nuestra recolección de datos. No creo que tengamos toda la información", observó.
Expertos de la ONU que prepararon el análisis dijeron haber desarrollado nuevos criterios para calcular la mortalidad materna, para superar la falta de datos de algunos países y corregir los que están disponibles y contienen errores por reportar menos casos de los reales y clasificarlos mal.
Sostienen que esa inconsistencia en los datos sobre muertes y en su clasificación crea amplias incertidumbres en muchos lugares, incluso en países industrializados. Pero, casi con certeza, todos los cálculos subestiman el problema.
Eve Lackritz, jefa de Salud Materna e Infantil de los Centros para el Control de las Enfermedades, identificó la "desigualdad racial" como el principal factor de la alta mortalidad materna de Estados Unidos.
"Las mujeres negras son cuatro veces más vulnerables que las blancas", dijo Lackritz a IPS.
Según esta alta funcionaria, la obesidad y la hipertensión son en Estados Unidos dos importantes causas de riesgos en el embarazo. "Debemos ser más responsables. Éste es uno de nuestros grandes problemas", afirmó.
El otro extremo del espectro muestra 10 países —todos ellos en África, excepto Afganistán— donde la elevada fertilidad y los deficientes sistemas de salud causan riesgos extremos a las embarazadas.
Según los investigadores, en países como Chad, Malí, Nigeria y Somalia, más de una de cada 15 mujeres tiene probabilidades de morir por causas relacionadas con el embarazo. El estudio indica que una de cada siete mujeres de Níger es vulnerable a la muerte durante la gestación.
Este análisis llega en momentos en que activistas por el desarrollo y funcionarios de la ONU evalúan los avances mundiales en el cumplimiento de los ocho Objetivos de Desarrollo del Milenio.
Estas metas, definidas en 2000 por la Asamblea General de la ONU, incluyen reducir dos tercios la mortalidad infantil y tres cuartos la materna para 2015 respecto de 1990.
También figuran entre los objetivos reducir a la mitad la proporción de personas que padecen pobreza y hambre, garantizar la educación primaria universal, promover la equidad de género, combatir el sida, la malaria y otras enfermedades, asegurar la sustentabilidad ambiental y fomentar una asociación mundial para el desarrollo.
Expertos creen que en los últimos siete años el mundo no cambió mucho para los millones de mujeres pobres en lo relativo a su bienestar económico y su acceso a servicios de salud.
Esta semana, la revista médica The Lancet señaló que, al ritmo actual, casi no hay esperanzas de que el mundo pueda lograr el objetivo de reducir 75 por ciento la mortalidad materna.
Cada año, unos 20 millones de mujeres se someten a abortos inseguros, lo que, según la publicación, es una importante causa de enfermedades y muertes maternas.
Activistas por los derechos reproductivos dicen que los gobiernos deben tomar medidas drásticas para revertir la situación si se toman en serio el cumplimiento del Objetivo del Milenio relativo a la mortalidad materna.
"Estamos como hace 20 años", anotó Ann Starrs, de la organización independiente Family Care International, en una declaración escrita. "Medio millón de mujeres fallecen cada año por complicaciones en el parto."
Un estudio del profesor Ken Hill, de la estadounidense Universidad de Harvard, halló que entre 1990 y 2005 las muertes maternas cayeron, pero menos de uno por ciento anual.
Hill y muchos otros investigadores calculan que al menos entre 10 y 20 millones de mujeres sufren cada año perjuicios por complicaciones al momento de dar a luz.
Los expertos sostienen que este sufrimiento podría evitarse fácilmente si los donantes internacionales contribuyeran con apenas 6.100 millones de dólares en los próximos siete años.
Del 18 al 20 de este mes, más de 1.500 líderes mundiales se reunirán en Londres en la conferencia "Women Deliver", que se concentrará en crear voluntad política y fortalecer los sistemas de salud para prevenir las muertes de "una mujer cada minuto de cada día durante el embarazo o el parto".