DESARROLLO-MAURICIO: La laguna azul en venta

«En este país estamos vendiendo todo, desde nuestros cuerpos hasta nuestra tierra, y ahora el mar y la laguna. ¿Va a quedar algo para nosotros?», se preguntó Jack Bizlall, portavoz de la red de organizaciones no gubernamentales de Mauricio llamada Kalipso.

"No sé cómo decirle a mis hijos que están vendiendo el mar y la laguna a inversores privados y que yo no estoy haciendo nada para oponerme a ellos", comentó el ambientalista Vassen Kauppaymuthoo.

Activistas y pescadores locales, junto a otros que se ganan la vida en actividades relacionadas con el mar y la laguna, tratan de impedir que el gobierno de esta república siga adelante con su proyecto de ley sobre "negocios acuáticos".

Igual preocupación muestran los activistas por la laguna, como denomina la población local al área marina entre los 160 kilómetros de costa de Mauricio y los arrecifes cercanos debido a la calma de sus aguas azul claro, uno de los principales atractivos turísticos de la isla.

El gobierno pretende regular la actividad comercial que se desarrolla en el mar o en torno de él. Partes del océano y la laguna serán entregadas en concesión, por lo que dejarán de pertenecer al dominio público. El plazo máximo de arrendamiento será de 30 años, según el proyecto.

Las concesiones al sector privado se otorgarán para construir embarcaderos, extraer agua de mar y desarrollar la acuicultura. El plan también contempla otorgar a quienes obtengan los arrendamientos porciones de tierra cercanas a la costa.

Cualquier persona que ingrese a las áreas concesionadas sin permiso será castigada con penas de hasta un año de prisión o una multa de hasta 3.125 dólares, según el proyecto de ley.

El gobierno de esta isla del Océano Indico, 900 kilómetros al este de Madagascar, busca inversores privados con experiencia y suficiente capital para pagar el arrendamiento y las licencias, con una participación de extranjeros que podría llegar hasta 80 por ciento.

"Si se aprueba esta ley, la laguna y el océano alrededor de la isla dejará de pertenecer al público y será integrado a los inversores para su uso exclusivo", afirmó Kauppaymuthoo.

El ambientalista agregó que el gobierno no está facultado para hacerlo, ya que la Constitución de este país, que se independizó de Gran Bretaña en 1968, establece que el océano no le pertenece.

Asimismo, señaló que la acuicultura tiene consecuencias negativas para el ambiente, pues los peces son alimentados con harinas animales, productos químicos y otras sustancias que contaminarán el mar y la laguna, causando enfermedades a las personas y atrayendo a los tiburones.

"La industria del turismo, que aporta a la isla una gran cantidad de divisas, también sufrirá", advirtió. Mauricio está desarrollando rápidamente su sector turístico, con la meta de atraer unos dos millones de visitantes al año en el corto plazo.

El ministro de Agroindustria y Pesca, Arvin Boolell, dijo en defensa del proyecto que el desarrollo de la acuicultura y la industria pesquera es parte de la estrategia oficial para acelerar el crecimiento económico.

El objetivo es duplicar en siete años el ingreso per cápita, que ahora se ubica en torno a los 5.400 dólares. "¿Cómo haremos esto si no es creando riqueza y trabajo para nuestra gente?", se preguntó el ministro de Industria y Comercio, Rajesh Jeetah.

El presidente de la gubernamental Comisión para la Democratización de la Economía, Cader Sayed Hossen, indicó que el azúcar refinado, uno de los principales productos de exportación de Mauricio, se vende en Europa a 500 euros la tonelada, mientras que una tonelada de corvina roja se paga 3.500 euros.

"Eso significa un gran ingreso para la isla", dijo.

Boolell enfatizó el crecimiento en el consumo de pescado por habitante, que alcanzó los 21 kilogramos, y el agotamiento de este recurso en la laguna.

El director del Fondo de Inversión de los Pescadores, que apoya el proyecto, agregó: "¿Cómo vamos a alimentar a la población y a los turistas sin pescado?"

Ya se han identificado 20 sitios potenciales para el desarrollo de la cría artificial y diez inversores, tanto locales como extranjeros, han declarado su interés, dijo a IPS una fuente del Consejo de Inversiones.

Boolell indicó que Mauricio podría recibir 25 millones de dólares en inversiones, que crearían 5.000 puestos de trabajo.

Según un estudio realizado por una firma francesa, se podría llegar a una producción anual de 29.000 toneladas de pescado en criaderos.

"Si todos estos proyectos se llevan a la práctica se utilizará menos de uno por ciento de los 280 kilómetros cuadrados de la laguna", indicó Boolell.

Kauppaymuthoo es pesimista. "Cuando una puerta ha sido abierta, permanece abierta. Hoy es uno por ciento, que se puede convertir en dos por ciento y después en más. ¿En qué punto nos vamos a detener?", se preguntó.

Pequeñas organizaciones políticas y sociales son las únicas que critican el proyecto. Algunas argumentan que los pescadores y el público se verán privados del acceso a las playas y la laguna.

Uno de estos grupos, Lalit, destacó que "guardias privados ya están custodiando las playas frente a los hoteles. Cada vez son más los que se construyen, tomando una parte creciente de la costa".

Boolell negó que se vaya a prohibir el acceso de la población a las playas, y aseguró que se prohibirá la navegación de embarcaciones de esparcimiento.

"Los que se oponen al proyecto deberían ir a ver el único criadero de peces de la isla. ¿Acaso están prohibiendo que la gente vaya a la playa?", agregó.

Ese criadero comenzó a operar en 2002 en el sureste de la isla. Produce unas 1.000 toneladas anuales en una superficie de dos hectáreas de mar, tanto como los 2.000 pescadores dedicados a la pesca artesanal en un área de 243 kilómetros cuadrados.

El director de la firma, Chris Lee Sin Cheong, afirmó que no existe ningún problema derivado de su actividad, ya sea ambiental o a causa de su supuesta atracción de tiburones. "No prohibimos a nadie el acceso al mar. Todos pueden venir y comprobarlo por sí mismos, pero nadie lo ha hecho hasta ahora", dijo.

Cheong, sin embargo, admitió que la ley propuesta regulará el acceso.

"De otra forma, cualquiera podría venir para hacer cualquier cosa en el mar y la laguna", agregó. También aseguró que "nunca contaminaríamos el ambiente, afectando a la industria turística que está creciendo rápidamente".

Kauppaymuthoo recordó que en la década de 1990 las autoridades negaron que existiera un problema de contaminación del agua por la actividad de una planta dedicada a teñir textiles.

"Pero un estudio de la Universidad de Mauricio, que envió al exterior ejemplares de salmonete para que fueran analizados, detectó la presencia de metales pesados en ellos", afirmó.

Las organizaciones sociales enfatizan que si los criaderos resultan útiles deben estar en manos de pescadores artesanales, con la vista puesta en el interés del público, y encarando la actividad de manera sustentable.

Bolell indicó que a causa de la globalización Mauricio debe identificar nuevos sectores de actividad económica. "La acuicultura es uno de ellos. O nos adaptamos a las nuevas condiciones", afirmó, "o perecemos".

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