SALUD-PAKISTÁN: Dudoso resultado de decreto sobre transplantes

En Pakistán pocos creen que la ordenanza presidencial para regular los transplantes de órganos detenga el floreciente comercio de riñones humanos.

"El comercio continuará siempre que haya donantes pobres y saludables, así como pacientes ricos que necesiten un riñón y estén dispuestos a pagar el precio. Esto solamente ocurrirá de manera clandestina", dijo a IPS Shahzad Rizwan, de 30 años.

Hace cuatro años, Rizwan vendió uno de sus riñones para devolver un préstamo de unos 366 dólares que había solicitado cuando su esposa fue sometida a una cesárea.

"Nadie tuvo ninguna objeción (al comercio) hasta que los agentes se volvieron demasiado codiciosos y dejaron de pagar las sumas prometidas a los donantes. Esa es la realidad", dijo Rizwan.

Tras varios años de fracasados intentos de legislar al respecto, la Suprema Corte se ocupó en julio de una serie de denuncias sobre personas pobres que eran coaccionadas a vender sus riñones a precios bajos, y ordenó al gobierno regular en la materia.

Pero hay muchos vacíos en la ordenanza promulgada el 3 de este mes. Para empezar, no prohíbe completamente las donaciones por parte de personas "no relacionadas" con el paciente. Una cláusula habilita que las donaciones de riñones sean hechas por personas que no guardan vínculo alguno con el receptor, siempre que esto se haga de manera "voluntaria, genuinamente motivada y sin coacción".

"Cualquier ley es tan buena o tan mala como la sociedad la haga. Ahora por lo menos se pueden tomar medidas para frenar una actividad nefasta que goza de una completa impunidad legal", dijo a IPS Anwar Naqvi, del Instituto Sindh de Urología y Tecnología en la meridional ciudad de Karachi, que es también un activista a favor de regulaciones.

En mayo, cuando la policía de Lahore realizó redadas en 10 hospitales, la impunidad se hizo evidente.

"No había ninguna ley que dijera que el comercio de esta clase era ilegal", explicó Sajjad Hassan Khan Manj, policía superintendente en el área de Kot Lakhpat, donde estaban ubicados esos centros de asistencia.

"Los hospitales nos mostraron formularios de consentimiento debidamente firmados o sellados", agregó.

Con la promulgación de la ordenanza, se limitaron las oportunidades de donaciones de personas no relacionadas, volviendo ilegales la compra y la venta abiertas de riñones. También se impuso una prohibición completa a las donaciones a extranjeros.

A medida que los pacientes que padecían enfermedades renales en etapa terminal comenzaron a llegar en masa desde Estados Unidos y Europa, y de países árabes ricos de Medio Oriente, Pakistán adquirió la reputación de ser uno de los "bazares de riñones" del mundo.

"En 2006 fueron realizados unos 2.000 transplantes de riñones en Pakistán. De estos, 500 fueron donaciones de familiares y otros 500 fueron pakistaníes que podían obtenerlos de un pariente pero compraron riñones porque o bien los donantes eran reticentes o el receptor pensaba que pondría en peligro la vida del donante. Los otros 1.000 transplantes fueron realizados a extranjeros, una vasta mayoría de los cuales procedían de Arabia Saudita", dijo Naqvi.

Aunque Arabia Saudita tiene su propio programa de donaciones en base a cadáveres, muchos sauditas son reticentes a donar sus órganos tras su muerte debido a creencias religiosas y culturales.

Ahsan M. Khan, director ejecutivo del Hospital Masood de Lahore, una de las 10 instituciones que fueron objeto de redadas por presunto involucramiento en el comercio de órganos, duda que la ordenanza frene el tráfico.

"Como los abortos (ilegales), esto continuará. En vez de se realizados por equipos de cirujanos en instituciones de buena reputación, los transplantes se llevarán a cabo por manos no calificadas", dijo Khan.

Khan citó el ejemplo de India, en donde se prohibieron los transplantes comerciales hace más de una década por tanto pasaron a la clandestinidad.

La nueva ley de transplantes estipula que se deberán instaurar comités de evaluación en cada institución donde se realice un mínimo de 25 transplantes anuales. Estos comités incluirán a dos notables de la sociedad civil para asegurarse de que no ocurran delitos o explotación de pobres para beneficiar a los ricos.

El decreto también instruye la creación de una autoridad de control federal que incluya a destacados médicos. Una importante función de este organismo sería enmarcar las reglas y el sistema para certificar a centros y profesionales habilitados para realizar transplantes, además de llevar a cabo inspecciones.

"Todavía puede haber algunas áreas que necesitan ser revisadas para purgarlas de mal uso. La ordenanza puede no ser perfecta. Siempre hay espacio para mejoras", reconoció Naqvi.

La nueva ley también exige esfuerzos urgentes en dos frentes. "Debemos mejorar nuestro servicio de diálisis y comenzar a trabajar para promover el programa de donaciones post-mortem", dijo Sajjad Hussain, un urólogo y cirujano de transplantes radicado en Lahore.

Por el momento se calcula que hay unas 7.500 personas que se dializan, con apenas 140 centros en el sector público y en el privado, algunas de ellas con apenas uno o dos dializadores.

El doctor Sanaullah, urólogo consultante en el Hospital General de Lahore, dijo que las donaciones por parte de personas que no tienen vínculo con el receptor no pueden eliminarse completamente.

"A menudo las enfermedades (se reproducen) en las familias. Entre ellas, las que conducen a las fallas renales. Eso vuelve difícil hallar parientes sanos que puedan donar un riñón", explicó.

A él también le preocupa que, aparte de no tener suficientes centros de diálisis, incluso la calidad no sea la adecuada. "Las máquinas que usamos son obsoletas y anticuadas, los técnicos no están apropiadamente calificados, y hay un grupo muy pequeño de nefrólogos buenos. Nuestros servicios de diálisis necesitan una completa puesta a punto", opinó.

Una mejor alternativa, dijo, habría sido exigir al Estado que legalice y regule las donaciones.

"Esto garantizaría que los donantes sean adecuadamente compensados y que se les brinde un seguro de salud. También eliminaría el mercado negro de órganos y volvería seguro el transplante, tanto para donantes como para receptores".

(*La investigación para este artículo contó con el apoyo del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo a través de su Asia Pacific Human Development Media Fellowship).

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