MÚSICA-BALCANES: Armonías separadas por la guerra

La capital de Serbia y la septentrional ciudad de Novi Sad se convirtieron en polos multiétnicos de la región de los Balcanes con motivo de la realización de espectáculos musicales.

Miles de jóvenes inundaron la segunda semana de este mes las calles de Novi Sad, 70 kilómetros al norte de Belgrado. La mayoría de ellos se encaminaba hacía la ciudadela de Petrovaradin, con vista a toda la ciudad, donde se desarrollaron los espectáculos en unos 20 escenarios.

Miles de fans se ubicaron en unas 8.000 tiendas de campaña en la "ciudad tienda" de Novi Sad. La capacidad locativa de hoteles y domicilios particulares se vio colmada.

"Hubo unos 50.000 visitantes por noche", declaró a la prensa el gerente de EXIT, Bojan Boskovic, en Novi Sad. "Además de todos los que llegaron desde todas partes del país, estamos muy contentos de recibir a nuestros vecinos", añadió.

A juzgar por las multitudes, parecería que la antigua Yugoslavia, escindida tras las guerras de los Balcanes en la década de los 90, volvió a unirse.

Grupos de jóvenes bosnios musulmanes, croatas, macedonios y eslovenos deambularon por las calles de Novi Sad.

"Vengo aquí a escuchar buena música, como todos los años", dijo a IPS Bostjan Mrak, un ingeniero de 25 años de Ljubljana, capital de Eslovenia. "Además de la música, me gusta hablar con los jóvenes de la región, ¡tenemos tantas cosas para decirnos!", remarcó.

La desintegración de la antigua Yugoslavia hace unos 16 años no sólo significó guerras sangrientas que se cobraron al menos 100.000 vidas. También implicó el fin de los vínculos entre las ex repúblicas, incluidas las líneas telefónicas y la prohibición de viajar.

Desconfianza, temor y odio prevalieron durante años, pero las relaciones mejoraron después de 2000 con la partida de los líderes que encabezaron los enfrentamientos de los 90.

Los organizadores de EXIT dijeron en 2000 que su objetivo era reunir personas, en especial la juventud de la antigua Yugoslavia. Y ese sigue siendo su propósito.

"Depende de nosotros, los jóvenes, reparar los daños", señaló a IPS Cane Mitevski, un joven de 23 años, de la occidental ciudad macedonia de Gostivar. "No debemos permitir que sigan en pie las barreras. Vivimos en la misma región y todos tenemos el mismo futuro, Europa", añadió.

Trajan Ionescu, de 25 años, de Rumania, y Stojan Bordzev, de 22 años, de Bulgaria, compartieron tienda de campaña con dos ingleses que se presentaron como Rory y Adrian, de la meridional ciudad británica de Oxford.

Además Rory y Adrian esperaban a sus amigos de Nueva Zelanda.

"Para ellos va a ser increíble estar aquí", señaló Rory. "Ellos creen que sigue la guerra y que necesitan chalecos antibalas. No entendían nada cuando les dijimos que venían The Rolling Stones".

El concierto de la mayor banda de rock and roll del mundo en actividad trajo la mezcla a Belgrado. Croatas, eslovenos y macedonios deambularon por las calles de la que fuera su capital desde las primeras horas de ese día.

"Nunca pensé vivir esto", señaló Senad Smajcevic, de 46 años, de Sarajevo, capital de Bosnia Herzegovina. Senad sobrevivió el salvaje sitio de tres años y medio a su ciudad natal bajo el predominio de los serbo-bosnios en los 90.

"Belgrado fue la palabra que más odié durante años. Pero cedí cuando escuché que venían los 'Stones'", relató.

The Rolling Stones actuaron en la antigua Yugoslavia en 1976. Luego, en 1998, tocaron en Zagreb, capital de Croacia. Pero muchos serbios se lo perdieron porque necesitaban visa para ingresar a ese país.

Ahora las cosas cambiaron. Muchos croatas vinieron a Belgrado.

Había automóviles con placas de diversas ciudades croatas como, Zagreb, la centra ciudad costera de Zadar o la meridional de Dubrovnik, bañadas por aguas del mar Adriático, estacionados por toda Belgrado. Muchos de los visitantes tenían más 30 años, 40 y algunos hasta 50 años. Incluso hay gente que llegó con sus hijos adolescentes.

"No vengo a Belgrado desde 1989", dijo a IPS Igor Tvrdanovic, de Zagreb. "La gente enseguida reconoce mi acento croata, pero no parece importarles", señaló.

Tvrdanovic fue al concierto con amigos que no veía desde aquel año. "Estoy contento de que nuestra amistad haya sobrevivido después de todo", añadió.

Historias como la de Igor se repitieron varias veces el día del concierto en la céntrica calle comercial de Knez Mihajlova.

"Es estupendo ver a toda esta gente reunida", señaló la joven comerciante Tanja Vasic, de 25 años. "Lo más interesante es que tenemos un montón de cosas en común. El idioma no es un problema, ya sea serbio, croata, bosnio o cualquier otro. Es hora de dejar nuestras diferencias atrás", remarcó.

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