CHINA-EEUU: Aliviando tensiones por normas de calidad

China y Estados Unidos acordaron medidas para mejorar la calidad de los alimentos y medicamentos que Beijing exporta, tras una ola de escándalos en torno a productos contaminados.

El entendimiento podría aliviar las tensiones entre ambos países, que son el mayor exportador y consumidor del mundo, respectivamente.

Beijing también mencionó cuestiones de seguridad alimentaria para bloquear el ingreso de productos estadounidenses, pero funcionarios y analistas en esta capital han considerado esa acción como una represalia por el rechazo en Estados Unidos de bienes de origen chino.

Funcionarios estadounidenses viajaron a Beijing, donde firmaron un acuerdo inicial para reforzar las normas de seguridad y asegurar el cumplimiento de las mismas, informó la agencia estatal de noticias china Xinhua el sábado.

Todavía no se conocen los detalles del texto acordado entre Beijing y altos funcionarios del Departamento (ministerio) de Salud y la Administración de Medicamentos y Alimentos (FDA, por su sigla en inglés).

Los dos países buscan "incrementar la cooperación y el intercambio de información" en temas de seguridad alimentaria y de medicamentos, dijo el secretario (ministro) de Salud de Estados Unidos, Mike Leavitt, en una declaración previa a la firma del acuerdo.

También, "y a pedido de las autoridades chinas, mejorar la capacidad técnica de los entes reguladores de ese país para asegurar que sus exportaciones se ajusten a las normas de calidad estadounidenses", agregó.

China ha mantenido negociaciones similares con la Unión Europea y Japón, como parte de un esfuerzo para apuntalar la confianza sobre la seguridad de sus productos.

Además, el Ministerio de Comercio chino informó el sábado que había confeccionado una "lista negra" de 429 exportadores que habían violado normas comerciales. La nómina incluye a dos fabricantes de alimento para mascotas, cuyos productos contenían aditivos químicos que fueron relacionados hace unos meses con la muerte de algunos animales.

El gobierno chino ejecutó el mes pasado a Zheng Xiaoyu, director de la Administración de Medicamentos y Alimentos con grado de ministro entre 1998 y 2005, condenado por corrupción. Las autoridades clausuraron más de 180 plantas productoras de alimentos y arrestaron a docenas de personas a quienes acusaron de fabricar medicamentos adulterados.

Beijing anunció asimismo cambios administrativos que apuntan a reforzar el control sobre los sectores agrícola e industrial, que se encuentran en proceso de rápida expansión y descentralización.

Las exportaciones chinas han estado bajo la lupa desde hace meses, cuando algunas personas murieron en Panamá, aparentemente a causa de medicinas contaminadas. La mayoría de los escándalos se produjeron desde entonces en Estados Unidos e involucraron una amplia variedad de productos, desde mariscos hasta dentífrico y juguetes.

Estados Unidos respondió bloqueando las importaciones. El mes pasado, la FDA prohibió el ingreso de algunas variedades de mariscos, con el argumento de que contenían antibióticos no autorizados.

Beijing también adujo razones de seguridad para suspender sus compras de pescado y cerdo a siete empresas estadounidenses.

China abastece más de la décima parte de las frutas y vegetales que se consumen en el mundo y aproximadamente la mitad del pescado criado artificialmente. También es un gran productor de aditivos para alimentos, medicamentos e instrumentos médicos, además de muebles y juguetes.

En Estados Unidos, las importaciones chinas son fundamentales para las empresas y consumidores que quieren mantener bajos sus costos.

La mayoría de las exportaciones chinas de alimentos y medicamentos se originan en pequeñas granjas y fábricas esparcidas por todo el país y reguladas por las autoridades locales. Funcionarios en Beijing han manifestado que se requiere un mayor control por parte del gobierno central para garantizar la uniformidad de las normas de calidad.

Sin embargo, funcionarios y académicos citados en el sitio de Internet del gobierno chino manifestaron que sus socios comerciales utilizan una "doble moral" para proteger a las empresas del mercado interno. Piden, afirmaron, que los productos importados se ajusten a normas de calidad que no se exigen a los fabricantes locales.

También aseguraron que los problemas con las exportaciones chinas fueron exagerados para apaciguar a los defensores de políticas proteccionistas en Estados Unidos y reclamaron medidas de cooperación internacional para mejorar los niveles de seguridad. Existen productos contaminados en todo el mundo, remarcaron.

En los últimos 12 meses, la FDA rechazó 1.901 cargamentos de alimentos y cosméticos provenientes de China. En el mismo periodo, rechazaron 1.787 que llegaron de India y 1.560 de México.

La FDA también bloqueó el ingreso de importaciones de naciones desarrolladas, entre ellas Dinamarca.

Los fabricantes estadounidenses no han sido inmunes al escándalo. El año pasado, casos de intoxicación con alimentos fueron vinculados con espinacas, cebollas y manteca de maní producidas en Estados Unidos. El mes pasado, una compañía del occidental estado (provincia) de California retiró del mercado unas 75.000 toneladas de carne para hamburguesas, que no era apta para el consumo humano.

Estos casos llamaron la atención sobre los problemas de las regulaciones locales. La semana pasada la FDA dijo que había descartado sus planes de cerrar siete laboratorios en distintas partes del país.

La FDA tomó esa decisión después de que críticos en el Congreso legislativo y asociaciones de consumidores dijeran que la medida sería un duro golpe para un sistema de control que está luchando para impedir que productos inseguros lleguen a los consumidores.

Una comisión de alto nivel ha sido encargada de la tarea de encontrar formas de mejorar los controles. Mientras tanto, los países en desarrollo y los socios comerciales de Estados Unidos continúan manifestando sus propias preocupaciones sobre la calidad de las exportaciones de este país. México, entre otros, cuestionó el uso generalizado de especies agrícolas modificadas genéticamente. Corea del Sur y otros compradores rechazaron carne estadounidense por temor a la enfermedad de la vaca loca.

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