COMERCIO-ÁFRICA OCCIDENTAL: Puerto cercano, acceso lejano

Los esfuerzos por resolver la prolongada crisis política en Costa de Marfil parecen avanzar. Sin embargo, comerciantes de países vecinos sin salida al mar todavía dudan del proceso de paz y, con ello, de un rápido acceso a esos puertos del océano Atlántico.

En 2002, Costa de Marfil quedó escindida en un norte dominado por rebeldes y un sur controlado por el gobierno. Esto cortó los vínculos entre los puertos y los estados septentrionales.

La división tuvo lugar luego de un fallido golpe de Estado orquestado por rebeldes que acusaban a las autoridades de marginar a los habitantes del norte, así como a residentes extranjeros.

En marzo se firmó un acuerdo de paz en Ouagadougou, la capital de la vecina Burkina Faso, al nordeste de Costa de Marfil.

Posteriormente, el líder rebelde Guillaume Soro fue designado primer ministro en un gobierno de poder compartido, y se desmanteló una zona de exclusión establecida por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) entre el norte y el sur. El presidente de Costa de Marfil, Laurent Gbagbo, también habló de celebrar elecciones antes de fin de año.
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No obstante, el comerciante maliense Aboubacar N'diaye se mostró cauto en cuanto a hacer negocios como antes de la división.

"Tras el inicio de la crisis en Costa de Marfil, en 2002, tuvimos más de ocho millones de toneladas de mercaderías bloqueadas en el puerto de Abidjan", dijo a IPS.

N'diaye recordó que el gobierno de su país fue obligado a firmar acuerdos con países como Ghana y Togo, al este de Costa de Marfil, para proporcionar rutas alternativas para las mercaderías. Desde esas naciones pueden llegar a Malí vía Burkina Faso.

"Este tránsito a través de Ghana y Burkina Faso nos cuesta mucho dinero, unos 3.000 millones de francos CFA (alrededor de seis millones de dólares), y empresarios que no tenían seguridad financiera quedaron en bancarrota", precisó N'diaye.

"Todavía no estoy pronto para revivir semejante aventura", agregó, en el final de un reciente viaje de investigación a Abidjan, que es también la capital económica marfileña.

En cambio, N'diaye prefiere esperar hasta que las cosas en Costa de Marfil vuelvan a la normalidad para usar de nuevo los puertos de este país de África occidental. La segunda terminal portuaria más importante del país es San Pedro, en el sudoccidente.

Inoussa Maïga, un nigerino que exporta cebollas a Costa de Marfil, enfatizó que los conflictos en este estado no solamente perjudicaron el tráfico hacia y desde puertos marfileños, sino también otras formas de comercio transfronterizo.

"La importancia de las relaciones comerciales entre Costa de Marfil y Níger no solamente se refleja en el tránsito portuario, sino también en intercambios de manufacturas y productos del sector agrícola nigerino", señaló.

"Cualquier mal funcionamiento de la industria marfileña tiene repercusiones directas para las actividades económicas nigerinas", agregó,

Maïga citó la importancia de productos como aceite vegetal, materiales de la construcción, gas butano, jabón y productos de plástico, que los nigerinos importan de Costa de Marfil.

Indicó, además, que el mercado marfileño ofrece una gran salida para productos como las cebollas, y para la venta de ganado de Níger.

Más de 30 por ciento de las cebollas nigerinas se exportan a Costa de Marfil, destacó.

"Seguimos esperando que Costa de Marfil regrese rápidamente a la paz, porque las cebollas son un producto altamente perecedero. La mínima demora de sus ventas podría tener serias consecuencias económicas para comerciantes y productores nigerinos", aseguró.

Maïga también espera un regreso a la normalidad en Costa de Marfil antes de continuar usando los puertos de este país.

Para el economista marfileño retirado Bakary Méité, tales dudas se justifican. "Los países del Sahel continental, como Malí, Burkina Faso y Níger, fueron afectados por la crisis sociopolítica en Costa de Marfil", dijo, destacando que 75 por ciento de las exportaciones a estos países son canalizadas a través del puerto de Abidjan.

Otro economista, Emmanuel Digbeu, radicado en la capital política marfileña, Yamoussoukro, se hizo eco de estos puntos de vista.

"Esta crisis reveló una cierta falta de previsión de parte de los comerciantes en países del Sahel, francófonos y sin salida al mar, que nunca habían pensado en diversificar sus fuentes de suministros", añadió.

Digbeu sugirió que esos estados consideran estrategias para ayudarlos a usar puertos alternativos.

Según las autoridades portuarias de Abidjan, el comercio de mercaderías entre Costa de Marfil y países del Sahel se redujo drásticamente como resultado de las dificultades políticas, pasando de 1,4 millones de toneladas en 2002 a apenas 200.000 toneladas en 2003, lo que supone una caída de 85,4 por ciento.

Para Burkina Faso, el principal cliente extranjero del puerto de Abidjan, el comercio disminuyó de 27.719 toneladas en 2003 a 471 toneladas en 2002, lo que equivale a 94 por ciento.

En un intento por renovar los vínculos comerciales, a fines de julio algunos funcionarios portuarios comenzaron a celebrar reuniones en los países sin salida al mar que limitan con Costa de Marfil.

En declaraciones formuladas en Ouagadougou, el director del puerto de Abidjan, Marcel Gossio, observó que se reanudarán las escoltas para los convoys que viajan entre países del Sahel y puertos marfileños.

Quienes usan las carreteras de Costa de Marfil a menudo están sujetos a extorsión por parte de las fuerzas de seguridad, tanto soldados bajo control rebelde como efectivos leales al gobierno.

"Es mejor si el puerto de Abidjan nos permite realizar nuestras actividades en paz", dijo Seydou Samaké, importador maliense de combustible.

"Con Costa de Marfil (teníamos) muchas ventajas que la crisis interrumpió. Pero pienso que, con las últimas decisiones a tomar, consideraremos regresar allí", agregó.

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