ÁFRICA OCCIDENTAL: Productores rurales de mal en peor

La emigración de productores ganaderos de Burkina Faso hacia Costa de Marfil causa conflictos por la tierra y el agua con los agricultores de este país, que suelen terminar en violencia.

Sin pasturas para alimentar el ganado ni agua, y con más de 50 animales muertos, quedarse en Burkina Faso ya no era una opción para Samba Diallo.

"Si no hubiera abandonado mi aldea, Dori, en el norte de Burkina Faso, habría perdido todos mis animales", dijo a IPS.

Como otros criadores de su país —y también de Malí y Níger—, hace cuatro años Diallo emigró hacia el sur, a Costa de Marfil, estableciendo un nuevo hogar en la septentrional aldea de Dikodougou, con más de 1.000 cabezas de ganado vacuno y 500 de ovinos.

"La naturaleza es mucho más indulgente" en Costa de Marfil, aseguró. Pero no ocurre lo mismo con sus nuevos vecinos.
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Como muchos ganaderos emigrantes, Diallo terminó enfrentado con agricultores establecidos cuyas cosechas a menudo son destruidas por el ganado que se desplaza de un lado a otro. En el peor de los casos, estos desacuerdos pueden convertirse en conflictos mortales.

Diallo culpa de sus dificultades a los troperos que emplea para vigilar su ganado diciendo que ellos no siempre guían a los animales a pastar a las áreas dispuestas por los dueños de las tierras. Esto ocurre por pereza o por un gusto por la picardía.

Yaya Sekongo, otrora agricultor en Bada Farakoro, en el norte de Costa de Marfil, también experimentó problemas con los cuidadores de ganado.

"Una tarde, en medio de la cosecha de algodón, fuimos invadidos por el ganado. Los animales comenzaron a comerse el algodón sin que ningún tropero hiciera nada por evitarlo", relató a IPS.

"Llamé a uno de ellos y él me prohibió, en tono amenazador, que tocara a sus animales. Comencé a perseguir al ganado. Entonces, los troperos sacaron sus machetes y se inició una pelea", continuó.

Tres de los niños y trabajadores de Sekongo resultaron seriamente heridos en el enfrentamiento, cinco años atrás.

"El incidente le fue informado al administrador local, que nos envió a los tribunales", recordó. Pero el propietario de los animales había regresado a su país, por lo tanto el asunto nunca fue enviado a juicio, agregó Sekongo, quien luego se vio obligado a buscar otra forma de vida.

Nawa Traoré y Lobèko Ouattara, dos esposas de agricultores, compartieron una experiencia similar cuando encontraron ganado alimentándose de sus cultivos en medio de la noche. Las mujeres echaron a los animales y amarraron a los troperos.

"Lo hicimos porque las acciones de los criadores de ganado tienen consecuencias perjudiciales para las vidas de nuestras familias", sostuvo Traoré.

Que el ganado liquide los cultivos puede representar la ruina, destacó Ouattara. "Las familias abandonaron la agricultura. Algunas han tenido que sacar a sus hijos de la escuela por falta de dinero para pagarla. Incluso se produjeron divorcios por la falta de alimentos", agregó.

Los tribunales no les dieron la razón a las dos mujeres: ambas acaban de completar su sentencia de seis meses en prisión.

Pero como los ganaderos son acusados de corromper a funcionarios para rehuir el pago por la destrucción de cosechas, los agricultores a veces toman la justicia en sus propias manos: capturan o matan animales, dijo Korono Silué, un cultivador de Kaouara, en el extremo norte de Costa de Marfil.

Él no cree que los troperos sean los únicos culpables de que los cultivos se conviertan en zonas de pastoreo.

"Nosotros acusamos a los troperos de estar en la raíz de los conflictos entre los ganaderos y los agricultores, pero en realidad ellos actúan con la bendición de su jefe, el dueño del ganado, que les pide que conduzcan a los animales a áreas donde hay plantas, para que los animales se alimenten", aseguró.

Silué también tiene otra cuenta que ajustar con los ganaderos, a los que acusa de no pagar todo el dinero que deben por el uso de reservas de agua de la aldea.

A menudo se les pide que paguen unos 20 centavos por cabeza de ganado, y ese dinero se destina al mantenimiento de represas.

Aunque inicialmente los ganaderos efectúan esos pagos, dejan de hacerlo luego de unos días. Entonces los comités de la aldea que son responsables por las fuentes hídricas los rastrean, dijo Silué.

El parlamentario Abou Coulibaly Nibi, de la septentrional localidad marfileña de Korhogo, dijo que los cultivadores deben estar vigilantes con el ganado, y alertar a las autoridades ante cualquier movimiento no autorizado de productores ganaderos.

También abogó por acelerar el proceso de compensaciones, para asegurarse de que los ganaderos sean menos capaces de evadir el pago de los daños provocados por sus animales.

Pero Nibi también aportó una nota de pragmatismo, diciendo que la migración de cultivadores es un fenómeno que ya lleva mucho tiempo y al que será difícil poner fin completamente.

"El ganado continuará inundando Costa de Marfil cada año. Nosotros simplemente deberíamos limitar la intensidad de los conflictos armados entre los ganaderos y los agricultores, dado quien cultiva siempre tendrá necesidad de los animales, y el propio ganadero también necesitará de los productos del cultivador", afirmó.

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