MÚSICA-TAILANDIA: Uno, cien, mil Elvis

Luces de destellos brillan en la distancia mientras ritmos «copados» y sonidos salvajes impregnan la atmósfera del centro de la capital de Tailandia. A medida que la bulliciosa multitud llega hasta el delirio se hace imposible ignorar la celebración.

¿Una típica imagen de la exuberante vida nocturna de Bangkok? No precisamente.

Cientos de fanáticos se congregaron a comienzos de este mes en el salón de baile del Hotel Asia para conmemorar la muerte de un monarca, aunque no precisamente de una casa real sino del más plebeyo rock and roll.

Han pasado 30 años desde que Elvis Aaron Presley finalizó su glorioso reinado en su mansión de Memphis, Estados Unidos, el 16 de agosto de 1977, cuando fue encontrado muerto por sobredosis de drogas, aunque oficialmente se registró un ataque al corazón.

Por más de 20 años, Elvis había logrado poner al mundo en estado de trance con temas inmortales como "Hound Dog" y "Jailhouse Rock".

Con júbilo irreprimible e incontrolada extravagancia, el concierto no fue simplemente el recordatorio del aniversario de una muerte sino una fiesta de celebración de una vida y una leyenda.

Algunos de los asistentes, la gran mayoría personas de mediana edad, vestían pantalones acampanados y llevaban puestos anteojos de sol para este acontecimiento que se extendió hasta la medianoche.

Los llevaban puestos quienes se mostraban caracterizados como Elvis, junto con sus típicas chaquetas tachonadas de lentejuelas, los enormes cuellos altos y las aún más enormes patillas (postizas). Había un Elvis delgado, varios Elvis barrigones, otros con ropa de distintos colores: amarillos "eléctricos", azules, negro.

Todos, sin embargo, tenían algo en común: el pelo peinado con gomina, una marca registrada de Elvis.

"Esta es la quinta vez que vengo al concierto de Elvis", comentó Kiattisaknikorn Thanakorn, un analista financiero en sus 60 años. Admitió que entiende poco y nada de las letras en inglés de las canciones de su ídolo, pero sin embargo él y su hermano mayor han sido fanáticos de Elvis desde la infancia.

"Su forma de vestirse, la manera en que bailaba y su voz tuvieron un gran impacto en las vidas de muchos. Ahora es posible revivir el pasado, simplemente asistiendo a conciertos como este", agregó Kiattisaknikorn.

El Hotel Asia comenzó a organizar estas conmemoraciones en 1997 y desde entonces no dejan de atraer a miles de personas de todas las clases sociales. Entre ellas estaban los imitadores, los fanáticos, turistas y huéspedes del hotel, que pagaron por sus entradas entre 24 y 45 dólares.

Asimismo, hubo otros conciertos para recordar al rey del rock and roll en diversas partes de Tailandia, que no siempre es conocida como un santuario para aspirantes asiáticos a imitadores de Elvis.

"Llevo casi 10 años personificándolo", comentó Rudy Souza, un imitador que viajó desde Macao para actuar en el concierto y que trabaja en los hoteles y casinos de esa ciudad, donde ganó varios concursos por sus caracterizaciones de Elvis.

"Aunque su muerte resultó algo increíble, siento que revivo su legado cada vez que aparezco luciendo como él", comentó Souza.

A medida que se sucedían las actuaciones de la caravana de imitadores, las melodías de Elvis mantenían en vilo a la audiencia por horas y la dejaban rogando por más. El brillante ambiente, creado por las deslumbrantes lentejuelas de los trajes, transportó el salón de vuelta a los años 60, impulsando a las parejas a ir directo hacia la pista de baile.

La multitud, incansable, prologaba cada canción familiar con una salvaje ovación, pero tan pronto como la atronadora voz de los imitadores rugía a través del salón un abrupto silencio precedía el continuo y enceguecedor destello de los flashes de las cámaras fotográficas.

"Aunque esta es sólo la segunda vez que vengo, voy al volver el año que viene si me resulta posible", remarcó Tadthep Sujitjom, un empresario de 50 años. "Es una buena oportunidad para que los fanáticos nos hagamos amigos de otros que tienen un mismo interés. Las personas de mi edad necesitan encuentros sociales de este tipo", agregó.

"Aunque Elvis era muy popular en los años 60, quizás a causa de su muerte hoy lo es todavía más. No me gustaba su manera de actuar", dijo Tadthep en tono de broma.

Papontee Veerapravati, el más joven entre los imitadores del "rey", aseguró que "Elvis no está muerto. Todavía vive en el corazón de todos". Su madre comentó que se volvió un fanático escuchando los discos que ella y su marido ponían.

"Empecé a personificarlo hace cinco años porque estaba atrapado por su música", agregó Papontee, un estudiante de 12 años de edad en una escuela internacional de Bangkok.

Aunque el concierto estuvo pensado para unir a los fanáticos y, aunque sólo por un momento, volver al pasado, Elvis en persona se hubiera sentido orgulloso de saber que parte de la recaudación iba a ser donada a la Cruz Roja de Tailandia.

"Gracias, muchas gracias a todos", le hubiera dicho Elvis Presley a Tailandia.

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